Cap 05: Investigación profunda

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Dos días pasaron desde que la comitiva partió. Tres noches en las que Jiang Cheng se quedó hasta tarde leyendo la documentación con la que contaba, y luego la que llegó de la torre Koi, en busca de más información sobre los antiguos sellos y el paso de los inmortales en las tierras del suroeste. En ese fragmento de tiempo, ya se había acostumbrado a una dinámica con la presencia del pequeño XiChen-er.

XiChen-er no podía dormir solo. Despertaba con pesadillas que lo hacían llorar largamente. La primera noche que él intentó dejarlo dormido temprano en la habitación que solía ocupar Jin Ling, tuvo que ir con las siervas a calmarlo y llevarlo a su propia habitación. No sabía qué era lo que soñaba, si se trataba de recuerdos de la batalla o simplemente de recuerdos de sus padres. Jiang Cheng no tenía idea de los padres de los Lan, solo que su padre estaba en reclusión hasta su muerte con el asedio de los Wen. Nunca quiso ahondar demasiado.

Sin embargo, descubrió que el niño lloraba y lloraba hasta quedarse dormido en su costado sano, atento y pegado a su pecho como si necesitara escuchar otros latidos de un corazón. Jiang Cheng se quedaba dormido más tarde, acariciando el cabello largo del niño para arrullarse.

Se sentía demasiado a tener a Jin Ling de nuevo de esa edad.

Otra cosa a la que se empezaba a acostumbrar era que el niño estaba de nuevo despierto a las cinco de la mañana. A esa hora ya sentía movimientos en su costado y las manitos jugaban con su pelo, con su cara o se subía a su pecho para volverse a acostar.

—XiChen-er, déjame dormir un poco más. —Entre lo tarde que dormía leyendo documentos y el despertar por las pesadillas del niño, pocas horas le quedaban para recuperarse.

El chiquillo solo se removía y se quedaba quieto a la altura de su corazón. Pronto se dormía allí al menos una hora más.

Como las dinámicas de la secta no podían detenerse debido a lo que estaba ocurriendo, Jiang Cheng debía sacar tiempo en la mañana para entrenar a los nuevos discípulos de Yunmeng Jiang. Después de su desayuno salía a revisar los campos de entrenamientos y colgaba a un Lan XiChen en una especie de canguro de telas, mientras el niño volvía a quitarse la cinta de su cabeza y a azotarla contra el hombro del líder Jiang una vez más. Sus tres perros corrían a su lado y llamaban con sus colas animadas al niño.

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La joven Mian Mian miraba la dinámica con atención y anhelo. A pesar de los regaños de su madre, salía de la habitación a la hora de los entrenamientos y observaba a los discípulos cumplir las rondas de ejercicios con interés. Había aprendido un poco gracias a su madre, quien desde pequeña le había enseñado cosas básicas para protegerse cuando hacían las cacerías nocturnas. Tras la muerte de su padre, Mian Mian vio la necesidad de perfeccionarlo para así ayudar a su madre y cuidar de su pequeña hermana. Pero no había tenido entrenamiento como ese, ni compañeros de cultivo con los cuales practicar y lo sentía en falta. Por eso veía de lejos los campos, asomándose tras las vigas para grabar cada movimiento y hacerlo en soledad.

Varias veces sintió la mirada del líder Jiang sobre ella e intentó vanamente el esconderse o fingir que no estaba intentando imitar los movimientos. Cuando el ejercicio era el tiro al arco, ella no pudo ocultarlo por demasiado tiempo.

Mayor susto se llevó cuando el líder Jiang apareció repentinamente a su lado mientras intentaba hacer la posición del tiro con sus manos desnudas, en ausencia de un arco.

—Baja el codo, mantente derecha —ordenó con sus manos en la espalda, a pesar de tener el bulto frente a él de un pequeño niño Lan colgado a su pecho con una flor de loto pegada en la cara, con la que jugaba echándola de un lado a otro—. Separa más las piernas, así. Mira al frente, no me mires a mí, debes mirar al objetivo. —La chica siguió las instrucciones, aunque sus manos seguían desnudas, contuvo el aliento mientras enderezaba su espalda y respiraba con su diafragma—. Es una buena posición.

Xiongzhang, por favor, vuelve (MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora