Capítulo 2: Hay Que Acostumbrarse

806 64 10
                                    

Floatzel y yo nos montamos en mi coche para volver a mi casa y para que pudiese enseñarla el lugar donde viviría esta semana.

Durante el camino de vuelta vi que Floatzel seguía triste, por lo que intenté animarla:

-No te preocupes, Floatzel. Estoy seguro de que podremos hacer algo entretenido para pasar el rato, ¿vale?

Floatzel me miró y asintió con la voz muy baja:

-Flo...

Tenía que encontrar algo que pudiese alegrar a Floatzel. No quería que pasase toda la semana entristecida por su querido entrenador.

Entonces se me ocurrió una extraña solución.

-Floatzel, ¿alguna vez has jugado a los bolos?

La Pokémon me miró confusa, y no me extraña. Si a mi me preguntase alguien de repente si me gusta jugar a los bolos también me costaría procesarlo un poco.

-Lo se, una pregunta rara, pero siempre que juego se me olvidan las preocupaciones y los problemas.

Floatzel movió la cabeza de lado a lado, confirmando que nunca había jugado a los bolos antes.

-¡Pues hoy va a ser tu primera vez! Te enseñaré todo lo que se.

Ahora con Floatzel un poco más emocionada nos dirigimos a la bolera más cercana. Aparqué el coche y ayudé a la Pokémon a salir de este.

Entramos en el edificio, y los sonidos de los bolos cayendo y chocando empezaron a sonar con fuerza. Floatzel no había escuchado estos sonidos tan característicos nunca, por lo que tenía una expresión de curiosidad en su cara.

Fuimos a una de las pistas vacías y empecé a explicar el juego.

-Muy bien. Lo primero que hay que hacer es escoger una bola adecuada para ti, es decir, que tenga un peso apropiado y no te moleste al lanzarla.

Rápidamente Floatzel agarró una bola de color naranja brillante, lo cual pegaba mucho por su físico.

-Primer paso conseguido, ahora solo queda tirar la bola apuntando hacia donde quieras que vaya e intentar tirar todos los bolos posibles.

Floatzel se preparó para el lanzamiento. Elevó su brazo derecho hacia atrás y con un torpe movimiento la lanzó sin conseguir derribar ningún bolo.

-No te preocupes, aún quedan muchos tiros más.

Floatzel acabó su turno y me dispuse a empezar el mío. Agarré una bola de color azul con el peso adecuado para mí y le dije a Floatzel:

-Mira, Floatzel. Así es como se tiene que hacer. Fijas tu mirada en el centro, te pones en posición, y cin el moviento correcto del brazo vas y... ¡la lanzas!

Justo en ese momento lancé mi bola, la cual fue rodando rápidamente siguiendo una recta trayectoria, hasta colisionar con el bolo central y haciendo caer todos.

-¡Vaya, un pleno a la primera! No me suele pasar mucho.

Me giré y vi a Floatzel aplaudiéndome llena de alegría.

-¡Floa, Floatzel! -decía la Pokémon felizmente mientras sus pequeñas manos naranjas chocaban una contra la otra.

-Muchas gracias, Floatzel -respondí con una gran sonrisa en la cara.

La partida siguió durante unos 20 minutos, y poco a poco Floatzel empezaba a mejorar. Aún no era capaz de conseguir plenos tan fácilmente, pero al menos había conseguido tumbar unos cuantos bolos.

Al acabar la partida las puntuaciones mostraron mi victoria, pero a Floatzel no pareció importarle. Ella parecía haber disfrutado por simplemente haber jugado, lo cual me pareció muy bonito.

Volvimos a casa después de haber jugado, y pude ver durante el viaje de vuelta que Floatzel ahora estaba mucho más relajada.

Pasaron unas cuantas horas sin nada interesante ocurriendo, y Floatzel empezó a acostumbrarse a su nueva casa temporal. Debía de ser un cambio duro el tener que abandonar a tu entrenador por una semana y encima cambiar de hogar también.

Por todas estas razones quise que su experiencia fuese lo más agradable y llevadera posible.

Ya al caer la noche preparé la cena para ambos, y no quiero alardear, pero a Floatzel le encantó. La cocina era algo que siempre me había interesado y por ello tenía práctica.

Llegó la hora de dormir, como todos los días, y dirigí a Floatzel a donde dormiría las siguientes 7 noches, que era ni más ni menos que mi dormitorio. Al vivir solo no tenía habitaciones extras para que mis invitados pudieran dormir (además de que casi nunca tenía invitados), por lo que Floatzel tendría que dormir en la misma habitación que yo.

Me dirigí a Floatzel para contarle lo ocurrido, pero nada más girarme la vi metida dentro de mi cama, dando toquecitos en esta para decirme que me metiese con ella.

-F-Floatzel, ¿estás segura? -dije confuso por la situación.

Ella solo asintió con la cabeza, pero no parecía hacerlo de forma... inapropiada. Parecía que de verdad solo quería dormir en la misma cama que yo. La verdad es que no veía nada de malo en ver a un Pokémon y su entrenador durmiendo juntos. Yo lo considero como una forma de estrechar lazos, pero el problema era que Floatzel ni si quiera era mi Pokémon.

-¿No te molesta que duerma a tu lado? -pregunté.

-¡Floatzel! -respondió ella en una forma tranquilizada.

No vi malas intenciones en sus palabras, por lo que dejé de lado mis pensamientos anteriores y me acosté a su lado.

La cama no estaba pensada para dos personas (o una persona y un Pokémon en este caso), por lo que una pequeña parte de mi cuerpo salía del borde de la cama, pero no era una gran molestia. Algo que si era más molesto era que Floatzel y yo teníamos que estar muy juntos para no caernos ambos de la cama. A ella no parecía importarle en absoluto, por lo que la pregunté:

-Oye Floatzel, ¿tú solías dormir de esta forma con tu entrenador?

La Pokémon movió la cabeza de arriba a abajo, afirmando mi pregunta.

Supongo que al dormir tanto de esta manera con su entrenador ya estaría acostumbrada a esta clase de molestias.

Ya sin mayores temas de los que hablar decidí dar las buenas noches a Floatzel.

-Buenas noches, Floatzel. Descansa.

-Flo, Flo -respondió ella con cansancio.

Sus ojos empezaron a cerrarse hasta que el sueño la atrapó completamente. Yo mientras intentaba analizar todo lo ocurrido aquel día mientras pensaba en lo que estaba por venir.

Con un brazo colgando del borde de la cama y una Floatzel durmiendo a mi lado dije unas últimas palabras antes de que fuese acorralado por el sueño también:

Tendré que acostumbrarme...

Flotando Por Amor | Pokeromia Floatzel x HumanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora