Una Historia de Amor

8

¡Hola a todos y feliz viernes! Entramos en la recta final del relato... 

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Charles la miró estupefacto.

— ...¿Qué acabas de decir?

— Amo a otro. — Repitió Lara. — Lo siento. Lo he pasado muy bien contigo, de verdad, y seguro que encuentras a una chica pronto. Pero no seré yo. Será mejor que te vayas.

Bajó el rostro y se pasó una mano por la cara. Ya está, lo había hecho. Se había dejado seducir por los regalos y el lujo, pero finalmente había cedido, había sido honesta consigo misma.

— ¿Dices que hay otro? — Volvió a preguntar Charles, a lo que ella asintió. — ¿Que tú tienes a otro hombre? ¿Tú, la solterona rara que se quejaba a mi prima? Y quién es ese otro, ¿eh? ¿Está aquí?

Lara levantó el rostro sin comprender. Charles se echó a reír y fue una risotada cruel, ácida. Su cara, que antes le parecía tan bonita, estaba torcida en un rictus caricaturesco.

— ¿Te crees que es un secreto? ¡Lo sabe todo el mundo! No llevo ni tres meses en la ciudad y me he enterado de esas "visiones" tuyas. Así que dime, ¿está aquí ese hombre tuyo? ¿Eh?

Lara no podía creerlo. Fue a levantarse para obligar a ese sinvergüenza a largarse, pero él la frenó con el brazo.

— Tú no te vas a ninguna parte. — Dijo, escupiéndolo con odio. — He invertido mucho dinero en ti. Te he dado atención cuando ningún hombre te miraría dos veces después de oír esas historias.

— Suéltame. — Siseó Lara.

— No, tú me dijiste que viniera a tu casa.

— ¡Y ahora te digo que te vayas!

Charles la cogió por las muñecas. La tumbó sobre el sofá y Lara forcejeó. Golpeó con las rodillas todo lo que pudo, pero él se tumbó sobre ella. Consiguió desequilibrarse y se precipitaron rodando hacia el suelo, donde él volvió a sujetarla. Lara lo pateó y él le cruzó la cara con un golpe que hizo que le pitaran los oídos.

— No pienso irme. — Dijo él. — No hasta que me des lo que me prometiste.

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¿Qué pensáis que pasará a continuación? Lo veremos el próximo viernes.