Capítulo 5

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—No puedo creer que ya hayas comprado la cuna —dijo Jennie al ver en la entrada del departamento una gran caja

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—No puedo creer que ya hayas comprado la cuna —dijo Jennie al ver en la entrada del departamento una gran caja.

Roseanne sonrió inocente, levantó el cartón del suelo y la llevó dentro del departamento

—¿Cuál de las habitaciones será la habitación de Somi? —preguntó la mayor.

El departamento constaba con una habitación matrimonial, la cual era la más grande, y dos habitaciones más pequeñas donde, una era la pieza de invitados, y la otra se ocupaba como armario. De hecho, la habitación que se ocupaba como armario tenía aún
algunos regalos de los invitados en su matrimonio. No, todavía no los abrían, y eso que se casaron hace ya unos años atrás.

—La de invitados, aunque tendríamos que mover las cosas de esa pieza a la otra —y con el solo pensamiento de tener que acomodar cosas de nuevo, ya se sentía agotada.

Se fueron a la pieza de invitados, donde vieron lo que tendrían que ir moviendo primero.

—Hay que desarmar la cama primero —la habitación constaba con dos camas de una plaza, y una mesita de noche en medio de ambas cama— ¡Empecemos!

Jennie hizo una mueca, pero de cualquier forma asintió.

Comenzaron por quitar las sábanas y los colchones. Los llevaron a la otra habitación, donde solo los dejaron acomodados al lado de la pared. Ahora tocaba desarmar la base de la cama.

—Roseanne, puedo cargar unos simples palos —se quejó una vez más la omega.

—No puedes hacer mucho esfuerzo, Nini. Yo lo haré —intentó convencer a su esposa, pero ella era tan obstinada.

—El hecho de que este embarazada no significa que no pueda cargar un par de palos —frunció su ceño, molesta.

—Bonita, ya te dije que lo haré. Puedo apostarte que a Somi no le parece buena idea el que cargues cosas pesadas —hizo un pequeño mohín, intentando nuevamente convencerla.

—Estoy segura que a Somi no le importa. Ya dame los malditos palos —iba a empezar a caminar para tomar las partes de la cama, pero se detuvo y su semblante molesto cambio a uno sorprendido, pronto llevó su mano a su barriguita. Roseanne al ver estas acciones se asustó y caminó hacia Jennie.

—¿Nini, todo bien? —la nombrada elevó la vista y sonrió. Tomo la mano de la alfa y la llevo a su estómago, donde luego de unos segundos ambas se miraron emocionadas y sorprendidas.

—Esta dando pataditas —la pareja empezó a soltar leves risas nerviosas, pero con felicidad— Creo que tienes razón, Somi no está de acuerdo.

—Te lo dije, amor —acarició un rato la pancita de la pelinegra con una sonrisa— Anda a sentarte, yo me encargo de esto —habló para luego darle un besito justo donde estaba acariciando, para luego darle un besito rápido en la puntita de la nariz a Jennie. Esta asintió y se fue de la habitación para irse a sentar un rato al sillón de la sala de estar.

Jennie seguía con la mirada a su esposa, la cual iba de una habitación a otra para ir dejando las cosas de la habitación de invitados. Somi había dejado de dar pataditas, de cualquier forma, la coreana siguió dejando leves caricias en su vientre. Seguía sin creer como en tan poco tiempo su pancita había crecido tanto, y había subido tan rápido de peso. Sentía que el tiempo había pasado tan rápido, y le asustaba que faltaban como cuatro meses para la fecha de parto.

Cuando Roseanne terminó de llevar las camas a la pieza más pequeña, se puso a armar la cuna bajo la atenta mirada de su omega. Aún faltaban varias cosas por comprar para la habitación de la pequeña Somi, pero por algo se empezaba.

𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝑪𝒐𝒍𝒅 𝑩𝒂𝒃𝒚² - 𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora