El amor es como un cubo de hielo.
Si lo mantienes es sólido y firme, y no habrá problema alguno con él.
En cambio, si lo dejas derretirse, entonces es cuando fracasa todo.
Seokjin hizo esa comparación cuando tuvo su primer amor, y supo que era bastante cierta cuando tuvo más amores luego.
Las personas no siempre eran de fiar, pero la mayor prueba de fuego con alguien es probar eso, si realmente puedes confiar en esa persona.
Hacía poco que conocía a Kim Namjoon, quién lo perseguía por todo el hotel buscando charlas animadas, y él sólo ignoraba el latir errante de su corazón mientras bufaba ignorandolo, y el hecho de que quería tomarlo del cuello de esa ridícula camisa y besarlo hasta que sus piernas caigan.
Sabía que el tipo podía ser de confianza en algún punto, más que nada por sus amigos y trabajadores al mismo tiempo; los graciosos chicos de la recepción que siempre lo recibían con una sonrisa amistosa y un guiño antes de darle su llave.
Como él podía ciertamente leer a las personas, se dió cuenta de que Jimin y Taehyung realmente hacían su esfuerzo por ser cortés con todo mundo, aún cuando las personas sean como el viejo malhumorado ricachon que se hospedaba en las habitaciones de hasta arriba del todo.
Él confiaba en esos chicos porque eran bastante espontáneos, lo cuál era todo lo que buscaba en amigos como los que perdió hace mucho.
—¡E-entonces Jackson se quitó la camiseta y-y se tiró a la piscina en boxers y yo-
—Huh, hola, lamento interrumpir. Volví de hacer mis compras.– sonrió cordialmente, siendo recibido por penosas sonrisas de los ajenos tras el mueble quiénes reverenciaron un poco.
—¡Hyung! Lo sentimos si escuchó algo... fuera de lugar. Aquí está su llave.– Taehyung la extendió mientras aún sonreía avergonzado por su risotada minutos antes, y las cosas raras que estaba diciendo.
—No se preocupen.– rió.– Ojalá también tuviera esos momentos con amigos...– murmuró para sí y luego les sonrió una última vez a los muchachos para avanzar hasta el ascensor.
Cuando las puertas de éste se estaban cerrando y se dispuso a sacar su teléfono para ver si su poco maquillaje se corrió al soltar una lágrima, una mano se interpuso entre ambas y abrió de nuevo todo para entrar y sonreírle al hombre dentro quién bufó.
—Hola Seokjin. ¿Quieres que te ayude con esas bolsas, precioso?– sonrió.
—Hola Kim, y no, gracias.– suspiró bajito.
Namjoon lo miró, apretando los labios y asintió lentamente.
No lo beses. No lo beses. No lo beses. No lo beses. No lo-
—¿Kim?
—¿H-huh? ¿Qué ocurre?
Seokjin rió por su cara de desconcierto, que antes estaba viendo fijamente sus labios haciéndolo sonrojar un poco.
—Nada. Pensé que iba a su habitación, y yo también, así que ya llegamos al piso.– Señaló las puertas abiertas, y comenzó a avanzar para salir tranquilamente, hasta que su muñeca fué jalada dentro nuevamente y vió cómo las puertas grises se cerraban.– ¡¿Pero qué le pas-
—Shh.– tomó su cintura con un brazo y con el otro tapó su boca, mirándolo con una sonrisa astuta, y Jin soltó las bolsas que sus dedos sostenían.– Iremos a otro lugar, Seokjin.– habló con voz profunda y baja, que si Jin no tuviera tanto orgullo ya se habría corrido ahí mismo.– ¿De acuerdo?
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dirty talk³ © namjin
Fanfiction•[No se permiten adaptaciones de ésta obra en específico]• Dónde Namjoon tiene un fetiche con las palabras sucias, pero su nueva conquista no tiene precisamente los mismos gustos que él. ©® all rights reserved @mr...