Séptimo capítulo: Una cena divertida

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La penúltima nota en ser mencionada fue la de Clara, la más ansiosa del grupo por conocer los resultados, había esperado demasiado para saberla. Para su sorpresa y la de los demás no aprobó el examen, sin embargo nunca antes estuvo tan próxima de hacerlo, cuatro puntos fue lo necesario para pasarlo. Tuvo ganas de llorar frente a todos, pero contuvo las lágrimas, no quería que nadie sintiese lástima de ella.

Se esforzó para nada, nunca recibiría su regalo. Espero a la hora del receso para ir al baño, allí fue donde saco todo el dolor que llevaba por dentro. Su desconsuelo era enorme, había perdido toda esperanza. La chica lloro hasta más no poder, la suerte quiso que no hubiese testigos. Cuando termino su desahogo se lavó la cara, pudo ver en el espejo que sus ojos se habían hinchado de tanto llorar y su rostro estaba enrojecido; después de haber visto aquella imagen se sintió patética.

Contra su voluntad retorno al aula, pero sus verdaderos deseos eran los de huir del colegio, su derrota la había hecho perder la poca confianza que tuvo. Se sentó en su silla toda desanimada. Los únicos en el aula eran ella y el profesor Swadford. Sin ninguna pista de piedad le pidió que le enseñara su libreta.


—Señorita Clara, necesito su libreta para revisarla—Ernest sonaba muy serio. La chica creyó que él se estaba burlando, le dirigió una mirada de odio mientras abría su mochila para buscar la bendita libreta. Enfadada metió su mano y con lo primero que se topo fue con un objeto extraño ¿Qué significaba esto? Aquello no era uno de sus libros. Lo extrajo de su bolso llena de curiosidad.


Sus ojos brillaron emocionados de ver que su mano sostenía un hermoso adorno para el cabello, con forma de mariposa de color rosa. Ernest había dado en el blanco con el regalo, conocía muy bien a Clara como para saber que el broche le gustaría. El obsequio le gusto tanto a la estudiante que no lograba apartar su vista de él.


— ¿Por qué? —le preguntó al maestro sin despegar su mirada del broche. Justo en ese momento sus compañeros regresaron del receso, el timbre había sonado; la gran mayoría se sentían contentos por que aprobaron el examen. Clara solo pudo escucha un lejano ¨buen trabajo¨ proveniente del maestro.

La chica no espero mucho tiempo para ponerse el broche en su rubia melena

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La chica no espero mucho tiempo para ponerse el broche en su rubia melena. Sus padres le hacían muchos regalos, pero para ella este no tenía comparación, era muy lindo. Sin embargo no dejaba de tener dudas del porqué Swadford se lo había obsequiado a pesar de no haber aprobado el. Se lo preguntaría en la mañana.

Lo único que le quedaba por hacer era conseguir un regalo para él, gano la apuesta y no sería justo que se quedara sin su premio. El punto era: ¿qué le daría a un hombre así? ¿Qué podría necesitas? ¿Calcetines? ¿Una corbata?

Tan metida se hallaba en sus pensamientos que no se percato de que delante tenía a una persona. No pudo evitar chocar, golpeándose su cabeza con la espalda del extraño.

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