Atrapada

50 3 1
                                    

Acabó el día final de la semana, y cómo no era una excepción, Mina era de las finales en recoger sus cosas.

—Vaya, tremendo día el que ha sido hoy. —se secó el sudor de la frente con un paño, lo metió a un estuche que iba adentro de su mochila.

A nada de cerrarlo para irse, al cierre se le ocurrió trabarse en el momento más desafortunado. Mina intentó zafarlo, pero en una movida repentina este se juntó con sus medias, quedando arrestada entre ellas y la posibilidad de que se rompieran.

—¡Es el colmo! —Mina empujó con fuerza, pero ese condenado y oxidado pedazo de metal estaba en su contra. —no quiero que me vean las piernas.

—Mina, ¡no te había visto!, ¿nos vamos? —Sero volvió por ella.

—Creía que ya te habías ido con tus amigos.

—Bueno, Denki invitó a Jirou por un helado, y los chicos se fueron muy rápido. Además, no puedo dejar a mi chica sola. ¡Tus medias! —Sero se agachó para revisar el problema. —Está trabada, mira, sé cómo lo podemos solucionar. Tengo un amigo en la clase B que sabe perfectamente de estas cosas, creo que aún no se ha ido. Espérame aquí, bombón. —Sero le besó la frente y corrió en busca de ayuda.

Mina se había quedado helada, sólo había recibido besos en la frente por parte de su padre. Nunca así por parte de otro hombre.

—¿no te gustó, verdad?

—Mineta, no empieces por favor, no es buen momento. —tapando el orificio creciente entre el látex y su piel, era el peor momento para estar atrapada con Minoru Mineta.

—Vamos, yo sé que sólo te quedaste con Sero pues descartaste toda posibilidad con alguien con cómo yo, tan inalcanzable. —su ego estaba más inflado que su tamaño.

«Vamos Mina, quizás si Sero te encuentra coqueteando con Mineta, se retracte de seguir siendo tu novio. Es drástico, pero es un precio que estoy dispuesta a pagar. Casi beso a un rabo verde y me enfrenté a un ogro. Hacerme la querida por un niño ciruela es lo de menos. » —En realidad... Tienes razón, no me gustó para nada. Sólo lo utilizé para que me ayudara a estudiar, pero no siento nada por el. —se coló algo de verdad en su actuación.

—¿y por quién si sientes cosas?, ayer, al ver tus labios tan muertos pensé en acudir y ser yo el que te rescatara. —Mineta se subió en un pupitre para compensar su baja estatura.

—¿y qué te límita de hacerlo ahora? —con repeluz, sintió el vomitivo tacto de las manos de Mineta sobre su pierna al descubierto y su labio.

—Bueno mamita, siempre tuve la fantasía de limpiar con mi escoba en un salón con una chica. —Mineta encendió sus más bajos instintos, tomando a Mina de su corbata y atrayéndola hacia él. Teniéndola a su merced, abrió cada botón de su camisa de colegiala cómo si fueran ventanas hacia el tesoro femenino codiciado por los varones.

—Siempre que te veía bailar, soñaba con utilizar tus bubis cómo almohada. —apretando los pechos, la escena era similar a la de un niño a nada de tomar leche de su madre. Él escaló encima de ellos y descubrió el pecho de Ashido. —Te voy a hacer mía. —dejó su saliva y su respiración en el cuello de Mina.

«Esto fue una mala idea, ahora ya no podré casarme. » Mineta ignoraba los chillidos de Mina, eso no era el placer que él estaba experimentando. Era el dolor de saber que posiblemente era su castigo por haberse creído Afrodita.

—No quiero, ¡déjame! —queriendo sacarse al parásito de encima, la joven pataleó desde la silla en la que estaba atrapada, en el instante sus medias acabaron romperse.

—Tú me diste tu consentimiento, ahora dame lo que es mío. —Mina de verdad no deseaba usar su poder en ese momento, pero Mineta rasgó muy fuerte su sentido de tolerancia a la perversión. Ella le disparó de el ácido que emanaba de su cuerpo en forma de defensa personal.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 14 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

What is love? SerominaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora