En Búsqueda de una Emperatriz

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El Emperador estaba desplomado en la silla mientras miraba al techo. Había terminado varias tareas correspondientes a él y a la Emperatriz, pero todavía había bastante retraso en su trabajo. El hombre realmente estaba agobiado, aún cuando el Marqués Karl y otros subordinados de confianza ayudaban con parte de sus tareas.

El Marqués Karl era uno de los hombres en quien más había confiado, quien estaba a su lado a pesar de sus fallos y a quien le debía mil disculpas por lo tonto que había sido desde que conoció a Rashta. Aquel hombre noble siempre había tratado de guiarlo por un buen camino y estuvo con él desde su juventud, era su consejero, pero no lo había escuchado y ahora estaba enfrentado las consecuencias de actos que le fueron previamente advertidos por su consejero.

— Marqués Karl, ¿podría enviar un anuncio a las casas de la nobleza indicando mi búsqueda de una nueva esposa?

El castaño estaba algo sorprendido de que el Emperador pareciera haber estado recobrando la conciencia de lo que debía hacer él como gobernante en aquel Imperio. Las cosas habían ido en pique después del divorcio, pero gracias a que Sovieshu había estado recobrando su buen juicio, parecía que poco a poco podrían ir estabilizando una vez más el Imperio.

Sovieshu no podría darse el lujo de seguir esperando a que Navier volviera a sus brazos, ni esperar que el amor tocara a su puerta. Él debía empezar a tomar cartas en el asunto y contraer matrimonio estratégico con una dama noble educada, que ejerciera bien su rol de Emperatriz.

— Majestad, no deseo hacer insinuaciones inapropiadas; sin embargo, ¿no consideraría como candidata a la princesa Aleksandra? Sé que es más favorable que usted se case con una dama noble de nuestro Imperio, pero las nupcias con una princesa extranjera le sería beneficioso a su imagen pública y asegurar la alianza con un reino militar como lo es Gondrin.

Los ojos grises del Emperador se dirigieron a su consejero, quien tímidamente desvió la mirada hacia un lado, a la espera de alguna represalia por parte de su majestad como había estado acostumbrado desde hace un tiempo atrás.

El marqués tenía un punto interesante con respecto a la joven princesa extranjera, ya que al ser parte de la realeza, estaba bien preparada y; además, al ser líder militar de Gondrin, podría traer también beneficios al Imperio. Después de haber aceptado a una esclava como Emperatriz, el traer como esposa a una princesa podría mostrar que había recapacitado su decisión y que había conseguido a alguien más apta para el puesto. Claro, la nobleza de su propio Imperio esperaba la oportunidad de casar a alguna de sus hijas con el Emperador; no obstante, el tener a alguien de la realeza de otro reino podría asegurar una alianza ligada al matrimonio.

— Es un movimiento que podría ser beneficioso para nuestro Imperio, pero también debemos pensar en si la princesa o su familia estarán de acuerdo en ceder su mano —comentó el morocho mientras se reincorporaba a la silla— De todas formas, envía las solicitudes a los nobles, yo consultaré el matrimonio estratégico con los Florakis.

En la cena con los jóvenes príncipes de Gondrin, no había surgido el tema de la propuesta de matrimonio para la princesa, ya que era inapropiado tocar un tema tan importante en una primera instancia, por lo cual decidió omitir al tema hasta el día siguiente, sabiendo que el príncipe heredero no tenía planeado quedarse más de tres días para volver a Gondrin.

Al volver a la oficina, el Marqués Karl había llegado con diversidad de solicitudes de candidatas a Emperatriz de diversas familias nobles, enviando descripciones y fotografías de sus hijas que deseaban ser considerados para el puesto.

Al menos había unas 10 solicitudes hasta el momento. No esperaba que el comunicado y sus respuestas tuvieran tan prontos resultados, pero parecía que el hecho de haberse casado y divorciado dos veces no eran impedimento para que mujeres nobles quisieran la oportunidad de ser la esposa de Sovieshu y llegar a ser Emperatriz.

— Marqués Karl, por favor haga un filtro de sus virtudes y cualificaciones para cumplir como Emperatriz. Quiero hacer una pequeña entrevista con las 3 candidatas que veas más convenientes.

— Sí, su majestad.

Parecía que a Sovieshu le daba igual con quien se casaba, siempre y cuando la mujer que fuese su cónyuge cumpliera con sus obligaciones y papel de una buena Emperatriz. Al ser él infértil, iba a ser difícil (por no decir imposible) concebir un heredero, por lo cual pidió a otro de sus hombres que buscara algún antídoto o tratamiento mágico que pudiese ayudar a la concepción de un hijo. Como Emperador, se esperaba que él tuviese pronto un heredero.

Una vez el Marqués Karl se había retirado, comenzó con el papeleo diario.

Algunas horas después, decidió tomar un pequeño descanso para ir a dar una caminata por los amplios jardines del palacio, para tomar un poco de aire, después de todo, estar encerrado todo el día en la oficina le hacía bastante mal.

Mientras caminaba, pudo ver a la princesa de Gondrin caminar por allí con una dama de compañía que antes servía a la Emperatriz. La princesa estaba explorando curiosa los alrededores del palacio y conversando con la dama que le acompañaba. Sin dudas Aleksandra era una mujer muy hermosa y pertenecía a una cuna noble.

Aquellos gentiles ojos verdes se dirigieron al emperador mientras le otorgaba una sonrisa y hacía una reverencia.

— Su majestad, buenas tardes —saludó la muchacha de cabellos lila.

— Espero esté disfrutando los alrededores, princesa Florakis.

— Por favor, llámeme Aleksandra. Su Imperio es encantador y su palacio es ciertamente magnífico.

— ¿Le gustaría dar un paseo conmigo, Aleksandra? —preguntó el Emperador ofreciéndole su brazo.

—Me encantaría, su majestad. Gracias, señorita, por acompañarme —Hizo una reverencia a la dama de compañía antes de tomar el brazo del Emperador para comenzar a caminar.

— ¿Cómo la han tratado hasta ahora los sirvientes?

— Han sido todos muy gentiles conmigo y con mi hermano, aunque temo que a veces dicen cosas inapropiadas que solo le conciernen a usted.

— ¿Qué clase de cosas? —inquirió el arqueando una ceja.

— Escuché que desea volver a casarse poco después de la muerte de su anterior esposa, lady Rashta. Y... sobre lo que sucedió con la bebé —Aquello último había sido dicho con tono de voz algo bajo—. Realmente no deseo hablarle de temas inapropiados y que le incomoden, así que mejor hablemos de otra cosa —sugirió.

Si había algo que Aleksandra respetaba era los temas que los demás no deseaban hablar o temas muy sensibles para hablar.

— Me gustaría que nos quedemos en el tema de la esposa, Aleksandra.

— Imagino que le han llegado bastante solicitudes, usted es un hombre apuesto y poderoso. Estoy segura encontrará a la mujer indicada.

— Ya perdí a la mujer indicada. Solamente busco a alguien que pueda cumplir bien con el rol de Emperatriz —Su voz sonaba bastante melancólica ante la mención de aquello.

Era muy probable que estuviese hablando de alguna de sus esposas anteriores. Ella no estaba muy al tanto de los detalles y no iba a preguntar tampoco, pues realmente no era asunto suyo.

— Aleksandra, me gustaría plantear la idea de que usted sea mi nueva esposa. Podría dar paso a una alianza estratégica a su reino y a mi Imperio.

Ellos no tenían ningún sentimiento el uno al otro, eso era claro. Aleksandra no había pensado en matrimonio aún, aunque sabía que en algún momento tendría que contraer nupcias fuese por amor o deber.

— Me siento halagada, su majestad. Me gustaría algo de tiempo para pensarlo y consultarlo antes de poder darle una respuesta.

— Por supuesto.

Armonía [Sovieshu x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora