Capítulo 3: La coordinadora Selineth

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Engancho el sostén sobre la prótesis, es como tener unos pechos de mujer con terminaciones nerviosas, se sienten como si fueran parte de mí. Son removibles porque dicen que me van a crecer de verdad con el ADN extraterrestre. Lo entiendo bastante bien, soy inventor, pero me molesta demasiado.

—¿Ya terminaste? —pregunta mi coordinadora y psicóloga del proceso de este absurdo para mí.

—No —expreso cortante, manteniéndome dentro del vestidor.

—Tranquila, tómate tu tiempo.

—¿Podrías no hablarme en femenino?

—Lo siento, es parte del procedimiento estándar ¿Ingeriste las pastillas?

—Aún no. —Miro el frasquito sobre el estante, es la misma sustancia que estaba en la jeringa, solo que menos invasivo.

—Está bien, puedes hacerlo en cualquier momento del día, no hay un horario específico, solo que cuando inicies, que puede ser en cualquier momento, no ahora, cuando estés listo, una vez que comiences, recuerda tomarlo cada día.

No le contesto y continúo con la ropa, nunca me imaginé poniéndome un vestido. Lo peor, dijeron solo vestidos para que no se me note el miembro y que uso bóxer. Me reiría, pero esto es patético.

—¿No hay un zapato que no sea con tanto taco? Me caeré —aclaro.

—Oh, te buscaré uno más bajito, tranquila.

Al menos en el calzado me escuchó, pero refunfuño porque volvió a hablarme en femenino. Me pasa unas sandalias por debajo de la cortina y las agarro rápido. Termino de ponérmelas y aplaude cuando salgo del probador.

—Oh, estás hermosa —expresa emocionada.

—¿Tuviste que pasar por todas estas cosas para ser mujer? —le consulto directo y esta se sobresalta—. Siento si mi pregunta es ofensiva, ni sé si se me permite cuestionar, pero no me voy a guardar nada.

Ella se ríe, nerviosa, pero después se reincorpora, más tranquila.

—Me uní a esta iniciativa y me salió muy bien, estoy felizmente casada. Tengo tres hijos, así que me encuentro encantada con PlanetFem. No me ofendes, querida.

—¿Y fue tu libre elección?

Hay una pausa que parece interminable hasta que me contesta.

—Me convertí en psicóloga y coordinadora porque quiero ayudar a que personas como tú no desconfíen de la empresa, por eso sí, fue libre elección.

—¿Y tenías deudas? —Sonrío.

—Claro que no. —Hace una risa, nerviosa.

—¿De verdad querías tener tres hijos y que te lo cortaran? —Miro su entrepierna tan solo un momento—. Tu esposo debe ser un hombre afortunado, debe ser muy rico ¿Cuánto pagó por ti? Por mí pagaron bastante, bueno, el padre de Astro tiene mucho dinero. Tu esposo debe tenerlo también, te ves como una mujer hermosa.

—Sí, sí quería tener tres hijos y no, no me veo como una mujer hermosa, soy una mujer hermosa —expresa determinada.

—Por lo que sé, pocos somos compatibles con este ADN, así que imagino que debes ser una de las escasas personas que estuvo de acuerdo con esto, ¿no?

—Te equivocas, muchos aquí desearían pertenecer al grupo selecto de PlanetFem. No entiendes lo importante que eres y ofendiéndome no lograrás nada.

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