Cap 09: Reverencia

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—Entonces vino un inmortal y con su larga espada abrió las montañas y encerró a la enorme bestia que azotaba a la gente del sur.

—¿Enorme espada?

—Una enorme, XiChen-er.

El niño vio los dibujos de los libros que mostraban al inmortal bajando con un largo sable curvo, de más de dos metros de largo, que debía ser sujetado con ambas manos para maniobrarla. Entre nubes y rodeado de montañas, se veía imponente y sabio.

—Shufu, ¿y por qué no hay inmortales ahora?

—Sí los hay, pero solo aparecen cuando es necesario.

Un quejido se escuchó entrar. XiChen-er miró a su pequeño hermano caminar mientras se tambaleaba, con un par de manitas fregando sus párpados.

—¿Qué ocurre, A-Zhan? —preguntó Lan QiRen, sin moverse de la mesa donde le enseñaba a su sobrino mayor. El chiquillo caminó con su rostro más arrugado hasta que se pegó al costado de su tío—. Has despertado con mal humor, A-Zhan.

—Shufu, ¿pero cómo sabemos que vienen los inmortales?

—XiChen-er, eso no es fácil de saber. Los mortales no podremos verlos, al menos que ellos lo deseen.

—¿Pero no hay una señal? ¿Algo? —El niño comenzó a buscar en las otras páginas, mientras su shufu cargaba al pequeño bebé.

—Mmm... —Lan QiRen se acarició la corta barba que llevaba en ese momento—. En algunos manuscritos dicen que se escucha una campana.

Una campana. Eso fue lo que vio Lan XiChen cuando se asomó la puerta junto a la pequeña Mian Mian, observando a través de la rendija lo que ocurría afuera. Sus ojos grandes vieron la enorme campana y en el siguiente segundo, todo se volvió oscuridad.

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.

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Una extensa luz se abrió en los cielos de la noche de Gusu Lan, apartó las nubes oscuras y dispersó a miles de cadáveres con solo su aparición, volviéndose polvo dorado en la tierra. De la extensa luz se vio un hombre bajar con túnicas negras y gloriosas, su pelo largo danzaba con el viento cuando descendía y su largo sable brillaba ante el haz celestial. Al tocar el suelo, rápidamente se puso en posición. Los cadáveres que aún emergía del bosque se agolparon hasta formar una sola ola enorme dispuesta a atraparlo y la energía negativa del artilugio y la formación se volvió más agresiva.

Las dos manos tomaron el mando del sable y su cuerpo se lanzó adelante en una rafaga de luz. Repentinamente, barrió con todos en un solo movimiento de su sable y el rugido de la bestia se hizo más prominente, profundo, al punto de conmover los suelos.

Del bosque la energía negativa se convirtió por fin en un cuerpo sólido, huesos y carnes pegándose para hacer una enorme criatura sin extremidades y con forma de un dragón coleteando y arrasando el bosque y todos sus alrededores. El hombre se movió más rápido que el ojo humano, corrió dejando un haz de luz mientras su espada se dispersaba y golpeaba hasta que, al fin, penetró en la corona negra de la bestia.

Se apartó. La bestia rugió y golpeó con un coletazo la tierra donde el hombre se movía. Del cielo entonces viajaron tres flechas de luz que abrieron las nubes y golpearon la cabeza de la bestia. El hombre corrió con su sable y lo rodeó hasta atravesar la cola y abrirla en dos. Tres flechas más cayeron a su estómago. El arquero con su pelo recogido casi volaba en el aire mientras sus flechas eran puestas como pedazos de rayos de sol en sus manos y el sable cortaba partes del cuerpo como si fuera una fruta dulce. Los rugidos aumentaban, la energía demoníaca intentaba juntar las partes, pero el ataque combinado de ambos dioses lo dificultaron. Las flechas abrieron agujeros de luz en el cuerpo del demonio y el sable abrió brechas luminosas creando un caos en sus flujo de energía resentida.

Xiongzhang, por favor, vuelve (MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora