15. Una cama para dos

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No me enteré en qué parte del viaje exactamente fue donde me quedé dormida, tan solo recordaba ir escuchando alguna canción de Elton John, y quedarme Dormida en el segundo coro de "Your Song."

Cuando tuve el descaro de volver a abrir los ojos, vi las luces anaranjadas que los postes de luz en las esquinas emanaban, y miré a Will, el cual silbaba la melodía de alguna canción. Miró de reojo, y me vio bostezar con pereza.

- ¿Dónde Estamos?

- Como a Una Hora de Nove. - yo asentí con la cabeza, mientras que miraba hacia el reloj; eran ya las 8:30 de la noche, y estaba obscuro, casi totalmente. No habíamos tenido oportunidad ni siquiera de comer, más que en aquel pequeño restaurante de la ciudad. Sentía como mi estómago rugía amenazando de comerse algún otro órgano vital de mi cuerpo si no lo alimentaba rápido. Muy, muy rápido.

Aquellos fueron mis últimos pensamientos, antes de notar unas luces brillantes a lo lejos por la carretera. Me senté de nuevo, acomodándome mejor en mi asiento, mientras que veía a Will como manejaba tan despreocupado. Eché otro vistazo a las luces, y vislumbré una gasolinera, así como una pequeña tienda, y hasta una refaccionaría, así como un pequeño Hotel de un solo piso, con luces a lo alto que decían "Good Sleep." me sorprendió que fueran palabras en Inglés.

- Hay que aprovechar para Cargar gasolina. - Comentó Will conforme avanzábamos en la carretera.

- ¡Perfecto! - Exclamé sonriente. - Aprovecharé para ver si compro algo en la tienda. – Will sonrió, mientras que se pasaba al carril lateral, mas al margen del camino cercado.

Cuando llegamos a la altura, entró a la Gasolinera, y detuvo la camioneta frente a uno de los monitores. Nos desabrochamos el cinturón, y ambos bajamos de la vieja Toyota.

Will sacó monedas de su bolsillo derecho, y fue hacia el panel para ingresar el dinero para la gasolina.

- ¿Quieres algo de la tienda? - pregunté.

- Tráeme cualquier cosa. - yo asentí, y crucé el pavimento yendo hacia la pequeña tienda de abarrotes que se encontraba al fondo.

Un hombre panzón y barbudo estaba detrás del Mostrador; el olor a nachos y hotdogs estaba presente detonado en el aire, mientras que los dobles estantes llenos de cosas estaban en medio del lugar, y Justo al fondo se encontraban los refrigeradores.

- Signorina Buonanotte.- habló el hombre apenas notó mi presencia, y me sonrió cálida y tiernamente.

- Buonanotte. - contesté sonriendo igual, mientras me adentraba a los pasillos. Decidí tomar unas papas fritas, un paquete de Panes (Conchas/Bombas), así como una leche con chocolate en vaso, agua, te, y también compré chocolates y gomas de dulce. Mi mamá siempre decía, que en un viaje mantuvieras al conductor comiendo cosas dulces y energéticas, para poderte dormir tranquila sin que el conductor quiera imitarte y termine dormido también.

El Hombre barbudo me cobró, y metió todas las cosas en una Bolsa de Papel. Le sonreí por última vez, y me despedí con un "Grazie" antes de salir del Lugar.

En el momento en que vi que Will estaba viendo la camioneta con extraña frustración, supe que algo estaba mal. Mantenía sus manos en sus costados cerrados con el puño, recargado en aquel pickup, mientras que miraba hacia el suelo. Pero cuando me acerqué lo suficiente, noté que No miraba exactamente al asfalto... Veía con atención la llanta, la cual estaba más que ponchada. Más de la mitad de la llanta estaba ya sin aire. Will levantó la mirada y me vio con ceño de preocupación, mientras que con sus ojos me preguntaba, ¿Y ahora qué?

Will abrió la puerta, con la llave de cobre que la recepcionista le entregó. La mantuvo abierta sosteniéndola con su brazo extendido sobre ésta misma, y me dejó pasar. Yo caminé hacia dentro de la habitación.

Después de percatarnos del hecho de que la llanta estaba a tres metros bajo tierra - La exagerada por delante -, Nos sentíamos perdidos, sin saber qué hacer. Llevábamos llanta de repuesto, pero cuando intentó ponerla, el "Gato" no funcionó como se hubiera debido, ocasionando que fuera un intento Inútil. Eran ya las 9:00pm, el momento en que supimos que teníamos solamente dos opciones: O Caminar en la obscura carretera por más de una Hora hasta llegar a Nove, o quedarnos en aquel pequeño establecimiento que llevaba como nombre "Hotel."

Fuimos con el encargado de la tienda a la que yo había ido, y nos dijo que la dueña del hotel era una dulce viejita que se encontraba allí, y que fuéramos con ella. Antes, claro, Will, con ayuda del señor panzón, movió la vieja pickup hacia el estacionamiento de la tienda... No podían dejarla en medio de la gasolinera.

Will y yo nos bajamos con nuestras pertenencias en mano - las pocas, - y fuimos donde el hotel. La viejita con olor a arándanos y nueces nos recibió sonriente, y nos dio una habitación sin ninguna clase de inconvenientes. Y ahora, estábamos en medio de la carretera, en un Hotel habitado por una señora, y un Gato, con solo 4 habitaciones, y quizás sin servicio de aire acondicionado... ¡Ja!

Entré a la habitación, y caminé hacia dentro. El piso era una total alfombra color caqui, las paredes de un feo papel tapiz de flores verdes, y una cama con un cobertor bastante sencillo y sin nada que mereciera resaltar. Me detuve, y aguanté la respiración, mientras que, casi paralizada, me daba cuenta de lo que estaba pensando... Había solamente Una cama. Una cama. Una cama para Will y para mí. Una Cama. ¿Una Cama? ¡Una Cama! Esa, sería una noche bastante larga...

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esto es por Gigi, pero como hoy actualicé, no tendrán capítulo hasta la próxima semana, mañana único clases so






Una escritora sin amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora