El sol brilló por las ventanas de mi dormitorio, llenandolo de su iluminación mientras Floatzel y yo seguíamos unidos en ese fuerte abrazo.
Aunque pareciese extraño, los dos estábamos despiertos. Ninguno se había levantado antes que el otro, cosa que había pasado todos los días anteriores.
Nuestros ojos, abiertos levemente por el cansancio, se miraban fijamente mientras maldecía en mi interior que el día en el que tenia que despedirme de Floatzel había llegado.
No dijimos nada, ni susurramos ninguna palabra. Solo hubo silencio y una ligera tensión amorosa por saber quien soltaría sus brazos del otro primero.
Ya parecía ser un poco tarde, ya que el sol no solía dar su luz tan fuerte por las mañanas, y no podíamos llegar tarde al aeropuerto, así que le di un beso a Floatzel, me solté de ella y la dije:
-Tenemos que prepararnos para salir, y no podemos perder el tiempo.
Los dos nos levantamos y preparamos lo necesario. Llevé las pertenencias de Floatzel al coche y nos subimos, poniendo rumbo al aeropuerto.
Habría querido que el viaje fuese más largo para poder pasar unos pocos segundos más con ella, pero no pudo ser así. Al menos pudimos observar todos los sitios a lo que habíamos ido juntos: la bolera, el restaurante, la tienda, la playa, y mi lugar secreto, que ya no solo me pertenecía a mi, sino a Floatzel también.
Aparqué el coche y esperamos en la entrada a la llegada del entrenador de Floatzel, el cual vimos tras muy poco tiempo. Venía con los brazos en alto, andando rápidamente mientras decía:
-¡Floatzel, te he hechado mucho de menos!
Nada más llegar a la Pokémon le dio un fuerte abrazo, el cuál ella correspondió, igual que los que yo le di a Floatzel.
Tras eso el entrenador se dirigir a mi y me dijo:
-Marcos, no sabes todo lo que me has ayudado durante esta semana. Muchas gracias.
-Creo que las gracias debería dártelas yo a ti -miré a Floatzel e hice un guiño con el ojo derecho, haciendo que de Floatzel saliese una pequeña risita.
-¿Y eso por qué, Marcos?
-Si no hubiese estado tanto tiempo con Floatzel nunca habría visto lo feliz que uno puede ser al tener a un compañero Pokémon leal y amistoso.
-Bueno, pues me alegro de que hayas sido capaz de verlo desde ese punto de vista. Si quieres puedes venir a mi casa cuando quieras si te apetece ver a Floatzel.
-¡Por supuesto! Estaría encantado.
Me alegré mucho al escuchar eso. Parecía que al final no tendría que despedirme por siempre de mi gran amor, aunque tendríamos que ocultarlo bajo las narices de su entrenador.
Llegó el momento de la despedida. Floatzel me dio un gran abrazo al cual añadió un pequeño beso en mi mejilla sin que su entrenador se diese cuenta.
Floatzel y su entrenador empezaron a andar, alejandonos en direcciones contrarias. Levanté mi brazo para despedirme de Floatzel.
-¡Adiós Floatzel, nos veremos pronto!
Ella se despidió también con su brazo, mostrando una preciosa sonrisa de felicidad.
Esta no iba a ser la última vez que nos veríamos, y aunque nuestro amor tuviese que ocultarse de tal exagerada forma, los dos sabíamos que éramos capaces de superar cualquier adversidad. Por eso, Floatzel, te doy las gracias por todos esos monentos que hemos vivido juntos y por los que están por venir.
FIN
ESTÁS LEYENDO
Flotando Por Amor | Pokeromia Floatzel x Humano
FanfictionMarcos es un joven el cuál es encargado con la labor de cuidar a la Floatzel de su mejor amigo durante una semana. Aunque parezca una tarea fácil, surgirán problemas y enredos de los que Marcos tendrá que buscar solución. Y quizás podrá encontrar ta...