Demons (Jerome Valeska X Reader) [Historia Interactiva]

Teddy bear

Una patada, un golpe, otro tras otro. La sangre salpicaba al rostro del pelirrojo.
Les puedo asegurar que su mirada se tornó tan oscura como el pelaje de una pantera,  sus ojos pasaron de tener un gris verdoso a un rojo brillante.

Elegiste: Dejar ir a Greenwood.

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Jerome pov

-Oye Jerome, ¿No crees que el mundo sería mejor sin escoria como él? Dijo mi pequeña niña.

Todos estábamos en la enfermería. Theo trajo a un médico para que curará nuestras heridas después de nuestra disputa. Aunque el doctor estaba muy ocupado con las heridas del gordo, así que yo estaba curando las de mi ángel.

Lo único bueno es que, al final nosotros nos quedamos con la habitación.

-¿Hubieras preferido que lo matara? Pregunté mientras limpiaba la mordida con un algodón lleno de alcohol.

No me dijo nada, ni siquiera un mísero sonido. Sólo sé quedó ahí, viendo a la nada y de pronto, sonrió. Fue una sonrisa pequeña pero tan llena de inocencia que nunca pensarías que es una asesina.

Que tierna

Entonces recordé aquel beso.

Quiero que esté conmigo

Pero sé que podría tener una vida más normal y ¿Feliz?

Ella podría ser más feliz

Pero yo también merezco ser feliz, ¿No es así?

Terminé de limpiar la herida y el doctor le tuvo que dar algunas puntadas, también le dió algunos analgésicos para que el dolor no fuera tan intenso.
Su mirada se veía algo apagada, entonces le propuse un juego.

-Hagamos una carrera, quien llegue primero a nuestra habitación, se volverá el amo y señor del otro, ¿Aceptas? Me acerqué a su rostro y no pude evitar mirar sus labios.

-Vas a morder el polvo pelirrojo. Sonrió con burla y se acercó más a mí, rozando nuestros labios.

Realmente pensé que me besaría.
...
Realmente soy un estúpido.

Ella salió corriendo mientras se reía de mí, yo seguía procesando lo que acababa de suceder.

Que tramposa.

Salí corriendo detrás de ella y en unos cuantos segundos la pude alcanzar.

-Eres muuuy lenta. Empecé a reír. No era una risa burlona, sino de felicidad.

Estoy tan feliz que no puedo dejar de reír.

De pronto, sentí un peso encima de mi espalda. Había saltado sobre mí y ambos caímos al piso.

-Eres una tramposa angelito, no esperes recibir un premio con éstos métodos sucios. Dije intentando recuperar el aire.

Giré sobre mí mismo y ahora nuestras posiciones habían cambiado.  Mis manos estaban a cada lado de su cabeza y mi peso la tenía atrapada bajo mí.

-Aunque si lo que quieres es jugar sucio...

La tomé entre mis brazos y la levanté, como no dejaba de moverse la tuve que cargar como costal hasta la habitación y cerré la puerta después de entrar.

-¿No piensas dejar de moverte? Siguió moviéndose.

Supongo que es un no.

Le dí una buena nalgada y dejo de moverse como por arte de magia.