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Yejun
Ya estaba empezando el mes de agosto y se notaba el calor abrasante de este "maravilloso" mes. Ahora que me paraba a pensar, no había organizado nada para la vuelta a clases ni había ojeado un solo libro de la escuela, sé que falta un mes entero todavía, pero este es mi último año de la secundaria y quiero darlo todo.
Después de aquel día en el que mi padre nos encontró a Jungkook y a mí bailando juntos, no volvimos a hablar como antes. Los momentos con Jungkook pasaban por mi cabeza como esas películas antiguas en blanco y negro. Con él era yo misma y realmente me sentía muy cómoda con su compañía, a veces deseaba que esos momentos con él no acabasen nunca, pero toda historia tiene un final.
—Yejun, ¿qué es este desagradable olor? —dijo mi madre entrando a la cocina, haciendo que saliera de mis ensoñaciones.
Sin pronunciar ni una palabra me dirigí corriendo hacia el horno y lo apagué lo más rápido posible, lamentando mi falta de atención que le ponía a las cosas.
—Mierda —dije inconscientemente de lo que estaba soltando por la boca.
—Yejun, ese vocabulario, por favor... —mi madre me miraba con los brazos cruzados y un semblante bastante serio de lo normal—. ¿Qué te pasa últimamente hija? Estás presente en este mundo, pero a la vez no, vives en tus pensamientos.
—Perdón, es que quería cocinar un poco para despejarme y... —ninguna excusa servía, pasó lo que pasó y ya—. Yo recojo todo, perdón de nuevo, simplemente quería hacer galletas para llevarlas a la empresa, pero no vigilé el horno como debía...
—Escúchame hija, no quiero meterme mucho en tus asuntos, pero quiero que sepas que tienes todo mi apoyo para todo lo que quieras, y, sobre todo, sigue lo que diga tu corazón... —dijo depositando sus delgadas manos en mis hombros, las lágrimas empezaron a salir de mis ojos sin freno y me lancé a sus brazos en un reconfortante abrazo.
—Te quiero mucho mamá —dije entre lágrimas.
—Yo mucho más corazón, y ahora déjame ayudarte con todo este desastre —dijo con una sonrisa de las que te hacen sentir querida.
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Me encontraba en el autobús camino a la empresa, en la mano llevaba una bolsita con la caja de galletas que hice antes con mi madre. Mamá estuvo insistiendo en llevarme a la empresa en coche, pero hoy quería ir sola por mi cuenta y de paso dar un paseo, solo mis pensamientos y yo.
Seúl estaba bastante tranquila hoy, algunas chicas de las que me cruzaba tenían bolsas de tela con estampados del logo de BTS y el resto de gente seguían su ritmo de vida yendo o volviendo del trabajo o simplemente haciendo footing.
Al llegar a mi destino, entré y lo primero que hice fue ir a saludar a mi padre y darle su cajita de galletas.
—Lo siento por todo papá... No era mi intención decirte lo que dije la otra vez, lo siento de verdad —dije con un nudo en la garganta que amenazaba con asfixiarme.
