Dedicado a
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- Tu no crees eso, ¿Verdad? – le pregunté juntando mis manos sobre mis costillas, entrelazando los dedos entre sí. Y es que si no hubiera estado la pared de por medio, hubiera caído de espaldas y habría terminado en el piso por lo que mi abuela me acaba de contar. ¿Pauly enserio podía ser tan descarada como para insinuar que no habíamos tenido ningún "accidente", y que nos quedamos en medio de la carretera por gusto propio? En otras palabras, Pauly había dicho algo como "Lo de la llanta fue solo una excusa, querían pasar la noche juntos en un Hotel". Lo siento, yo no soy así de fácil, menos con Will, el cual parece notarme como una buena amiga, sin absolutamente ni una pizca de romanticismo. No lo culpo, si yo fuera él, tampoco me fijaría en mí.
- Ay, Nadi – suspiró mi abuela, mirando con cariño, casi burlándose de mí. Ella no podía creer las acusaciones de Pauly, porque entonces perdería la confianza en mí, ¿No? Me perdería la confianza por un suceso que ni siquiera había ocurrido, ni en los más lejanos sueños. Creería que la había engañado y que esa "amabilidad" de ofrecernos para ir a Conelly a comprar lo necesario para la florería era tan solo parte de nuestra conveniencia, cosa que era un rotundo No.
- ¿Ay Nadi? – pregunté imitando su tono de voz, y ella me miró con arrepentimiento. Entonces simplemente lo sospeché... ella creía que era verdad. - ¡No abuela! ¡No fue por eso! ¡No existe nada entre Will y yo!
- Ya, mi niña, no te alteres. – mi abuela se acercó a mi revoloteando sus manos, y me dio dos leves palmadas en la mejilla. – mira, no es que lo crea o no. Es que tú ya eres mayor, y tu nivel de madurez es superior al de muchas muchachas de tu edad. – sonrió, y suspiró. – puedo decir que eres más madura que Pauly, o hasta Ronny, y eso que ella ya es varios años mayor que tú. – ella tenía razón... yo dejé mis muñecas a los nueve años, y Ronny hasta los Doce. ¿Tres años de Madurez? Eso nos ponía en un nivel de edad bastante igual si nos poníamos a restar y sumar los años que le ganaba en cosas tontas como esa. Bueno, eso realmente no sirve de referencia. ¿Estoy loca? ¿Por qué comparo esto con muñecas? Ya, basta, Nadia. Respira.
- Sea como sea, no fue eso.
- Y no me importaría si lo hubiera sido. – fruncí el ceño. ¿Acababa de decir que le daba igual si había sido esa la razón o no? ¿¡Qué clase de abuela tengo!? – Will es un buen chico, y me agrada mucho. Me haría muy feliz que estuvieras con él, es noble, trabajador y sabe respetar. – sonrió cálidamente, mientras que sus pequeños ojos brillaban incandescentes. – si tu mamá estuviera aquí, ella te diría lo mismo. – me sostuvo con sus manos las mías, mostrándome su cariño. – Por supuesto, toma las decisiones correctas, Nadi. Sé que eres capaz de hacerlo, siempre lo has hecho. Si "una noche" fue la razón de su quedada en la carretera, entonces sé que fue porque tú lo quisiste, y porque analizaste la situación, siempre lo haces. Y si fue de hecho por una llanta ponchada, entonces también lo encuentro bien. – echó oxigeno por la boca, mientras que giraba su rostro hacia el horno. – Hoy cenaremos pollo a la naranja, con ciruelas. – sonrió de oreja a oreja, marcando sus infinitas arrugas a los bordes de sus labios. – vienen casi todos. Incluyendo a Pauly. – inconscientemente rodeé los ojos. No quería tener que verla y sonreír... y en cierto modo, también tenía asuntos pendientes con Isabella, ¿Mandarle la foto de Will cargándome en la playa a mí hermana? ¿Con qué derecho? ¿Por qué razón? Mi abuela chucheó y me dio una palmadita en mi mano, regañándome levemente. – Mantén buena cara, son familia al final de cuenta. La familia en Italia, lo es todo. Y, te recuerdo, ahora estás en el continente de la bota. – sonrió de nuevo, y me soltó caminando hacia la estufa. Sin decir una palabra más, ya que no encontraba que más decir, salí de la cocina y me dirigí al baño, para tomar una fuerte y relajante ducha.