Prólogo

1K 47 14
                                    

¿Cuántos amigos tienes?

¿Desde cuándo se conocen?

¿Tienen un amigo especial al que conocen desde muy pequeño?

Yo sí.

Cuando tenía 5 años, mi papá me llevó al parque para pasar el rato. Yo estaba en la gran caja de arena que ahí se encontraba, construyendo todo un reino con toda esa arena. Tenia una pequeña aldea, un foso donde se encontraba una gran bestia y un gran castillo.

Me estaba divirtiendo bastante, hasta que vi este chico, un lobo de pelaje gris. Se estaba balanceando en los columpios, completamente solo. Miré alrededor, había tantos niños alrededor ¿Por qué estaba él solo?

Así que decidí acercarme a él. Y cuando estaba cerca, vi como el lobito levantaba la cabeza, y me miraba.

—Hola, soy Fox —le saludé con una sonrisa—. ¿Cómo te llamas? —Incliné ligeramente mi cabeza mientras preguntaba.

—W-Wolfer... —respondió el lobo, algo tímido.

—¿Por qué estás aquí solo? ¿No tienes con quién jugar? —le pregunté, realmente interesado en su situación.

—No, no tengo —respondió, y desvió la mirada.

—¿No te gustaría jugar conmigo? —le invité, mostrándole una de mis palas— Podemos construir castillos de arena juntos —Sonreí.

En el rostro del lobo una sonrisa apareció cuando dije eso. Y asintió con la cabeza. No pude evitar emocionarme.

—Genial, verás como nos vamos a divertir. Ya tengo un castillo, pero contigo podremos hacer uno más grande —lo tomé de la mano y lo llevé devuelta a la caja de arena.

Y fue así como conocí a Wolf. Al principio él era algo tímido, y no hablaba mucho. Pero no tardó mucho en abrirse conmigo. Empezamos a encontrarnos de vez en cuando en el parque. Y cuando empecé la escuela intermedia, empezamos a vernos mucho más seguido ya que Wolf empezaba a buscarme luego de la salida para acompañarme a casa.

Lamentablemente no estábamos en la misma escuela ya que él era 4 años mayor que yo, así que había una gran diferencia entre nosotros. Pero no me importaba.

Lo quería mucho, y él a mí. Muchas veces nos encontraríamos luego de la escuela para pasar el rato. Aunque mi padre no lo aprobaba. No sabía por qué, pero a papá nunca le agradó Wolf.

—Ese vago es solo una mala influencia para ti —argumentaba—. No quiero que se te peguen sus malos hábitos.

La única razón que encontraba era que Wolf no era muy buenos en clases. En muchas ocasiones íbamos a su apartamento para que le ayudara a estudiar.

—¡¿Pero quién habrá sido el maldito cabrón que quiso agregarle letras?! ¡Como si los números no fueran suficiente! —se quejó en una ocasión que yo lo estaba ayudando en una tarea.

—Vamos, no es tan dificil. Solo cancela el coeficiente con una división —le instruí.

—¿El qué?

—El coeficiente numérico. El número junto a la variable —Señalé el número junto a la X—. Este de aquí. Y luego resuelves multiplicando —Wolf miró el papel por unos segundos. Luego tachó un par de números y escribió otros—. No, no, no, no así.

—No entiendo ni una mierda... —suspiró, tapándose la cara.

—No, no, no. No te rindas —repetí mientras le sacudía levemente el hombro—. Yo sé que puedes —Y solté un suspiro.

Sabia que a Wolf le frustraba. Pero hice lo posible para ayudarlo y apoyarlo. Le hice promete cuando él empezó su último año que daría lo mejor para terminar la escuela. Pero mucho me sorprendí cuando me contó meses después que había dejado la escuela.

—¿Q-qué? ¿Por qué? —recuerdo cuestionarle cuando me dio la noticia.

—La escuela y yo no nos llevamos Fox. Tu lo sabes -respondió, levantando los hombros—. Solo estoy malgastando mi plata —Y con eso le dió una mordida a su hamburguesa doble.

—Pero si eres inteligente Wolf. Sé que tú puedes hacerlo —argumenté.

—No lo soy —suspiró—. Pero a tí sí te vendría bien. Tú eres un genio —Me señaló con una papita frita, antes de comérsela.

No puedo negar que estuve un poco decepcionado. Pero no le guardé rencor. Él no era una mala persona. De lo contrario, él siempre había estado para mí cuando lo necesitaba. Y siempre me defendía. Nunca olvidaré en día en la que me defendió de un chico que me molestaba a más no poder. Dejo al sujeto con el hocico partido, pero nunca se atrevió a meterse conmigo otra vez.

Con él fue que aprendí a conducir una motocicleta y andar por la ciudad sin perderme. Y por un tiempo trato de enseñarme a pelear, pero eso no me fue muy bien. Y también probé mi primera cerveza con él. Wolf me enseñó tanta cosas que nunca mi padre se hubiera molestado hacer.

Pero fue una noche, mientras él me llevaba a casa en su motocicleta, cuando me di cuenta de algo especial. Era feliz cuando estaba con él. Su voz, sus ojos rojos como la sangre, y su fuerza. Me sentia seguro con él. Y sentia que el tiempo nunca era suficiente cuando esta con él.

—¿Te pasa algo Foxie? —Su voz interrumpió mis pensamientos, y volví a la realidad. Estábamos esperando a que el semáforo cambiara a verde— Te noto pensativo.

—No, estoy bien —le sonreí.

—Bueno -dijo, volviendo a mirar hacia adelante, metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta—. Ahora que lo pienso, tu cumpleaños será en un mes, ¿no? —me dijo.

—Sí, así es —asentí.

—Mmm, van a ser 18 años ya —dijo, sonriendo picaramente—. Te llevaré a un antro para celebrar.

—¿Q-quieres que papá me mate? —rei nerviosamente con solo pensarlo.

—Solo bromeo —río Wolfer—. Aunque si quieres solo dime -agregó.

Le di un golpe en el hombro con fuerza. Wolfer soltó un ¡Oh! mientras se sobaba— ¡Solo bromeaba!

En ese momento el semáforo cambió. Me agarré fuertemente de la cintura de Wolfer, justo a tiempo para no caerme cuando Wolfer aceleró. Y empecé a sentir como el viento me pegaba ligeramente en la cara.

—Recuerdo que antes tenías miedo a caerte de esto —Apenas logre escuchar a Wolf burlarse.

—Aún le tengo miedo —le dije, agarrandome fuertemente.

—Si sientes que voy muy rápido avísame —avisó.

Pero unos pocos minutos después ya estábamos parando frente a mi casa. Me bajé y saqué las llaves para abrir la casa. Mientras Wolf se quedó abajo y me miraba.

—Entonces, ¿qué quieres hacer para tus 18? —preguntó— Hay que hacer algo especial Fox.

—No sé —respondí mientras abría la puerta. Y luego dirigí la mirada a él—. Todo depende si papá no me va a tener encerrado todo el día —le dije.

—Ay por favor. Vas a cumplir 18, deberías decirle que deje de tratarte como si tuvieras —gruñó.

Me encogí de hombros— ¿Qué puedo hacer?

—Tú solo avísame, e inventamos algo —sonrió Wolf—. Te aseguro que será el mejor día de tu puta vida —río.

—De seguro —dije, devolviendole la sonrisa.

—¡Fox Jr. McCloud! ¡Entra en este instante! —se escucho el grito de mi padre.

—¡Joder! Me tengo que ir. Mándame un mensaje cuando llegues a tu casa —le dije.

—Cuidate Foxie —se despidió, para arrancar el motor e irse. Y yo me quedé en la puerta.

De nuevo sentia esta tristeza. Este sentimiento de que quería pasar más tiempo con él. De que quería a su lado siempre, y ser la razón de su sonrisa. Solté un suspiro.

Estaba enamorado de mi mejor amigo.

Ikanaide... (No te vayas...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora