Parte 1

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-Minjeong-ah, mi madre quiere conocerte esta noche.- una pelinegra sonreía nerviosa esperando la reacción de su ahora novia rubia. 

-¿D-de verdad?- tragó saliva, mientras las hojas que cargaba cayeron al suelo. Ambas chicas se apresuraron a recoger el desorden que se hizo en el suelo. 

-Puedo decirle que es muy pronto, sabes que a mi madre siempre le gusta interesarse en mi vida sin importar de qué se trate, pero...-

-Karina-unnie, me haría muy feliz conocerla.- Minjeong sonrió y ayudó a poner de pie a su novia junto con ella.- Lo siento por mi reacción, es solo que me sorprendió. 

-Descuida, yo me hubiera puesto igual.

-Eso es algo que nunca pasarás, así que no te preocupes.- la rubia bajó su mirada hacia el suelo mientras suspiraba pesadamente. 

-No digas eso, es decir, algún día...-

-Unnie, sé que me quieres hacer sentir mejor, pero sabes a lo que me refiero. De todos modos no importa. 

-Lo siento, Minjeongie.- Karina mordío su labio inferior insegura de mencionarle la petición de su madre. 

-¿Qué sucede? Solo haces eso cuando no quieres decirme algo pero terminas haciéndolo.- sonrió divertida.

-Es que... Mi mamá ha dicho que la invitación es para tu madre y tú. Quiere que ambas vengan a casa.

El rostro de la rubia se tornó serio, su novia le estaba pidiendo un imposible; lo cual le molestaba de su madre, porque quedaría mal con la señora Hwang en su primer encuentro. No quería fallarle a la pelinegra pero terminaría haciéndolo de todos modos.

-Karina-unnie, sabes que me estás pidiendo mucho, ¿verdad?

-Yo hablé con ella, de verdad, pero es muy insistente. Esperaba que al menos... Lo intentaras.- la pelinegra suspiró mientras emprendía su camino, su novia la siguió detrás en silencio por un par de minutos. Karina se sentía mal de ponerla en esa situación, pero su madre, por otro lado, sería incapaz de entender hasta que se diera cuenta por ella misma. 

-Le diré, solo que no prometo nada.- tomó a la pelinegra de la mano y ambas sonrieron mientras caminaban hacia sus respectivos coches que esperaban por ellas. 

Cuando la rubia estaba en camino a su casa no pudo evitar suspirar derrotada, le emocionaba conocer a la mamá de Karina formalmente y más porque sabía que era una agradable mujer. Siempre asistía a los eventos escolares en los que se requería de su presencia, todo el mundo la adoraba así como adoraban a su hija. Minjeong las había observado siempre desde lejos, admiraba la belleza de ambas y sobre todo el amor incondicional que se tenían. Un amor que la rubia solo había sentido en su infancia, cuando sus dos madres estaban juntas y eso le dolía profundamente. Pero, esa tarde tendría que evitar llorar y lo que debía hacer tomar valor para llamar a su madre. 

Mientras buscaba en su clóset una vestimenta más apropiada para la cena, llamó a su madre, como era de esperar no respondió al primer llamado; así que debía esperar a que ella lo hiciera de vuelta. Es como funcionaba siempre, por lo que siguió con su tarea. Ese día usaría un conjunto de falda y saco color negro con cuadros blancos y una boina blanca. Se apresuró a realizar los deberes escolares que más podía, ya que le tomaría un rato volver a casa y debía tener todo listo o ese le ganaría un castigo después.

Tomaba un bocado del sándwich que la ama de llaves le había llevado hasta su cuarto y continuaba fervientemente con sus tareas, observaba el reloj en momentos y cada vez que se acercaba la hora su corazón se aceleraba. Escuchó el timbre de su celular anunciando una llamada, al fin su madre se dignaba a aparecer.

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