Capítulo 8

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Desperté al próximo día sintiéndome hambriento. Salí de la cama y, tratando de no hacer mucho ruido, salí de mi cuarto a la cocina. Una vez ahí, agarré un hotpocket, ya que no tenía ganas de cocinar algo. Abri el paquete y lo puse dentro del microondas y le di dos minutos. Me quedé parado mirando como mi desayuno giraba lentamente dentro de aquella cajita en silencio.

A diferencia de anoche, tenía la cabeza vacía. Y realmente quería que se mantuviera así. Pero unos segundo después, se fue llenando poco a poco de una sola cosa...

Senti una mano en mi hombro, y gire mi cabeza. Y vi a Wolf, sonriendome levemente. Mi corazón empezó a saltar de alegría. Y sin decir nada, lo abrace, fuertemente. Y sentí como Wolf devolvía el abrazo.

Descubrí lo cálidos que se sentían los abrazos de Wolf. Y sentí una gran tranquilidad, que deseaba que durara para siempre.

Pero luego de unos momentos, Wolf dijo— Hasta pronto, Foxy.

—¿Qué?

Alce la mirada, y Wolf ya no estaba ahí. ¿Pero cómo? Si lo estaba abrazando ahora? Salí de la cocina, y lo encontré frente a la puerta de mi casa. Y vi como la abría, dejando entrar una luz blanca brillantes que impidia ver que había afuera.

—Wolf, espera —lo llamé. Wolf me miró, aún sonriendo. Trate de moverme, pero tan pronto di un paso, un fuerte viento empezó a soplar, empujandome lejos de la puerta— ¡Wolf!

Lo siento... —pude escucharlo decir en un leve susurro. Y como una lágrima bajaba de sus ojos. Y después de dio la espalda, para caminar hacia la luz, y desaparecer en está.

—¡No, Wolf! ¡Espérame!

Desperté en mi cama con la respiración agitaba. Era sólo un sueño... O mejor dicho, pesadilla... Solté un suspiro aliviado. Me levanté de la cama y fui al baño a lavarme la cara.

Y como la mayoría del tiempo, lo primero que hice fue pensar en Wolf. En lo cálido que se sentia su abrazo. ¿Los abrazos de Wolf eran así de cálidos? No logro recordar...

Pero estaba preocupado por la actitud que tenía. Se estaba despidiendo de mi y se veía triste. Y luego de pensarlo un poco, lo comprendí.

Debo darme prisa, me dije. Salí de mi cuarto y me dirigí a la salida. Tenia que ver a Wolf lo más pronto posible. Se me estaba acabando el tiempo. Pero cuando estaba por alcanzar la puerta, algo me haló por detrás.

—Tú y yo no hemos terminado aún —escuché la voz de mi padre.

—Tu no habrás terminado, yo sí —dije, mientras giraba para verlo a la cara.

—No me digas que vas a salir a buscar al lobo ese —me cuestionó mientras se cruzaba de brazos.

—Y a ti que te importa —respondí.

—¡Escuchame bien jovencito, deja de hablarme de esa manera o verás! —me amenazó papá, mostrándome su puño.

—Deja tu de tratarme como un niño. Yo soy bastante grande, ¿no crees? —le dije, repitiendo las palabras que Wolf siempre le decía a mi padre cuando me defendía.

—Pero sé mejor lo que te conviene. Y ese chico no te conviene —argumentó. Y extendió su mano— Dame tus llaves.

—Pero-

—Vas a darme tus llaves de la casa y te vas a encerrar en tu cuarto como tanto te gusta hacer —declaró molesto.

Solté un gruñido, pero decidí que estar en mi cuarto todo el día era mejor que recibir una paliza de mi padre, así que cedí. Saque las llaves de mi bolsillo y se lo di.

Ikanaide... (No te vayas...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora