Capítulo 4

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Alan.

No tengo resaca, pero si siento algo pesado en mí. Quizás es la culpa. ¿por qué debería tenerla? Llego a la cancha donde jugamos todos los sábados. Algunos de nuestros amigos se les nota el trasnoche, el entrenador no va a estar contento con eso. Veo de lejos a Axel, se nota su buen humor, sé cuánto le gustan los partidos de los sábados. Saludo a todos y comenzamos a calentar para jugar. Es un torneo amateur de futbol, pero lo tomamos muy enserio, razón por la cual contratamos un entrenador. El equipo contra el que nos enfrentamos es uno de los más difíciles y sin embargo nunca nos han ganado.

El partido sin dudas estuvo duro, conseguimos el gol de la victoria un minuto antes del final, por lo que festejamos como si hubiéramos ganado el mundial. Ahora estamos relajados hablando del partido. Sé que debo hablar con Alex. Le hago señas y nos separamos un poco del grupo.

- te tengo que contar algo, y espero que no te enojes

- ¿Qué hiciste ahora? – se rie.

- Anoche fui a la casa de Carol.

- ¿Qué? – me pregunta con una expresión que no sé descifrar.

- Ya sé lo que vas a decir, y no tengo ni puta idea por qué, pero no dejo de pensar en esa mujer.

- No dejas de pensar en ella porque esta malditamente buena. –se rie. - ¿la viste?

- Salí a tomar algo con ella – veo su cara de asombro – y unos amigos de ella.

- ¿y después?

- Después nada, pero le pedí el número.

- ¿la vas a invitar a salir?

- No sé, quería hablar con vos. – durante unos segundos no habla, solo piensa mientras acomoda las cosas en su mochila.

- No me tenés que pedir permiso para invitarla.

- Lo sé.

- Te tengo que decir algo... yo tampoco me la puedo sacar de la cabeza.

- No sabes el vestido rojo que tenía anoche, estuve tentado de meterla en un baño y hacerle de todo en ese bar horrible al que fuimos.

- ¡que sucio! – se burla - ¿estaba linda?

- Preciosa.

- ¿sabes que es lo más loco? Que ni siquiera sé porque no dejo de pensar en ella. La verdad sólo fue bastante tímida, pero siento que estaba conteniéndose todo el tiempo.

- Sólo hay una manera de averiguarlo – le digo con astucia.

- ¿queres que los dos la invitemos? – me pregunta algo confundido.

- Si – levanto los hombros – tampoco es que quiero algo serio, sólo diversión. – más silencio. Puedo ver en su expresión que lo está pensando.

- Bueno dale. Preguntale si esta noche quiere salir con los dos hombres más lindos de la ciudad.

Volvemos al grupo y la charla vuelve a ser futbol. Nos decidimos por ir a un bar cerca a tomar unas cervezas y comer algo. Le escribo a Carol. No me contesta, aunque veo las tildes azules.

Dejo mi celular en la mesa tratando de no darle importancia. Suena y miro a Axel que tiene la mirada en mi. Lo abro. Mi cara de haberse transformado porque Axel se acerca.

MESA PARA TRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora