Capítulo 5

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Agarrado fuertemente de las caderas de Wolf, acelerabamos rápidamente por las calles de la ciudad en su motocicleta. Como siempre, Wolf era bastante hábil manejando aquel vehículo. Aunque a veces me sentia como si en cualquier momento me caería y rodaría en el suelo mientras Wolf me dejaba atrás sin pena alguna por lo rápido que él iba.

Aún no entiendo cómo nunca la policía lo ha detenido, pensaba. Al menos tengo el casco para protegerme la cabeza.

Y luego de un buen rato, llegamos a la feria. Este año, como en los anteriores, la feria tomaba lugar cerca de las afuera de la ciudad, solo a un par de kilometros. Era un gran campo con el césped más verde que haya visto. Y ese espacio era reservado para eventos demasiados grande como para hacerse en el parque de la ciudad.

Wolf dejó la motocicleta en el estacionamiento que había cerca. Y nos bajamos— Bueno, aquí estamos. ¿Listo para divertirnos?

—¡Vamos! —exclamé. Tomé de la mano a Wolf y empecé a correr a la entrada a la feria.

—¡Más despacio! —gritó Wolf mientras corríamos. Y cuando cruzamos por la entrada comentó— Dios, aún tienes la misma energía que tenías cuando nos conocimos.

—Vamos, esto recién está comenzando —exclamé emocionado.

Habían muchas atracciones: un gran carrusel, una montaña rusa, incluso una gigantesca rueda de la fortuna, por mencionar algunos de los más populares. También habían pequeños puestos con mini juegos, como tirar un aro para que quede en el cuello de una botella, uno donde tenías que derribar una torre de latas con una bola, entre otras.

Hoy había muchas personas alrededor, de muchas especies. La mayoría eran familias que habían venido a petición de los niños, otros grupos de adolescentes que estaban con sus amigos a pasar el rato. Y luego las parejas jóvenes, que querían algo más especial. Solté un suspiro, eso era lo que yo quería.

—Y bueno Fox, ¿qué te gustaría hacer primero? —preguntó Wolf, mientras miraba a los alrededores.

—No sé, hay tanto para escoger... —dije— ¿Algo que te interese?

—Quiero probar el juego del martillo —comentó Wolf, señalandolo la distancia—. ¿Qué dices?

—Se ve divertido, vamos —acepté.

Y así empezamos nuestra aventura en la feria. Wolf hizo un intento el aquel juego, y casi logra golpear la campana. Yo también traté, pero apenas pude llegar a la mitad.

Luego probamos otros juegos. Nos detuvimos en un puesto donde debía tratar de buscar unos patitos de hule con una caña que tenía un imán por carnada, una sección de disparo –el cual Wolf resultó ser bastante bueno jugando– e incluso nos subimos a la montaña rusa que había ahí.

—Ay, ¿desde cuándo el mundo da tantas vueltas? —me quejé cuando nos bajamos de dicha atracción, llevando mi brazo al estómago mientras todo giraba a mi alrededor.

—Ven, siéntate un rato —Wolf me llevo con cuidado a una banca que había, y nos sentamos—. ¿Quieres un poco de agua?

—No, estoy bien —dije.

Wolf solo se me quedo mirando con una ligera sonrisa. Y yo también. Sentí como hubiéramos conectado de momento, ya que mi corazón volvió a latir rápidamente. ¿Será este un buen momento para decirle? Traté de mirar más allá a sus ojos, tratar de descifrar sus pensamientos. Pero fracasé miserablemente. No, el ambiente no es el apropiado.

—Y bueno... ¿Tienes hambre? —preguntó Wolf, desviando la mirada.

—Y-yo... sí. Un poco —dije—. Me pareció ver un puesto de hot dog, tal vez podríamos ir —sugerí.

Ikanaide... (No te vayas...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora