Gotitas de Dolor: WEP Angstruary 2022

Día 5: Ghosting

Quinto día del reto #Angstruary

Tema: Ghosting

Neiru x Ai

Aclaratoria: Éste Shot es una precuela del primer tema. Si lo leyeron, entenderán entonces a qué me refiero.

✷✷✷

¿Cuánto había pasado ya? ¿Un mes? ¿Dos meses? ¿Cuatro meses? ¿Acaso ya cinco? ¿Medio año? ¿Cuánto? ¿Cuánto, exactamente, era lo que había transcurrido?

Ai no lo recordaba muy bien, pero tampoco quería hacerlo. No tenía ganas de darse un poco más duro de lo que ya se había dado.

Seguirse autoflagelando con ello no tenía caso. Por ende, al carecer de éste conocimiento, ella no tenía dato alguno para sacar cuentas y ver cuánto había pasado.

Pero, algo que es muy bien sabido y que , de hecho, hasta tenía una base científica, era que intentar no recordar algo tenía un efecto adverso.

El hecho de que, en ocasiones, aquellos recuerdos que intentamos evitar desesperadamente y borrar de nuestra atormentada psique, son los que siempre vuelven con más fuerza. Ésto era algo que Ai tuvo que aprender a la mala.

Si bien, había olvidado, o mejor dicho, se había obligado a olvidar, a rechazar, a suprimir radicalmente (hasta el punto de hallarse totalmente confusa cuando intentaba responder alguna incómoda pregunta acerca de ello), el momento exacto en el que Koito la dejó tirada y su mente lo había desechado por completo, habían otras cosas que la atormentaban.

Como el hecho de que nunca le dijo absolutamente nada acerca de su partida o siquiera terminarle como era debido.

Sin embargo, algo que recordaba muy bien (con demasiado detalle para su gusto), era el dolor que, en ése momento, había experimentado en lo más profundo de su corazón. Sí, ése punzante, incómodo y potente dolor que la invadió y molestó al saber que su novia se había esfumado de su vida sin decirle absolutamente nada.

Podría jurar, incluso, que su carne se vió resentida y que el dolor que le atenazaba el pecho iba más allá de lo emocional. Que tal vez, incluso, trascendía a lo físico, y eso era algo que ella no podía olvidar con tanta facilidad como lo primero.

Koito se había ido. Y no, no estaba muerta, o al menos, éso creía ella.

Se decía que simplemente se había...marchado y ya. La castaña jamás le comunicó nada. No le dejó, ni siquiera, un mensaje de texto. Era como si se la hubiese tragado la tierra.

En más de una ocasión, durante la primera semana del abandono, Ohto había asistido al departamento de la que fuera su novia.

Albergaba la esperanza, aún cuando sabía muy bien que no debería de tener ninguna, de encontrarla allí. Necesitaba, deseaba que todo lo que estaba ocurriendo fuese sólo un sueño, o mejor dicho, una pesadilla. Un mal sueño del que, tarde o temprano, acabaría despertando.

De todas esas veces en la que fue a la que había sido la morada de su novia, sólo la primera había sido realmente útil. Ya que fué en esa primera ocasión en la que se enteró de la venta.

Porque sí, así mismo es. Tal como suena: "venta".

Koito había puesto en venta su hogar desde hacía unos meses atrás. Y sí, tal como Ai lo pensó en ése momento, la castaño hizo semejante acción a escondidas. Sin decirle absolutamente nada. La dejó muy por fuera de sus asuntos.