Capítulo 30

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SKYLER:

Luego de enfrentar a Dimitri estuve un buen rato con Gia ya que se había estado sintiendo mal desde la noche anterior. La dejo en su cama y voy a mi habitación un momento, pero no pasan ni cinco minutos antes de que Kayra irrumpa apresurada en el cuarto.

—¿Qué pasa? 

—Es Gia —dice asustada— Está sangrando mucho, el doctor dice que va a tener que practicar una cesárea de emergencia.

Me encamino enseguida a su habitación y me encuentro al doctor y a varias de las enfermeras preparando el lugar. Me acerco a Gia y le ofrezco mi mano que no duda en tomar con fuerza.

—Prométeme que lo cuidarás como si fuera tuyo —solloza— Mi bebé no tiene la culpa de nada, por favor... Sé que pido mucho, pero por favor, trátalo como si fuera tu hijo.

Me quedo momentáneamente aturdida ante el título.

Mi hijo...

—Será el niño más feliz —prometo aun un poco turbada, mientras acaricio con suavidad su mano— Estará bien, lo prometo.

—Nicola siempre me hablaba de ti ¿sabes? —dice mientras hace una mueca cuando las enfermeras la acomodan un poco— Este poco tiempo sé exactamente porqué se enamoró de ti, eres... eres como un ángel.

—No te agotes más, necesitas ser fuerte.

—Tendrá que salir señorita —dice el doctor— Ya vamos a comenzar.

—Permitan que se quede —suplica Gia— No quiero pasar por esto sola, por favor.

Miro al doctor y luego de unos segundos da un leve asentimiento, una de las enfermeras me prepara y en poco tiempo estoy sosteniendo la mano de Gia mientras comienza la cesárea. 

Cuando empiezan a cortar y la sangre no para de salir tengo que apartar la mirada, solo me centro en secar el sudor de su cara, murmurar palabras de aliento y dejar que me apriete con fuerza la mano.

 Aproximadamente una hora después escucho un llanto, sonriendo levanto la vista y veo a la cosita más pequeña del mundo en las manos del doctor, lo acercó al pecho de Gia y ayudo a que lo acomode con cuidado.

—Hola, Matteo —susurra, mientras le da una leve sonrisa, lágrimas corren por su rostro y debe estar agotada pero mira con tanto amor a su hijo que me rompe el corazón.

De pronto cierra los ojos y las máquinas empiezan a sonar, el doctor se levanta a examinarla enseguida y  le da el bebé a una de las enfermeras, ella se lo lleva al otro lado de la habitación seguramente a limpiarlo y esas cosas. Me giro nuevamente para ver a Gia pero me encuentro con el doctor que niega levemente con la cabeza.

—Pasó lo que ya habíamos previsto, su cuerpo estaba muy débil —dice con pesar— Ella falleció.

Una lágrima se desliza por mi mejilla y me acerco para tomar con suavidad su mano ahora más fría.

—Descansa en paz —susurro— Lo cuidaré y amaré como si fuera mío.

La cubren con una sábana blanca y más lágrimas caen por mis mejillas, una enfermera se me acerca y me sonríe con amabilidad.

—El bebé sorprendentemente nació en perfectas condiciones —informa— Su tamaño y peso son los adecuados, si gusta puede verlo.

Asiento y me acerco a la cuna en la que está llorando, es simplemente el bebé más hermoso que he visto. Tomo su mano y luego con cuidado lo alzo en mis brazos acunandolo en mi pecho, me paseo un poco con él y su llanto cesa completamente luego de unos minutos. Lo dejo con cuidado nuevamente en la cuna y para mi sorpresa tiene los ojos abiertos, son de un color azul bastante oscuro y se me aprieta un poco el pecho al pensar que pueden ser del mismo color que Nicola.

Atrévete a QuerermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora