Capítulo 26

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SKYLER:

En cuanto subo al auto las lágrimas nuevamente me asaltan aunque cuando el ruso sube minutos después hago todo lo posible por detenerlas, me da una breve mirada y luego se enfoca en su teléfono ignorándome por completo.

—¿Por qué decidiste ayudarme? —inquiero luego de un rato de absoluto silencio.

—Razones egoístas de las que no me avergüenzo.

—Oh, bueno...

La comisura de su boca se levanta levemente y por fin levanta la mirada, sus ojos me evalúan con diversión y algo de malicia.

—Si estás pensando que soy una buena persona quitate la idea de la cabeza —dice— Nicola en algún momento me deberá un favor, es difícil obtener uno de él y en un futuro me puede beneficiar. Te podrás quedar en mi casa el tiempo que consideres necesario, como me caes bien si no quieres que Nicola ingrese a mi propiedad mientras te hospedas ahí te concederé el favor pero no esperes mucho más de mí.

—No te preocupes no lo hago —resoplo— Solo quiero salir de aquí y si tú eres mi única opción la tomaré.

—Ya veo por que le gustas.

Luego de eso no nos dirigimos la palabra nuevamente, llegamos al aeropuerto y el viaje es igual de silencioso, no es que me queje, lo menos que quiero hacer ahora es hablar. Solo quiero una cama y ahogarme en autocompasión por un buen tiempo.

Finalmente llegamos a su casa y para mi asombro es una completamente distinta a la que visité la vez pasada, ve mi confusión así que tiene la amabilidad de sacarme de mi estado de ignorancia.

—La otra no era mi casa, en realidad solo la utilizo para atender a mis invitados —admite, para luego guiñar un ojo— Espero guardes mi secreto.

Para ser sincera se ve bastante amenazador así que trago fuerte y le doy un leve asentimiento, creo ver una sonrisa pero se da la vuelta tan rápido que no puedo estar del todo segura. Me guía por la casa como ya es bastante tarde me muestra de manera rápida la casa.

—Esta será tu habitación —dice— La mía está en la otra ala, pero no vayas ahí nunca... a menos de que te estés muriendo. 

Casi suelto una carcajada por lo serio que se ve diciendo aquello, pero cuando él no ríe veo que habla completamente en serio. Me da un último asentimiento y desaparece por las escaleras. 

Me adentro en la habitación y es como si por fin me pudiera liberar, suelto todo lo que tengo y me dejo caer en el suelo cuando la ola de recuerdos me asalta. Todo regresa a mi y el dolor en mi pecho se incrementa. Yo lo amaba, lo amaba...

—Nos íbamos a casar —grito tirando a la pared lo primero que se me atraviesa.

La imagen de esa mujer se instala en mi mente y sacudo la cabeza rápidamente, no quiero creer que sea cierto, en verdad no quiero. Pero todo tiene tanto sentido, las salidas, las llamadas, los mensajes...

Me tiro en la cama agotada intentando conciliar el sueño pero doy vueltas y vueltas por varios minutos sin poder lograrlo, suspirando me encamino a la maleta y saco una de las sudaderas de Nicola que guarde. Su aroma entra por mis fosas nasales y la abrazo tirándome nuevamente en la cama, no tardo tanto en caer en un profundo sueño, uno en donde todo es paz y del que no quisiera despertar.

Entre sueños siento como me sacuden con fuerza y con lentitud intento abrir los ojos, la cara de Dimitri aparece frente a mi, aunque un tanto borrosa.

—Tienes que levantarte a comer —ordena.

—No tengo hambre —susurro arropandome más en la cama— Me levantaré un poco más tarde, gracias.

—Has estado dormida casi un día. Estás bajo mi responsabilidad, no puedo permitir que te mates de hambre.

Atrévete a QuerermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora