Las lágrimas de mis sueños

90 8 3
                                    

Tras su escapada, Mina regresó a la casa de huéspedes para disculparse con sus compañeras. Esta vez entró por la puerta convencional, llegando así a lo que era la sala de estar de la conocida clase 1-A.

—Hola Deku, ¿has visto a las chicas? —Mina saludó al joven lleno de pecas, él desvío su vista de una caja gigante con un lazo rosa que estaba preparando. —Hola Ashido, las tres decidieron ir a consultar con Aizawa los planes para San Valentín.

—¿Sabes dónde están? —Mina se sintió mal, fue una grosería lo que cometió por no saber gestionarse.

—Creo que en su despacho.

—Mil gracias Deku, por cierto, ¿se puede saber qué estás envolviendo? —Mina parecía quererse meter en la caja, con lo cerca que se puso del envoltorio.

—Ah, n-nada. —el chico Midoriya, no era nada alejado de la normalidad verlo cómo un manojo de nervios. Retrocedió y ocultó el objeto que guardaba en su interior. —Anda, ya sabes que puedes contárselo todo a la tía Ashido. —Le guiñó el ojo, esperando su revelación. —Bueno, es un regalo para una chica preciosa.

«Vaya, empezamos fuerte. »

—Sigue.

—Digamos que ella me hace volar, y de vez en cuando, soltar una que otra lágrima.

—Deku, tú has sido un chillón siempre, el otro día lloraste porqué las serpientes no tenían brazos.

—No Ashido. —se detuvo. —ella, no me hace soltar de esas amargas y dolorosas lágrimas que han salido del grifo de mis ojos desde esos feos recuerdos de mi infancia.

—¿Entonces?

—Ella me hace llorar, por la que quizás es una de las mayores alegrías de la vida. Después de buscar tanto tiempo te das cuenta de que sin importar tus acciones, ni una va a importar más que los recuerdos que hagas con esa persona, esos tesoros que permanecen en la memoria. — Izuku miraba con los ojitos enternecidos el regalo, mientras Mina se preguntaba:

«¿Acaso son estas, las lágrimas que he esperado toda mi vida? » Nada de tristezas ni desengaños, sin mentiras o rencores, alegría sin razones. —Es tanto el amor que le tienes a esa persona, y tu devoción tan grande que no sabrías que hacer sin ella. Tu motivo de querer salir adelante y no dar por sentado nada.

Ojos cómo avellana y tantas emociones como anhelos, hicieron que Midoriya hiciera fluir unas gotas en la cubierta del regalo. Ese chico era el sentimentalismo hecho persona, calar a sus sentimientos era cómo provocar una lluvia de sinceridad y cariño. No importaba el color del lazo o el empaque, su tamaño o costo. Estaba claro que la chica que fuera a recibirlo, tendría el mayor de los presentes junto a ella.

—Vaya Izuku, es muy profundo. Nunca me imaginé que fueras así, es conmovedor. —Mina tomó sus propias mejillas, era algo tan bonito. —Lo siento Ashido, no suelo hablar mucho de mis pensamientos. Las personas suelen creer que lloro sin motivos por lo mismo, pero en realidad, ellos son la razón del porqué siento tanto las cosas, y es fascinante.

—Deku, recuerda que la sensibilidad no te hace ser débil, es un don maravilloso. Aunque no lo creas, tú empatía le ha sido de ayuda a muchísimas personas. Trata de ser empático contigo mismo y deja a ese hermoso torrente ser, esa chica amará tú vaivén de emociones.

—Gracias Mina, a veces necesito que alguien me recuerde eso. —Izuku limpió sus lágrimas con su mano izquierda.

—Bueno ahora sí, ¿quién es la afortunada?, no me voy a ir sin el cuento completo. —que la energía astral del chisme los acompañe.

—Bueno, ella es...

—¡Deku, Ashido! —pareciera cómo si la puerta se hubiera destrabado, ¿y si era la chica especial de Izuku?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Deku, Ashido! —pareciera cómo si la puerta se hubiera destrabado, ¿y si era la chica especial de Izuku?

—¡U-Uraraka san! —Deku procedió a ocultar el presente rápidamente, a cómo pudo, lo puso debajo de la franela de Todoroki.

—¿Qué? Yo no soy Uraraka, soy Toru.

—Lo siento Hagakure —Deku se sintió avergonzado por actuar así en frente de una dama, aunque tampoco podía culparse del todo, esa chica era invisible.

—Chicas, lamento el cómo me fui hace rato. —estaba arrepentida, nunca se había ido de esa manera y sin despedirse.

—No hay problema, a veces uno debe de respirar. —Momo la abrazó. Mina podía ser una niña pequeña en temperamento, pero la final del día y sin importar cuántas canas verdes le sacase, Yaoyorozu la quería cómo a una hermana más.

Al ver a sus amigas ahí, sabía que todo había salido bien, Momo y Hagakure estaban destellantes con miles de ideas para su actividad grupal.

—¿Y de qué hablaron con Aizawa?

—Dijo que está tomando en cuenta las ideas, pero que necesitamos autorización de nuestros padres para eso. —explicó la presidenta de la clase.

—Mi mamá ya le mandó su aprobación a Aizawa. —Toru sonrió, realmente estaba muy contenta de su apoyo.

—Mis padres igual, ya conversamos acerca del karaoke y están dispuestos a darnos los fondos y las bocinas. —Momo asintió.

Kyōka y su capucha se escondieron en la esquina del cuarto, pero a Minari Ashido no se le escapa nada. —¿Y a ti Jirou? —Mina la tomó del brazo, queriendo incluirla con las demás. —No quiero hablar de eso.

—Anda, no tengas pena, ya sabes que no hay nada qué temer. —Mina fue imprudente al destaparle su cabeza. —¡Dije que no! —Jirou la atacó con sus jacks y se perdió tras cruzar la puerta.

—¡Jirou san! —Momo se preocupó extendiendo su mano queriendo atraparla. Toru se extrañó, Jirou siempre solía ser una chica triste para ella, pero nunca alguien que se hundiera en su malestar. Mina quedó herida, las extensiones la habían golpeado bruscamente, dejando marcas en sus muñecas. Lejos de dolerle, se sintió  culpable de la huída de su amiga. —Chicas, tengo que irme de nuevo, debo hablar con ella.

Ambas asintieron con la mirada, y Mina se fue a perseguirla por la calle ya a casi anochecer, el sol pronto se esfumaría también. Sin saber a dónde se dirigía, avanzó con nula idea de su destino. La imagen de Jirou se hacía cada vez más borrosa a la distancia.

—¡Mina, dejame en paz!

—No Jirou, ¡debo hablar contigo!

La prófuga apretó el paso, con la intención de evadir toda conversación con nuestra protagonista, terminando por acabar en una esquina sin salida.

Cansada sólo aceptó lo que vendría.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





What is love? SerominaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora