Día 3: Gaslighting

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Tercer día del reto #Angstruary

Tema: Gaslighting

Neiru x Ai

Aclaratoria: Ésta es una secuela directa del primer Shot de éste reto. Si han leído completo, sabrán a que me refiero.

✷✷✷

—No sé de qué me hablas... —respondió Neiru con una mirada confundida que había estado practicando casi toda su vida para ése tipo de situaciones—. ¿Quién es Rika?

Ai la miró con una expresión muy parecida a la suya. Denotaba una enorme confusión y algo parecido al desasosiego.

—Rika, Neiru...Etto... —huh... —pareció dudar por unos segundos— ¿Rika...Rika...Ka...nae? —preguntó Ai con dificultad. Se veía que estaba haciendo un enorme esfuerzo mental para ello—. Mmmm, disculpa. No sé por qué te pregunté por algo así, Neiru. —sonrió—. Creo que ya es hora de que me vaya. ¡Nos vemos más tarde, amor! —Y, habiendo dicho ésto, Ai abandonó el despacho de la morena.

Mientras observaba como su novia se alejaba dando uno que otro salto por los pasillos, lo cual a su parecer, no era algo que una chica universitaria haria, Neiru se tomó unos instantes para relajarse de lo que estaba haciendo y ponerse a pensar.

Hasta que no vió a su novia peliazul doblar en una esquina y perderse de vista, Neiru no se permitió relajarse por completo.

Levantándose de su asiento y caminando con sumo cuidado, la morena se acercó a una mesa algo apartada de su escritorio y abrió un pequeño cajón. No tuvo necesidad de estar alerta por si alguien venía o algo así. La privacidad de la jefa era algo que los empleados de la mansión Aonuma debían respetar a rajatabla.

Tampoco se preocupó frente al hecho de que Ai pudiera regresar. Cuando la peliazul decía que tenía que salir, salía y ya. No importaba si, en algunos casos, llegaba a olvidar algo, ella simplemente avanzaba y listo.

Neiru no veía necesidad alguna para estar escondiendo nada. Después de todo, estaban en su despacho y Ai nunca entraba sin avisar y tampoco tocaba nada sin su permiso.

Con cuidado, extrajo dos cuadernos empastados y los depositó encima del escritorio. Cerró el cajón, tomó asiento y abrió uno de los libros.

—Eso estuvo muy cerca... —murmuró cuando leyó una de las páginas de alguno de los dos cuadernos que allí descansaban—. Parece que las drogas si surten el efecto deseado, pero a un ritmo bastante lento... —se llevó un dedo a los labios con aire pensativo—. Mmmm, hay que hacer algo con ésto...

Tomó el otro cuaderno y, valiéndose de un elegante y pulido bolígrafo, empezó una pequeña redacción. Anotaba ciertos elementos que podrían utilizar para un óptimo estudio y mejora de sus componentes.

Desde lo ocurrido con Rika Kawai, Ai se había mostrado más que presta a tomar represalias para con su novia. Incluso, amenazaba con llegarí al tema legal.

Rika había sido su mejor amiga y el que Neiru la haya tomado contra ella y, con su dinero y poder, la hubiera desaparecido, le afectó tremendamente.

Y todo por sus incontrolables celos.

Pero, por supuesto, siempre un paso por delante, Neiru se adelantó, tomó una decisión y actuó. Vaya que fue una resolución muy drástica.

Sinceramente, no le importaba que Ai la delatara. Éso era lo de menos. Con un poco de movimiento financiero, haciendo presión en las teclas correctas y entregando un poco de dinero, Neiru se vería libre de toda acusación.

Incluso si la acusación no fuera verdad, como ella siempre solía afirmar cada vez que se veía envuelta, con cada vez menos frecuencia en algo así, Neiru igual pagaría sin dudar.

Por ende, las consecuencias no le preocupaban en lo absoluto. Lo que si le ponía de malas era pensar que la peliazul, quién era la única chica de la que había estado realmente enamorada en toda su vida, pudiera atentar contra ella de ésa forma.

No quería tener que actuar de la manera en que actuaba casi siempre, cuando quería callar a los que hablaban de más. No quería tener que ser tan drástica, no deseaba tener que hacerle daño. No podía...

Así que, lo mejor que se le ocurrió fue atacar y manipular a su antojo, por medio de algunas drogas bastante nuevas y eficientes, aquello en lo que ella más se apoyaba. Lo que más le daba confianza.

Sí, estamos hablando de su mente.

Hacía ya un tiempo que había borrado por completo la presencia de Koito de la mente de su novia. Ni siquiera el fantasma de aquella joven podía hacer algo allí.

Ahora sólo quedaba eliminar la existencia de Rika y listo. Asunto arreglado.

Sonrió mientras guardaba el cuaderno plagado de anotaciones y volvía a realizar aquel informe tan importante para algunos de sus trabajadores. Ésa empresa no se manejaría sola y era su deber como presidenta el poder mantener el orden y control sobre todo lo que ella considerara de su propiedad.

Sí, todo lo que fuera suyo debía estar bajo estricto control, tal como hacía ahora con su novia y conejillo de indias, Ohto Ai...





Fin...


Gotitas de Dolor: WEP Angstruary 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora