Mi novio y yo

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"Aclarar nuestras mentes". El interior de Ashido, antes tan rosa cómo su propia carne. Se sentía cómo una princesa saltando de una nube de algodón de azúcar, hacia un vacío que jamás creyó tener que enfrentar. Ya había escuchado de sentirse así, pero siempre criticaba a aquellos que decían haber sufrido la traición de un susodicho, ese tan juguetón y amoroso. Se supondría que la llegada de un bebé debería traer júbilo y dicha a la vida de las personas, los enamorados.

Pero quizás debía empezar a darle crédito a Jirou, al decir que la suya había terminado gracias a un pequeño demonio llamado Cúpido.

—No quiero salir. —pataleaba en su cama sin desear salir de su cueva. Su alarma gritaba y ni siquiera estaba de humor para callarla.

—¡Mina! —alguien golpeó a su alcoba, no sonaba para nada apurado presionado cómo usualmente está un estudiante a media hora de entrar a la escuela. —soy Sero, ¿me dejas pasar?

—Ya qué. —envuelta cómo un taco entre su única frazada, salió a recibir a su novio. —¿Qué haces aquí, no deberías estar con tus amigos?

—Si, pero deseaba a ver a mi dama. Después de que Toru te llevó a bañar todo fue demasiado rápido, ni siquiera tuve la oportunidad de despedirme o saber si todo estaba bien. Así que, para preguntar si me perdonas, ¡te traje unas donas! —Sero sacudió un empaque de rosquillas glaseadas que venía cargando. —¿me permites pasar?

—Puedes hacerlo, disculpa el desastre. —Mina le cedió la entrada y juntos se sentaron en el colchón pelón. —no debías hacer esto, no tienes que pedir perdón de lo que me pasa.

—Créeme que de haber sido una chica hubiera deseado llevarte entre mis brazos, digo, sé que es raro ver a una chica con una chica. Pero sería igual de loco ver a un chico llevar a una chica a un baño lleno de sus compañeras, es decir, no es que quiera ver a tus amigas, o que te quiera ver a ti. Osea, si te quiero ver a ti, pero con ropa. —Sero iba tropezándose al hablar, pero eso tenía valor nulo para Mina. Si alguien aquí estaba actuando bien, era él.

—Sero, gracias por el gesto, lo aprecio demasiado. De verdad, estas donas están buenísimas, amo el relleno de fresa que le inyectaron a las de chocolate. —Mina parecía una ardilla con sólo ver sus cachetes inflados. —pero créeme que aquí la que se tiene que disculpar soy yo. He sido una pésima novia, primer día e hice un escándalo con todos ayer. Casi beso al profesor. —recordó con asco el detalle final. —espero que no te hayas puesto celoso.

—¿celoso, yo? Amor, él te estaba salvando la vida. Aizawa ya es un señor comprometido y con una hija, él no tiene tiempo para andar pensando en obsenidades con sus alumnas. A todos nosotros nos ve cómo sus hijos de varias madres, venga, no estoy diciendo que se acostó con tu mamá y la mía, o con nuestros papás. Que yo sepa no es bisexual, pero aunque lo fuera siempre le sería fiel a su pareja, y por eso tiene una familia feliz con Eri, a la que pronto se sumará Joke. —a Mina le daba gracia cómo Sero se caía con sus propias palabras. —¡Ay Sero, me estás matando! —Mina se cayó sobre su cojín.

—Claro que no, matar es un acto de odio, y yo nunca lo haría, especialmente con la persona que más amo, y esa eres tú. —Sero la miró desde el orificio de una rosquilla con cobertura rosa y chispas de colores. Por más mentira que fuera, el sonrojo de Mina fue verídico ante esa forma de referirse a ella. «¿Qué me está pasando, por qué me porto de esta manera? A quien quiero es a Kirishima, no a mi novio. Digo, Sero es un gran amigo pero no lo amo aunque esté saliendo con él. »

El reloj despertador en el celular de Mina repitió su habla, ella no era de las personas que suelen levantarse al primer llamado de la alarma.

—¡Oh Sero, se hará tarde!, debo ponerme el uniforme.

What is love? SerominaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora