Final parte 2

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Karina estaba asombrada tanto por la pregunta como por todo lo que estaba sucediendo, su corazón latía desbocado y sentía que le faltaba el aire. Aunque soñó muchas veces con ese momento, no estaba segura de la respuesta. Después de todo lo vivido y trabajado. 

-No tienes que responder ahora mismo, puedo esperar. Esperaré lo que sea necesario.- Minjeong sonreía un poco incómoda, porque estaba segura que recibiría una negativa.

-P-pero, ¿qué pasará con nosotras si decido que no?

La rubia sonrió y acarició la mejilla de la mayor.- Estaremos bien, al menos hemos podido hablar y eso nos ayudará a seguir adelante.

El juego se fue parando lentamente y casi era el turno de las chicas para bajar, Minjeong se levantó para preparar su salida. La pelinegra le siguió detrás y la detuvo en cuanto se alejaron unos metros de la máquina, compartieron una mirada y Karina la volvió a besar. Era un beso totalmente distinto al anterior, porque ya no dolían los labios. Al contrario, se sentía como el primer beso inocente que compartieron cuando estaban en la escuela.

Karina fue la primera en detenerse y miró con preocupación a la menor.- ¿Qué haremos si estamos lejos?

-Lo resolveremos juntas.- Minjeong sonrió mostrando su hoyuelo en la mejilla.

-P-pero, tú pensabas audicionar con las chicas... A mí me faltan unos años todavía aquí.

-También hay escuelas de música en Los Ángeles.- la rubia sonrió, esperando que su compañera entendiera la indirecta.

Karina se sorprendió y se apresuró a preguntar.- ¡¿De verdad?! ¿Y podrías vivir conmigo?

-Mamá me ha dicho que me apoyará si es realmente lo que quiero.

La mayor volvió a besar a Minjeong con dulzura, estaba feliz y aunque había mucho que digerir desde el rompimiento hasta el día presente, no podía razonar más que dejarse llevar por la emoción del momento. Si en algo iba a trabajar, era en avanzar junto con aquella rubia.- Tenemos muchas cosas que hablar y tratar, Minjeong. Pero, creo que podemos... Sí podemos. 

La rubia asintió con una sonrisa y Karina la siguió besando, mientras detenía el rostro de la menor con ambas manos. Unas lágrimas caían de los ojos de Minjeong porque se preparó mentalmente para ser rechazada, pero no tanto para recibir una segunda oportunidad. Estaba feliz y realmente no pensaba desperdiciarla. 

Taeyeon y Tiffany observaban a sus hijas desde una banca, también querían llorar porque creían que nunca volverían a verlas juntas. Aunque todo el tiempo se decían que no era su culpa, en el fondo creían que de no haberse enamorado, las menores seguirían en su relación. Pero, todo finalmente había tomado su lugar y agradecían que así fuera.

-Te dije que confiaba en mi hija.- la rubia sonreía sin apartar la vista de las chicas.

-Taeyeon-ah... Ha sido un gran día, ¿no?- la diseñadora sonrió con sus ojos y recibió a cambio un fuerte beso.

-Lo ha sido.

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Días después de la reconciliación y varias charla profundas, con mucho pesar, Minjeong tuvo que regresar a Corea para comenzar a empacar algunas de sus cosas importantes que se llevaría con ella y el resto las compraría nuevas con la ayuda de su madre. Mientras estuvo en Seúl, continuó trabajando en la cafetería y pasó tiempo con Giselle y Ning. Las tres se habían vuelto más unidas que nunca. Y era una de las cosas que a la rubia le ponía triste dejar, pero sabía que tarde o temprano todas tenían que encargarse de cumplir sus metas. Así que se apoyarían en el camino y se encontrarían siempre que a todas les fuera posible.

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