Nuevo día, nuevas posibilidades de que algo curioso ocurriese.
Esa mañana todo ocurrió como de costumbre. Yo me desperté primero, luego Floatzel, desayunamos juntos, y pensamos en que hacer hoy. Se me ocurrió enseñar a Floatzel algo que no le había dicho ni hablado a nadie nunca, una de mis posesiones más preciadas.
-Floatzel, hoy me gustaría enseñarte un lugar especial al que suelo ir de vez en cuando.
Floatzel pareció estar de acuerdo.
-Pero hay un problema, está un poco lejos, por lo que tendremos que utilizar mi bicicleta para llegar allí pronto.
Algo que me olvidé de decirle a Floatzel es que tenía una bicicleta que solía utilizar para ir a ciertos lugares cuando mi coche no me permitía llegar por cualquier razón.
Esa bicicleta tenía dos asientos, uno delante del otro, pudiendo montar en ella dos personas o Pokémon.
A la Pokémon le pareció buena idea, por lo que salimos de mi casa con la bicicleta, los dos nos sentamos en ella y empecé a pedalear.
El lugar al que me refería se encontraba en medio de una zona boscosa, llena de árboles y fuera de cualquier comunicación con nadie. El lugar perfecto para estar a solas y poder hablar con tus propios pensamientos.
El viaje fue un poco largo, pero no pareció importarle a Floatzel en absoluto.
Tras pasar por árboles y arbustos conseguimos llegar a nuestro destino.
Es difícil de explicar la sensación que me provocaba el estar allí, pero si soy capaz de describir el lugar detalladamente:
Era un pequeño claro iluminado con un pequeño pero potente rayo de sol. Todo a nuestro alrededor era de un color verde puro que te hacía conectar con la naturaleza. Como asiento improvisado había un par de tocones de árboles caidos ya en tiempos pasados. Era un lugar idílico, el cual solo parecía conocer yo, y no quería que este lugar pasase al olvido cuando inevitable mi vida terrenal acabase, por lo que se lo enseñé a Floatzel en todo detalle.
Floatzel parecía asombrada. Sus ojos brillaban como solía ser costumbre cuando se emocionaba, pero no era una emoción enérgica, sino una emoción de tranquilidad y relajación.
Floatzel y yo nos tumbamos en la suave y fresca hierba que habitaba en el suelo mientras mirábamos al cielo. Raramente se solía escuchar el sonido de un Pokémon volador surcando el cielo por encima nuestra, lo cual era un buen recordatorio de que no eramos los únicos capaces de disfrutar de la naturaleza del mundo.
Floatzel, en un inesperado movimiento, alargó su mano derecha y la puso encima de mi mano, queriendo sujetarla.
-¿Floatzel me quiere dar la mano? -me dije a mi mismo- Es como si fuesemos una... Pareja.
Llevado por la emoción de la situación correspondí el movimiento de la Pokémon entrelazando sus dedos con los mios.
Nos quedamos tumbados aproximadamente una hora, y ninguno de los dos soltó sus dedos del otro.
Aunque el cuerpo humano sea una bendición por permitirme sentir este momento, también es una maldición por hacerme sentir hambre, y no solo a mi, ya que escuché las tripas de Floatzel rugir también.
Con una ligera tristeza solté los finos dedos de la Pokémon y volvimos a montar en nuestra bicicleta, de vuelta a nuestro hogar, donde tuve planeado hacerle una comida especial a Floatzel, no por ninguna razón en específico, sino por darle las gracias por lo ocurrido esta semana.
Por mi el día podría haber acabado y yo ya estaría contento, pero el universo quiso alegrarme más este día tan perfecto.
Recordé la abertura de un nuevo restaurante cerca de donde yo vivía. Este nuevo restaurante era uno de los mejores que se habían construido en mi zona, según la mayoría de críticas, y tenía ganas de ir a probarlo, pero al ser de tan buena calidad los precios no eran muu baratos.
Menos mal que estaba ahorrando para ir allí algún día cuando encontrase a alguien especial, y parecía que el día adecuado había llegado finalmente.
Le comenté la idea a Floatzel y ella volvió a estar de acuerdo, por lo que ya en la noche fuimos al restaurante.
Se que sonará como una tontería, pero nada más entrar se notaba en el ambiente un exceso de elegancia y distinción. Se podía ver a gente bastante adinerada sentada disfrutando de sus excesivamente caras comidas.
Fuimos recibidos formalmente y nos sentamos en una mesa la cual se encontraba en el centro del restaurante. Yo pedí mi plato, un shakshuka (que no sabía lo que era en absoluto, pero sonaba elegante y exótico) y Floatzel pidió un simple plato de espaguetis, pero no la puedo culpar, el menú era excesivamente raro con platos novedosos y extraños, y a veces la simpleza es mejor que la distinción.
Al cabo de unos minutos trajeron nuestros platos y empezamos a comer. No voy a mentir, mi comida sabía fatal.
-¿Es esto en serio lo que llaman "plato gourmet"? -dije a Floatzel de forma cómica.
Los dos reimos, llamando la atención de los adinerados comensales, que nos miraban con una extrañada expresión.
Floatzel parecía estar disfrutando de su plato de pasta, y eso era lo único que me importaba en ese momento.
La Pokémon y yo seguimos bromeando y riendo, hablando de temas varios y sobre nuestras vidas.
Fue una buena noche, hasta que llegó el momento de pagar la comida.
El camarero que nos atendió esa noche se acercó a la mesa con la cuenta en la mano izquierda.
Nos la dejó en la mesa y al ver el número casi me caigo de la silla.
Soy incapaz de acordarme del precio exacto ya que quise olvidarme de elll cuanto antes y nunca recordar ese excesivo pago.
Con los bolsillos ahora mucho más vacios de dinero volvimos a casa, donde hicimos lo mismo que todas las noches. Nos acostamos juntos y esperamos a la llegada del sueño.
Aunque hoy hubo un pequeño cambio: Floatzel me dio un pequeño beso en la mejilla. Eso me sorprendió, pero el sueño superó a mi curiosidad y caí dormido al instante.
Hoy fue un buen día.
ESTÁS LEYENDO
Flotando Por Amor | Pokeromia Floatzel x Humano
FanficMarcos es un joven el cuál es encargado con la labor de cuidar a la Floatzel de su mejor amigo durante una semana. Aunque parezca una tarea fácil, surgirán problemas y enredos de los que Marcos tendrá que buscar solución. Y quizás podrá encontrar ta...