Anónima

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Camila POV





Por motivos de trabajo he viajado a una ciudad nueva para mí. Solo estaré en ella un día. Mañana a la tarde saldrá el tren de regreso a mi casa. Eso significa, que tengo toda la noche libre y no me apetece para nada dormir. Así que, seguramente hoy vaya a la caza de nuevas aventuras. Son las 18:00 de la tarde, acabo de llegar al hotel después de un día intenso de reuniones.
 
Me resulta excitante esta sensación de libertad que me provoca estar sola, en una ciudad donde no conozco a nadie y nadie me conoce a mí. 
Decido darme una ducha, me enjabono disfrutando de mi cuerpo, estoy muy caliente, tanto como el agua que recorre mi cuerpo desnudo. Estoy más que caliente, puedo incluso notar las pulsaciones en mi entrepierna.
 
Esta noche soy libre. Esta noche es solo para mí. 
 
Me pongo un vestido de tela fina y ligera. Es verano, la temperatura es agradable, y la libertad de la situación me anima a ir sin nada de ropa interior. Puede que sea un riesgo, ya que, mi sexo está como un volcán en erupción y eso que aún no he visto a nadie interesante. Me paseo por la ciudad, está ambientada. Hay personas de todas las edades caminando, que vienen de compras o simplemente pasean al igual que yo.

Comienza a caer la noche. Y de repente dos personas salen de un local cercano. Al abrir la puerta, se escucha de fondo una bachata. Mmmm interesante, bachatas en una ciudad libre y anónima.

Aunque no se me da muy bien bailar, me animo a entrar empujada por la necesidad de aventuras. Mi sexo vuelve a palpitar. Decido entrar y me siento en la barra con una copa, sola, sin nada de ropa interior y ardiente como un volcán. Pero hoy voy a ser selectiva, hay muchas personas atractivas por aquí, quiero elegir bien. Y mi misión es que el o la, elegido o elegida, me recuerde como el mejor revolcón anónimo de su vida. 

De repente, me encuentro frente a una muchacha de muy buen ver, que me invita a bailar. No rondará los 30 años. Lleva una camisa abierta, es de piel pálida, pelo largo, pero bien peinado y una sonrisa de infarto. Por no hablar de sus ojos, que son verde esmeraldas… y su mirada penetrante. Me tiende su mano y me pregunta: 
 
     - ¿Bailas?
 
Me pregunta con seguridad, mirándome a los ojos, sin pestañear. Le digo que sí y dejo que la noche me sorprenda. 

Me coge de la mano y en los primeros pasos me pega a ella. Me coloca en la zona más oscura de la pista, a ello sumado, que solo hay pocas luces que iluminen algo la discoteca. 
 
- Te dejas llevar muy bien.- Me susurra al oído.
 
¡Qué voz tan sensual!
Su olor es una mezcla entre limpio y perfume de mujer que me resulta muy sexy.  Me ha erizado la piel y ahora mismo siento como un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Creo que esta noche ha comenzado mejor de lo que esperaba.

Sigo bailando entre sus brazos, y en un movimiento a ritmo de la música me gira, y pega su miembro en mi trasero. ¡Dios que miembro!, siento cómo su erección va creciendo acompañada de mi movimiento de cadera. ¡Y me encanta! 
Continúa el baile fusionándonos y pasa sus manos por mi escote en dirección a mi sexo,  parando a la altura de mi pelvis. 
 

- Creo que he descubierto tu secreto.  No llevas ropa interior. - Me afirma con una sonrisa traviesa.

 
-  Tengo más de un secreto.
 

- Tendremos que bailar más para descubrirlos. - Me  susurra mientras sus labios rozan mi lóbulo.

 
Mi sexo está en ebullición, me recorre una gota de rebosante lujuria por la pierna. Voy a explotar. Me vuelve a dar la vuelta e introduce suavemente su pierna entre las mías, y me mueve al ritmo de la música. Tengo todo mi sexo desnudo apoyado en su pierna y cada movimiento me lleva a la locura. Mi boca está pegada a su oreja, y pequeños gemidos provocados por los movimientos se me escapan.
 

Relatos Eróticos (LaurenGiP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora