Capítulo 2 (Jade)

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Siete años después. Persia. Ciudad de Mahin.

La reina Cyra peinaba el largo cabello de su hija menor. La princesa Jade era el orgullo de su país, hermosa, inteligente, gentil; no había quien no la admirara, ya que ella había trabajado muchísimo para ganarse el cariño del pueblo llano.

—¿Cuándo partiremos? —preguntó la princesa.

—¿Estas muy ansiosa, cierto? —dijo con cariño la reina, trenzando el negrísimo cabello de su hija con hilo dorado.

—Nunca hemos salido de Persia, es comprensible que tenga curiosidad de saber cómo será todo allá. Me emociona. —respondió ella con una sonrisa. 

Jade ya era una joven mujer de dieciocho años, la misma edad que la reina Cyra tenía cuando se casó con Dario, su esposo.
Cuando su hija nació, Cyra lloró de felicidad, ella era perfecta, sana, aunque Jade era un poco delicada tenía un espíritu fuerte.
Era toda una princesa de Persia.

—Me gusta verte tan emocionada mi pequeña flor.

—Lo estoy más por conocer al rey dragón, padre dicen que fueron grandes amigos y lo siguen siendo.

—¿Estas más emocionada por conocer el castillo o ver al dragón del rey?

—Un poco de ambas dicen que su esposa es bellísima. Espero agradarles.

—Lo harás, no hay bardo en el reino que no te aprecie mi princesa y ellos te adoraran. Eres perfecta —Cyra acarició su mejilla. —¿Cómo no amarte?

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JADE.
Cuando mi madre terminó de peinar mi cabello, salí de sus aposentos mientras tres doncellas me seguían, fui a buscar a mi hermano. Omer, mi hermano mayor nunca se mantenía tranquilo siempre estaba luchando o disfrutando de mujeres, en ese preciso orden.

Recorrí los alrededores buscándolo, hasta que escuché un ruido peculiar en el aérea más recóndita del palacio. Me digerí hacia allá, donde vi al alto y esbelto hombre practicando con un arco y flecha.

“Al fin lo había encontrado”.

—¡Omer! —grite pero ni eso lo desconcentró, él soltó la flecha y dio justo en el blanco que se encontraba en la cima de la torre del palacio. Le ordene a las doncellas que se quedaran en su lugar para tener privacidad para hablar con mi hermano.

Mi hermano mayor nunca dejaba de sorprenderme”. Él sonrió al ver su logro y ahí si volteo a mirarme.

—Jade sabes lo mucho que me molesta que me interrumpas —dijo con rabia y le sonreí.

—Y sabes que jamás me ha importado si te molesta o no —él rio.

—¿Qué quieres? —preguntó con desinterés.

—Te estaba buscando para preguntarte si ya decidiste si vendrás con nosotros, dime cambiaste de opinión hermano. —Omer hizo un gesto de desagrado.

—Detesto las tierras extranjeras, no saldré de aquí, no dejaré al reino. Padre irá con ustedes y me dejará a cargo, es el momento de demostrar que soy digno de llevar la corona un día. —él no lo demostraba pero mi hermano se sentía feliz de que padre al fin lo reconociera y le diera este voto de confianza. Puse mi mano sobre su hombro.

—Lo eres Omer, siempre has sido un buen líder y gobernar se te da tan bien como luchar. —se sentó sobre el suelo y yo le imite sin importa ensuciar mi vestido.

—De verdad espero ser tan buen rey como piensas Jade. —me acerqué y abrace a mi hermano.

—Primera lección para ser un buen rey: siempre tener confianza en ti mismo y en tus decisiones, no lo olvides hermano.

—Jamás lo hare, eres tan inteligente como madre, sé que casi siempre tienes razón y lógica en tus palabras. Cuidado con los hombres cuando vallas allá hermana. Recuerda que debes mantener la compostura y trata de no ser presa fácil.

—Omer…

—Mi dulce hermana, si alguien te toca le corto la mano.

—¡No soy tan inocente y estúpida!

—Por favor Jade, tus ojos son dos claros ejemplos de que no ves y no quieres descubrir la malicia de la gente. Por eso te amo, hermana —confeso con cariño —Pero como no iré, quiero que te lleves a Shiara y Taina.

—Omer, padre jamás dejará que me las lleve conmigo en este viaje, sabes que las considera muy peligrosas.

—Todo el que ve dos serpientes de inmenso tamaño las considera peligrosas, ni siquiera sé cómo tú no temes que un día te ataquen.

—Solo soy cuidadosa con ellas, son inteligentes y me fascinan. Además, solo atacan cuando yo se los pido, las amaestré bien.

—A veces me pregunto a quién saliste tan rara.

—No soy rara. Soy única. —dije con una sonrisa orgullosa.

—Rara, única y bella. Bendecido será el hombre que te tome como esposa, hermana. —expresó con un tono burlón.

—No te burles. Eres malvado hermano.

Al fin me digno a soltar los primeros capítulos de esta historia 😂. Le cuento que se hizo larga la espera porque la habia abandonado para darle prioridad a otras novelas como mi trilogía Amores verdaderos. Pero ahora sí voy a darle amor a esta historia 💓🥺

© 𝕵𝖆𝖉𝖊. PARTE IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora