Nos acercamos a un auto blanco y para mi sorpresa un hombre corpulento como de unos cincuenta y tantos abre la puerta para que subamos. Subo primero, Eric a mi lado, Romeo da la vuelta, escucho que da indicaciones y finalmente sube.
- Nos vamos a divertir te lo prometo- dice Eric, tomando mi mano y entrelazando sus dedos con los míos.
- Confieso tener algo de miedo. Podrían ser asesinos. Que tengan chofer lo hace más sospechoso.
- Jaja. No somos millonarios asesinos. – dice con simpleza el rubio. - pero hace algo así estas más tranquila, mandale un mensaje a tu amiga diciéndole donde estas, igual prometo llevarte a tu casa en un rato. Eso hago en cuanto llegamos le mando un mensaje a Mai. "conseguí lo que quería. Te mando la ubicación por si me secuestran" seguido de la ubicación de donde nos encontramos, que para mi sorpresa es un hotel muy lujoso.
La respuesta de Mai me hace soltar una carcajada que ambos notan "no sé qué clase de hombre conseguiste si pensás que te va a secuestrar, pero contá conmigo. Avisame cuando estés en tu casa".
El auto estaciona en un garaje como si ese fuera su lugar. Los dos chicos hablan con naturalidad de cosas que no entiendo. Eric es más dulce, más tranquilizador, toma mi mano, me dedica algunas sonrisas. Romeo es más seco, pero a la vez provocador, si habla dice algo con doble sentido o con alguna connotación sexual, a su lado se respira sexo, eso es porque es extremadamente sexy, los dos lo son en realidad. Sigo caminando sin entender del todo como llegue a acá o precisamente a hacer qué. Subimos por un ascensor, que nos lleva a una habitación, ni siquiera nos anunciamos. Eso me hace notar que hacen esto con frecuencia o que quizás alguno de ellos viva acá. Entramos a una habitación lujosa decorada con detalles beige y dorado. Romeo tira todas sus cosas a una mesita y me hace señas para que le pase mi cartera, lo hago y también la lanza a ese lugar. Estoy comenzando a no saber qué hacer, a arrepentirme de no haber preguntado lo suficiente. No soy experta en esto del sexo casual, en realidad, nunca lo he tenido. Nunca he conocido a un hombre en un bar y en la misma noche terminar en su cama. Si soy una gran apasionada del sexo y me gusta realmente sentirme cómoda y sin tabúes al hacerlo, pero supongo que debería haber hablado un poco más antes de llegar a esta situación. Cuando estoy a punto de arrepentirme y salir corriendo Eric me toma de la cintura.
Sus grandes manos a propósito se posan en mi cintura, debajo de la blusa, haciendo contacto con mi piel. Pero no es lo único, en el momento que levanto la vista, me encuentro con sus hermosos ojos verdes que me miran con una expresión inexplicable de deseo. Muerdo mi labio inferior y parece ser su señal porque se acerca y me besa. No lo hace de manera dulce y suave, sino extremadamente pasional. Su lengua recorre mi boca, me adapto rápido a su ritmo y confieso que me encanta sentir su boca en la mía. Sus labios carnosos y su lengua suave hacen estragos en mí. En ese momento siento las manos de Romeo tirando del moño de mi blusa. Lo desarma y me quita lentamente la camisa, mientras lo hace recorre mi espalda con besos, hasta llegar a mi hombro. En ese momento se detiene y junta mi cabello con sus manos, como si quisiera recojermelo. Entonces se adentra a mi cuello. Su respiración agitada y sus besos en mi cuello son todo lo que necesito para enloquecer.
Nunca he vivido algo así. Parece que mi sistema nervioso colapso totalmente. Siento un ardor recorrer mi espalda, bajo la medula para concentrarse justamente en mi zona intima. Siento una descarga de energía allí mismo. Soy consciente que estoy muy caliente. Puedo sentir como solo con besos estoy completamente loca y lista para la acción. ¡Yo que soy la reina de los juegos previos! Yo que soy muy exigente y no me gusta el sexo rápido y fugaz, en este momento sólo deseo llenarme de esa erección que siento rozar en mi abdomen. Las manos cariñosas de Romeo se encuentran con mis pechos. Los masajea, los estruja, le dedica atenciones especiales a la parte más delicada. Estoy delirando de lujuria. No me siento capaz de contenerme mucho más y realmente no puedo creer que tendré un orgasmo así: parada y solo con besos y suaves manoseos. Las manos de Eric acarician mi trasero y me acercan cada vez más a él como si quisiera tenerme pegada a él. Mientras más me acerca más siento su erección. Ahora también siento la de Romeo rozarme la parte baja de la espalda. Siento que necesito calmarme porque un orgasmo de esta manera a escasos cinco minutos de empezar seria vergonzoso. Quizás al pensar eso mis mejillas se enrojecieron de más. Los ojos verdes se clavaron en mí.
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MESA PARA TRES
RomanceEsta no es una típica historia de amor. Quizás lo único típico es la manera en que se aman los personajes. Se trata de un momento en la vida donde el amor golpea las puertas y los protagonistas deben replantearse todo lo que son, conocen o impone la...