Capítulo 2

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NICOLA:

Estamos en un silencio algo incómodo hasta que llega la mesera a tomar nuestra orden, de reojo veo como disimuladamente se acomoda las tetas y pone una sonrisa coqueta.

—¿Ya decidieron que van a pedir?

Skyler la mira frunciendo el ceño, lo que me hace sonreír. Mi chica está celosa.

—Quiero lasaña, y emm... la tarta de frambuesa, un mouse de chocolate, también galletas de chocolate con helado y... oh también el pastel de tres leches, gracias.

Ni siquiera me sorprendo por eso, se que adora los postres, además ya descubrí a donde va todo lo que come... directamente a su culo, así que por mi que coma lo que se antoje, la querré esté como esté.

—Yo solo quiero la especialidad de la casa, también trae champán.

Sale disparada hacia la cocina y en un rato vuelve con nuestra comida, me doy cuenta que de su bolsillo trasero saca un papel y ya veo lo que viene.

—Mira chica, ni siquiera intentes darme eso, tengo novia y no quiero a nadie más que a ella, así que piérdete.

—Oh... lo siento señor, pero no era para usted— se encoge de hombros y se gira en dirección a Skyler— Si te aburren los penes llámame, preciosa.

Ella se sonroja y la chica se da la vuelta no sin antes guiñarle un ojo ignorándome por completo.

—¿Qué acaba de pasar?— pregunto como idiota.

—Me acaban de invitar a follar— ríe nerviosa.

—Más te vale que votes ese papel inmediatamente, Skyler.

—¿Por qué?— se burla.

—No me sigas provocando, duende, mi paciencia tiene un límite y no lo quieres cruzar.

—¿Y qué harás? ¿Matarme?

—Claro que no— digo empezando a comer tranquilamente —Te follare en frente de todos para que quede en claro a quien carajos le perteneces.

Mira hacia los lados y cuando se da cuenta de que algunos de los guardias están cerca se vuelve a sonrojar.

—Aprende a cerrar la boca, Nicola— espeta y yo solo río.

El resto de la velada es agradable, no me vuelve a insultar y eso ya es un gran avance en nuestra relación.

—Ya es tarde— murmuró viendo la hora en su teléfono.

—Tienes razón, mañana tienes universidad— asiento empezando a levantarme— Ordenaré que traigan tus cosas.

—¿Mis cosas?

—Si, así nos ahorramos el tener que ir mañana temprano por ellas— me encojo de hombros.

—Espera... ¿Piensas que me quedaré en tu casa?— ríe y yo la miro con el ceño fruncido.

—¿En dónde más sino?

—En MI casa, Nicola— sigue riendo— Fui bastante indulgente al venir aquí en contra de mi voluntad pero esto no está en discusión que lo sepas.

—Pero pensé que...

—Bueno pensaste mal— me interrumpe— Ahora llévame a mi casa.

Refunfuñando como un puto crío empiezo a salir del lugar, el camino en sí es silencioso ya que solo hablamos de cosas triviales, cuando llegamos a su edifico la acompaño hasta la puerta.

—Nos vemos mañana en la mañana, duende— digo antes de tomarla del cuello y robarle un beso para luego salir casi corriendo a mi auto.

—¡Idiota!— grita, pero antes de subir logro ver si sonrisa.

Atrévete a QuerermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora