Entre historias de amor y desdicha

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—Uff, que dolor de cabeza saber la que se va a armar.

—Mina ¿qué tal? —una voz masculina muy familiar para ella entró a su oído.— ¡Sero!, llevaba rato sin verte por aquí.

—Disculpa, es que estaba resolviendo algo de mis pasantías pero ya quedó, ahora hasta después de la feria volveré.

—Genial, ¿tienes planes para más al rato? —Ella con confianza lo tomó del brazo, era feliz teniendo contacto físico. —Pues... —Dejó su celular abandonado en su bolsillo –en realidad no, ¿te gustaría salir conmigo?.

—¡Claro que sí!, vamos a dónde tú quieras. —saltó y saltó cómo una niña pequeña.

Una tierna sonrisa se pintó en la cara de Sero, le hacía falta pasar tiempo juntos con su mejor amiga.

—Perfecto, ¡les diré a los chicos! Mina agarró camino adelante.

—Ah si, está bien, porqué somos un grupo. —en el fondo hubiera deseado que esa salida fuera sólo para ellos dos.

Él daba pasitos detrás de ella, esa flor rosada que volaba en el patio soleado de la residencia

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Él daba pasitos detrás de ella, esa flor rosada que volaba en el patio soleado de la residencia.

—Ay Sero, ¿te has preguntado cómo es estar sonriendo todo el día?, o más bien, ¿en algo que te haga sonreír todo el día?.

—Si, lo he pensado, y vaya que ese pensamiento está conmigo siempre. —se perdió en sus agujeros negros que tenía por ojos en un forma cálida.—El sentirse en las nubes, debe de ser maravilloso. Un paseo con ese alguien especial. —la magia era algo que Mina trataba de incluir a su mundo a menudo.

—T-Tienes razón. —Sero titubeó, siendo que Mina era el hada que le hacía bellas las cosas, ella le bajaba las nubes. —Lástima que tantos la estén pasando tan mal. —Mina se apagó por un instante, la centella que vivía en su mirar dejó de respirar.

Ambos se detuvieron en un puente que saltaba encima de un lago lleno de garzas con flores de cerezo a su alrededor, cayendo y flotando en el estanque.

—Imagínate estar junto al amor de tu vida, y que esa persona no te quiera y su corazón le pertenezca a otra. —Recostó su brazo en el barandal con un seño afligido viendo la lluvia de pétalos pasar ante sus ojos. Parecía una lluvia de corazones rotos visto desde la vista de alguien a quién el amor le falló.

—Si, debe de ser muy triste. —contemplaba su reflejo en agua, viéndose en esa misma situación. Su amistad con Mina había durado mucho desde que ingresaron, no sabía si valdría la pena sacrificarla. —pero ¿Sabes? Uno nunca debe de perder la ilusión, después de todo... — él atrapó una flor de cerezo que estaba descendiendo, y la acomodó en el "algodón de azúcar" que tenía por pelo la chica. — la realidad puede superar a la ficción.

Mina sonrió suavemente, recuperando la calma que había perdido hace un rato. Procedió a abrazarlo.

—Muchas gracias Sero, me gusta mucho abrazar a mis amigos. Imagínate que suerte tendrá el chico que vaya a ser mi novio. —agradecida intensificó el gesto.

—Me alegra ser tu amigo, Ashido. —No importaba si su relación no cambiaba, él siempre iba a contemplar a Mina en sus sentimientos.

—Fue un gusto conversar contigo pero, debo buscar a Kirishima ¡nos vemos! —Mina se desplegó del gesto físico, hablar con Sero le había hecho mucho bien. Ella se alejó despidiéndose desde el otro lado.

—¡Adiós Mina, nos vemos en la noche! —al verla desvanecerse entre los cerezos, él se tocó su pecho con un calorcito en su interior. —La ficción no es suficiente si se trata de ti, Mina Ashido.

En un rincón repleto de maquinitas para perder la tarde con amigos

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En un rincón repleto de maquinitas para perder la tarde con amigos. Mina dio lugar con quien buscaba.

—Hola chicos.

—¡Mina!, ¿qué haces aquí?, ¿te sumas a jugar con nosotros? —Kirishima la recibió con los brazos abiertos.

—Pensé que estabas con las chicas. Hablando de romance. —Denki se rascó la cabeza.

—Si, pero estuve hablando con Sero y nos ofreció una grupal por la noche. No creas que me he olvidado de ti, Denki.

—¿Cómo en los viejos tiempos? —Kaminari rió.

—Llevamos meses sin hacer eso. —Eijiro añoraba cuando entraron a la escuela y todo era más fácil, salían de clases y corrían directo a juntarse en algún local de comida rápida para hablar de la vida.

—La escuela nos ha pisoteado mucho, ¡ya ni siquiera recuerdo la última vez que pude comerme una hamburguesa sin culpas! —Denki hizo un puchero, su mentor de pasantías le restringió la dieta que llevaba y lo puso a límite calórico.

—¡Eso es!, ¿Y sí nos vamos a comer hamburguesas? Hay un local retro que acaba de abrir cerca a la escuela. — Mina no le quitaba los ojos a Kirishima, en el fondo ya se veía compartiendo una malteada con él.

—Me parece excelente, ¡le aviso a Bakugo! —Kirishima mostró una alegría que llevaba tiempo sin salir.

Hipnotizada por su interlocutor, Mina se quedó embobada; en este momento Kirishima era el chico más apuesto del mundo para ella. "Atrás, Henry Cavill", le gritaba su cabeza.

—¡Yei!, cenaremos hamburguesas, ¡yo pido la mía con queso extra! Y ustedes amigos... ¿amigos? —Kaminari notó rápidamente la falta de atención por parte de sus colegas.

Eijiro sólo se sentía desacostumbrado, siendo amable con Mina. Por el tiempo de conocerse ya era como su hermanita menor, la quería tal y cómo era. —¿Quieres quedarte a jugar con nosotros?, ¿o vas a hacer algo más?

—Yo, me debo ir, ¡los veo luego! —su lengua estaba dormida pero sus piernas despiertas, salió disparada corriendo a la salida.

Ellos se miraron extrañados.

—¿Qué acaba de pasar? —Eijiro se rascó la cabeza de la confusión, Mina no era de la gente que escapaba así.

—Nah, de seguro sólo son los boletos para el conejo malo. Sígamos jugando —Denki avanzó a otro sitio.

En otra parte, la jovencita estaba brillando más que el sol en plena estación primaveral, era cómo ver una flor de cerezo bailando por doquier. Entre risas y suspiros, Mina lo gozaba: su sueño se hacía realidad.

Por fin estaba enamorada.

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