Capítulo 1

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Actualidad.

NICOLA:

—¿Quieres algún café o dulce antes de entrar, mi amor? —pregunto mirándola de reojo.

—No— dice mirando la ventana.

—¿No necesitas nada? —insisto con una sonrisa que roza lo inocente.

—En realidad si— espeta y por fin me mira— Que me dejes jodidamente tranquila de una vez por todas, gracias.

—Oh, bueno creo que eso no se podrá— finjo una cara de decepción para luego reír— Tengo que asegurarme de que estés a salvo, duende, no te puedo dejar andar por ahí desprotegida.

—No, no tienes que hacer nada porque ya no estamos... — se detiene y suspira intentando tranquilizarse— Olvidalo, todos los días es lo mismo y ya estoy cansada de repetirlo todo el tiempo, Nicola, quiero creer que no eres tan idiota pero cada día me demuestras lo contrario.

—Yo también estoy cansado— digo y apreto con fuerza el volante— Cansado de que aún no aceptes que no me voy a rendir contigo, porque esa es la realidad Skyler, grabatelo en la jodida cabeza.

—¡Hemos estado separados por más de un año, Nicola!— estalla— Creo que tú eres el que tiene que grabarse en la jodida cabeza que todo terminó.

—No lo haré nunca—gruño— ¿Y sabes por qué?

—Iluminame, por favor.

—Porque si todo hubiese terminado tú no hubieses estado hace unos meses e incluso semanas atrás gimiendo mi maldito nombre en mi puta cama.

—Solo fue sexo— dice y veo como sus mejillas se sonrojan. Simplemente adorable— Pero tranquilo que puedo busca...

—Atrevete a terminar la frase— aprieto la mandíbula y le doy una mirada fulminante— Y ambos estamos más que seguros que todo fue más que sexo.

—No puedes saber lo que pienso.

—Te conozco como la palma de mi mano, duende— río— Así que sigue intentando engañarte pero sabes muy bien que tengo toda la razón.

Se quedó callada el resto del camino y yo solo sonrió, al llegar fuera de la Universidad como todos los días le cierro la puerta y me bajo para abrirle.

—¿Enserio tienes que hacerlo siempre?— suspira.

—Claro que sí— me encojo de hombros— Vas a llegar tarde a tu clase y pronto tienes examen así que tienes que estudiar, aunque si tienes algún problema solo dime y le puedo hacer una visita al profesor.

—Nicola, amor, se que no eres la persona más normal que digamos pero ¿puedes al menos no estar amenazando de muerte cada dos minutos a cualquier persona?

—¿Amor?— repito sonriendo en grande.

—Yo no dije eso— niega rápidamente.

—Oh yo creo si, duende— río, ella me ignora comenzando a alejarse y yo por supuesto la sigo— ¿No te piensas despedir de mi?

—Jodete, imbécil.

—Jodeme tu, amor— le guiño un ojo y luego la tomo suavemente del brazo— Nos vemos más tarde.

—No lo creo, idiota.

Riendo me subo al auto y salgo de ahí no sin antes por supuesto de asegurarme que entre y enviar el mensaje.

En unos veinte minutos estoy llegando a las afueras de la ciudad en una de mis fábricas abandonadas, nunca vengo pero esta vez valía la pena

—Están adentro, señor— informa uno de mis hombres, yo solo asiento.

Atrévete a QuerermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora