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1 Semana después

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1 Semana después

Riki se encontraba tirado en el suelo, admirando lo hermoso que se encontraba el cielo y las nubes. El azul del cielo se extendía sin fin, decorado con esponjosas nubes blancas que parecían algodón de azúcar a punto de derretirse en su boca. El sol dorado se filtraba a través de las hojas de los árboles cercanos, creando patrones de sombra en el suelo.

Soltó un suspiro al ver a los niños alejarse de él para ir a jugar al fútbol. Sus risas llenaban el aire y se mezclaban con la música de la fiesta. Las risas infantiles eran como pequeñas melodías que le recordaban la alegría de la infancia.

Se encontraba en una fiesta de cumpleaños de un niño a punto de cumplir 10 años, cuya madre lo había contratado para la ocasión, como animador. El jardín estaba decorado con globos de colores vibrantes, y una larga mesa cubierta de delicias esperaba a los invitados. El bullicio y la emoción llenaban el ambiente, creando una atmósfera de celebración.

Se levantó y se dirigió hacia una mesa donde había dejado su botella de agua. El agua estaba fresca y revitalizante, como un alivio para su garganta reseca. Dejó sus lentes sobre la mesa, sintiéndose liberado por un breve momento de la prisión que eran sus anteojos.

Tenía mucha sed y el calor no ayudaba. El sol brillaba en el cielo despejado, enviando rayos ardientes que hacían que el calor fuera casi sofocante. El sudor perlaba su frente mientras bebía, agradecido por el alivio que el agua le proporcionaba.

Estaba a punto de volver a la fiesta cuando algo, o mejor dicho, alguien llamó su atención. En medio de la multitud de invitados y niños, vio de lejos a su persona favorita, Kim Sunoo. El chico de cabello oscuro destacaba entre la multitud con su encanto natural y su sonrisa brillante.

Kim Sunoo estaba parado a pocos metros de distancia, observando la fiesta con una sonrisa en el rostro. Su presencia irradiaba una especie de luz especial que atraía la atención de todos a su alrededor, incluyendo la de Riki.

Riki sonrió, incapaz de evitarlo. Había algo en Sunoo que lo había atraído desde el momento en que lo vio por primera vez.

—¿Qué hace él aquí? —murmuró para sí mismo, frunciendo el ceño confundido. Su mente se llenó de preguntas mientras intentaba comprender la conexión entre Sunoo y la fiesta.

El pelinegro hablaba animadamente con el niño que estaba de cumpleaños, su rostro iluminado por la felicidad del momento. Riki observaba con curiosidad, tratando de entender el vínculo entre Sunoo y el niño.

Cuando terminaron su conversación, Sunoo desvió su mirada hacia él y se dio cuenta de su presencia, parpadeando en sorpresa. Riki se acercaba, pero en ese momento alguien llamó al pelinegro, interrumpiendo su encuentro.

Soltando un suspiro, regresó a la fiesta buscando a los niños que estaban jugando al fútbol. Les preguntó si podía unirse a ellos, y ellos aceptaron de inmediato. La alegría de los niños y la energía del juego lo ayudaron a distraerse por un tiempo, pero su mente seguía regresando a Kim Sunoo.

Grape Boy ๑ 𝘀𝘂𝗻𝗸𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora