En teoría teníamos que acostarnos temprano, pero después de tantas emociones nos era difícil llegar, cenar y dormir sin más. Me quedé pensativo, de lado sobre la cama, con la sien apoyada sobre el puño.
–Todavía tienes cara de "no puede ser" –comentó Fay.
–Es que no me lo esperaba.
–¿Cómo que no? Si te lo dije...
–Ya, ya, pero... Todavía estoy traumatizado por haberme quedado sin vacaciones de repente. No me arrepiento del día que hemos pasado, no lo cambiaría. Bueno, el ataque de las brujas, tu secuestro y mi apuñalamiento sí, pero es innegable que fue un bonito día.
–Coincido. Eso te ensañará que todo tiene un precio –me aleccionó y me enseñó la lengua.
La atraje hacia mí con el brazo libre y le acaricié la mejilla.
– ¿Qué pasa? Estás preocupado.
– Por fin nos vamos de este pueblucho a donde nadie te conoce. No digo que de repente vayas a tener un montón de amigos...
–No va con mi carácter.
–Lo sé. Yo solo quiero que te dejen en paz. Con eso me vale.
–Y a mí, pero me es difícil pasar desapercibida.
–Evidentemente –susurré de forma pícara. Acto seguido me puse serio–. No solo eres guapa, eres elegante, inteligente, sabia... Brillas con luz propia, como una estrella, así que es imposible no verte, y también te encuentras igual de lejos...
Su cuerpo no se movió ni un ápice, como si hubiese dejado de respirar, en tensión. Sabía que se había sonrojado.
–Qué ñoño eres, en serio. No sé cómo puedo estar con alguien así de cursi –se quejó, haciéndose la enfadada para ocultar la vergüenza.
–Yo solo digo verdades –aseguré, aproximando mis labios a los suyos–. No como otras que yo me sé.
–Pero adornas demasiado la verdad –susurró, rozando mis labios–. Para mí, tú eres muy buena persona, el mejor de los seres humanos. Sincero, comprensivo, valiente y... Y ya está. ¿Ves? Así, a secas, sin dar diabetes.
Reí con ganas.
–Siempre te olvidas de los mismo: que soy el mejor amante del mundo, que...
– Agh –se quejó frustrada.
Fay se dio la vuelta, doblando la almohada alrededor de la cabeza para poder taparse las dos orejas a la vez.
– ¿Sabes que es posible que nos encontremos a alguien del pueblo, verdad?
–Quizá no. Es un pueblo muy pequeño.
–Pero es una de las tres universidades más importantes de Irlanda, y la más cercana...
–Con el asunto de John y Patrick asustaste a todo el mundo –le recordé entre risas–. No te preocupes, si me topo con alguno le amenazaré con cortarle la lengua si piensa siquiera en contar algo. Como medida preventiva, claro.
–Claro –aceptó en tono jocoso.
Al día siguiente nos levantamos tempranísimo para ir a Cork. Estábamos tan nerviosos que nos despertamos totalmente de golpe al oír el despertador. Así que nos dio tiempo a despedirnos "tierna y entrañablemente" de la familia, incluida la tía de Fay que, dada la tempranera hora, todo apuntaba a que había pasado la noche cerca, muy cerca... En la misma planta que nosotros, vamos.
Llegamos, también tempranísimo, a los apartamentos para estudiantes Castlewhite. Por desgracia, Fay y yo no estábamos alojados en la misma habitación ya que nos habían asignado compañeros del mismo género. Esto sí que se me hacía raro, no recordaba cuándo habían sido las últimas dos noches seguidas que había dormido sin ella.
Pocos días después había empezado a formarse en torno a nosotros un grupo de compañeros. Aunque Fay no se relacionaba mucho, la verdad. Más bien los tenía deslumbrados y se acercaban a ella como polillas al fuego.
Yo me sentía más cómodo, casi como en Canadá. Aquí no sabían quiénes éramos, podía relacionarme con normalidad. Incluso había hecho un par de colegas en el equipo de hurling de la universidad. Nadie nos miraba raro, aún.
–¿Y qué hace una chica tan guapa como tú con un pringado como este?
El "gracioso" que había hecho esa pregunta era mi compañerp de habitación, quien se había acoplado al grupo y que, por lo visto, se creía más guapo que yo. Bueno, lo era, pero solo un poco.
Yo alcé una ceja y Fay lo mató con la mirada. Acto seguido le sonrió como si le hubiese perdonado la vida.
–Él, desde luego, no es del tipo de persona que llama a los demás "pringado". Es mi novio, yo le elegí y yo sé porqué. Soy yo la que tiene que saberlo. Y no, no voy a cambiar de opinión –contestó chulesca.
Había cierta tensión en el ambiente, hasta que otro del equipo me dio una fuerte palmada en el hombro.
–¿Qué le das? ¿Qué le das? –bromeó, de buen humor.
–Ya os contaré mis secretos –fanfarroneé en broma.
–¡Ése gilipollas! –exclamó Fay, mientras paseábamos cogidos de la mano.
–Ni lo pienses. Siempre hay un gilipollas. ¿Acaso creías que todo iba a ser perfecto en la uni?
–No, qué va. Pero no había pensado en nada concreto...
–Eh –me paré frente a ella y coloqué una mano en torno a su rostro –, pasa.
–Me siento observada.
–Ya. Es que atraes a todas las miradas. Creo que en casa te miraban menos porque los prejuicios tenían a la mayoría ciegos a tu belleza.
–Otra cursilada. Pero bueno, supongo que será verdad.
Sus labios se acercaron a los míos.
–Lo siento, no puedo con tanto público –admitió.
Me reí con ganas.
–¡Ay, por lo que tienen que pasar las guapas! –dije con voz aguda, haciendo un gesto como si me apartara el cabello de los hombros.
–Idiota.
–Pero soy tu idiota, lo has dejado bien clarito.
–Ya, y seguro que te molestó.
–Sí, un montón –aseguré en tono de broma.
–Evan... "Alguien" nos está mirando.
Miré a mi alrededor, pero no vi a nadie fuera de lo normal.
–¿Estás segura?
Asintió.
–Nos separaremos lo justo. Intentaremos no quedarnos solos en ningún momento. Nunca pensé que esa frase saldría de mi boca...
Por la noche me fui a dormir algo inquieto. Fay no estaba sola en el dormitorio, pero eso no era suficiente como para apagar mi preocupación. Me quedé mirando al techo mientras la luz de una farola me daba de lleno en los ojos a través de la ventana del dormitorio.
–Aidhche mhath* –saludó justo en mi cara el Tuatha que había visto montando a caballo.
*Pronunciado Iha wa. Buenas noches.
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Los Monstruos me llaman. 2ª parte de Pídele ayuda a la bruja.
FantasyEvan y Fay están aprovechando el hecho de que su vida, por lo pronto, se desarrolla como la de cualquier otra pareja de su edad, disfrutando del verano antes de ir a la universidad, entre otras cosas tales como hablar del fastidio que es Woody o de...