Los rayos del sol chocaban contra el cristal de las ventanas, iluminando las cortinas azules adornando las paredes blancas de detalles celestes. El despertador produjo su autentico estallido a la misma hora de siempre, a pesar de que no debería haberlo echo.
Una mano ciertamente pálida lo desactivo, mientras un gruñido escapaba de los labios del hombre sobre la cama, por su parte, su otra mano recorría su rostro con amargura. Su único ojo, color avellana, observo el techo cubierto con la semi oscuridad, las lagañas se pegaban entre, creando unos hilos verdosos que nublaban su vista. Paso uno de sus dedos para arrancarlas de ahí.
Quito las sabanas claras de su cuerpo, para después ponerse de pie y estirarse, su espalda crujió levemente al levantar sus brazos por encima de su cabeza. Con pasos lentos, sin ganas de querer hacer nada, fue al pequeño baño de su cuarto, donde abrió el grifo para lavarse la cara, odiaba que en sus ojos aparecieran cada vez más de esas lagañas, cada vez más pegajosas y verde, eran asquerosas para él. Junto sus manos para que el agua se acumule en ellas, pero al apenas llevarlas a su cara el ruidoso sonido de unos cristales estallando captaron su atención.
En un principio, solo se quedo mirando la puerta del baño entre abierta, todavía se encontraba bastante adormecido como para reaccionar a tiempo. Antes de bajar las escaleras, se cepillo los dientes y se baño por un rato.
Fue por sus lentes, se puso otro juego de piyama que estaban encima de una silla, se arreglo un poco el cabello y tomo el parche, acomodándolo para que este cubriera al hueco donde alguna vez estuvo su ojo, además de la enorme cicatriz a su alrededor. Justo después de realizar todo eso, bajo hasta la plata baja, donde escucho minutos antes el estruendo del cristal.
Una piedra de tamaño mediano se encontraba al pie de las escaleras, con un sobre pegado en él, pero no le presto mucha atención a eso, estaba más preocupado por el ventanal roto al lado de la puerta.
Cuando termino de reflexionar sobre el como Mirt le rompería el cuello cuando llegara de su viaje le presto la atención que debía a la piedra en el suelo. Despejo el sobre, el cual era algo raro. En primera, el sobre era rosa pálido, decorado en cada con corazones rojos y blancos, en su parte inferior estaba escrito "To: Andrew Quigley".
Decidió abrirlo y ver su contenido. Una hoja algo sucia, maloliente, fue lo que saco con asco en su expresión, para leerla con el ceño fruncido.
●
"To: Andrew Quigley,"
"Hola rubia hueca. Se qué esta no es mi mejor presentación, pensare en una mejor en un futuro"
"Aunque la verdad no se porque me esfuerzo por escribir algo bueno, al final solo eres un puto niño chillón, llora todo lo que puedas, hasta que mueras, SUFRE...Adoro verte sufrir, me alegra mi aburrida y gris vida"
"Enserio eres un puto fracasado que no logro nada en la vida, si fuera por mi, te arrancaría todos los órganos para luego comérmelos o tirarlos a las basura. Aunque pensándolo bien, tus órganos deben estar llenos de grasa, probablemente los tiraría a un lago o los haría cenizas"
"En fin, me entere que tendrías una cita con alguien, no me acuerdo su nombre, pero debo admitir que es muy lindo, al menos en las fotos. No se porque acepto ir contigo, de seguro lo arruinaras todo, como siempre lo haces"
"Te estaré observando, cariño."
"Atte: Anónimo."
●
Andrew se quedo inmóvil, el olor a podrido que emanaba aquella hoja le causo nauseas, el miedo empezó a rascar su mente, hasta enterrar sus garras en ellas. Primero se vio presente en un largo suspiro, seguido de un chillido asustado.
Con velocidad, arrojo el sobre junto a la hoja al tacho de basura, ato la bolsa negra y fue a dejarla afuera de la casa lo más rápido posible. Si él fuera sincero, esta no fue la primera vez que recibió cartas de este tipo, en su época adolescente eran abundantes, lo cual desencadeno en varios problemas mentales y físicos, cuando entro a la universidad el acoso se detuvo, hasta ahora.
No tardo en poner seguro en la puerta y ventanas, además de reforzar el hueco en el ventanal con pedazos de madera, a pesar de que no tenía el tamaño de su mano.
Subió de nuevo a su habitación, un poco más tranquilo se puso a pensar sobre que hacer. ¿Debía denunciar la carta a la policía?, si, pero su cabeza al apenas pensar en aquel acto recordó que ese maldito día tenía una cita con el chico que le gustaba, Lawrence, el que mencionaban indirectamente en la carta. Tardo su buen tiempo en animarse en pedirle una cita al joven castaño, no debía perder la oportunidad de dejarlo pasar por amenazas sin fundamento.
Si, al final su mente llego a la conclusión de que la carta solo era una broma de mal gusto de algún adolescente. Por otro lado, se enfado con que escribieran que el cabo era atractivo, ¡Era su futura pareja a fin de cuentas!.
Simplemente, fue a prepararse, a pesar de que la cita era a las dos de la tarde y recién eran las diez de la mañana, pero era mejor no arriesgarse.
Rebusco en su armario hasta encontrar un conjunto de ropa que le gustara, al final consistió en: dos camisas, una blanca y de mangas cortas, la otra era negra, de mangas largas y ajustada al cuerpo. Unos pantalones de mezclillas oscuros ya hacía a su par, junto a un cinturón y zapatos deportivos negros, terminando el conjunto con algo de gracia.
Una tierna sonrisa se formo en sus labios, se encontraba realmente feliz. Ya se ilusionaba con muchas formas buenas que terminara su encuentro... Tal vez debería llevarle un regalo, por si acaso.
...
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Bien, ya hice esta reescritura, la escuela me sigue matando. Ayuda-
(cambie algunas cosas de el capitulo anterior, espero que no moleste tanto)
Dato por decir: El nombre del 096 esta inspirado en el nombre del montañista "Andrew Irvine", el cual teorizan que en el universo scp fue maldecido por el rey de las montañas (creo) y lo transformo en el querido 096.
Le cambie el apellido por que me pego la gana, y porque no me gusta entrelazar historias reales con ficticias (El apellido "Quigley" hace referencia a una persona con cabellos dañados).
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"𝕷𝖆𝖘 𝖈𝖆𝖗𝖙𝖆𝖘 𝖑𝖆𝖘𝖙𝖎𝖒𝖆𝖓"- ¡SCP 096 Human!
FanfictionLas cartas se amontonan a su alrededor, a pesar de que no podía detectarlas con su poca visión, seguirán llegando. Quería vomitar, sus ojos se cansaron de tanto llorar, tendría que hacer algo para detener esto. \\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\...