Capítulo tres

103 8 0
                                    

Dos semanas después.

Luego del incidente había dejado de irme de fiesta con mis amigas. No quería arriesgarme otra vez y apostar con la suerte, porque cuando se juega con algo que no controlas la probabilidad que tienes de joderte es muy grande. Además de que Río se quedó bastante preocupado al respecto y tuvimos muchas charlas acerca de que íbamos a hacer. Él sabía que yo podría defenderme, como ya lo hice muchas veces, pero quedamos en que debería quedarme en casa unos días.

Y fueron dos semanas muy buenas, mágicas de verdad.

Despertábamos tarde, pasábamos el día viendo cosas en la tele, hacíamos panqueques, galletas, palomitas y todo tipo de comida que puedan imaginar. A veces, pegábamos el sofá contra la pared y bailábamos en mitad de nuestra sala como locos y terminábamos desnudos sobre los cojines. Y en esos momentos me sentía en el cielo. Pero todo eso se jodió y si me preguntan porqué diré que es porque decidí no contarle a Río un secreto.

Sin duda el día que más disfruté con Río fue cuando cocinamos juntos y todo quedó crudo. No éramos buenos cocineros. Así que luego de eso, tuvimos una pequeña charla.

—¿Te acuerdas nuestra primera noche en Toledo? –Pregunta de la nada.

—Claro que me acuerdo. Me leíste el futuro en las estrellas, eso no se olvida tan fácil.

—Las estrellas nunca mienten –Dice.

—Hacker y astrónomo, fíjate tú –Repito como aquella hermosa noche.

Río me mira directo a los ojos. Yo sonrío.

—Ve al cuarto –Ordena.

—¿Ah? –Digo confundida.

—Te tengo una sorpresa. No puedes verla. Así que por favor ve al cuarto y espera a que te llame –Dice, tratando de esconder su emoción– Pero también debo ir a buscar unas cosas. Así que ponte cómoda en la habitación, porque deberás esperar un buen rato.

Entrecierro mis ojos y lo miro. Dudosa.

—¿Qué tramas?

—Tokio, solo ve al cuarto, por favor –Pide amablemente, casi rogándome.

Arqueo una ceja.

—Como sea algo que me asuste te voy a dar una bofetada que te vas a acordar del día en que naciste –Amenazo mientras comienzo a caminar directo hacia la habitación.

—¡Yo también te amo! –Grita riéndose.

Me encerré en la habitación y me puse a ver una que otra película de acción.

Hace rato que no escuchaba nada de Río, pues me pidió que le subiese todo el volumen a la tv y así no arruinar la sorpresa.

De la nada me levanto de la cama y unas náuseas me invaden completamente. Corro hacia el baño y vomito en el inodoro lo poco que había ingerido.

Asqueada me levanto del suelo, bajo la palanca del baño y procedo a lavarme la boca en el lavamanos.

—Primera y última vez que pruebo nuestra comida cruda –Me reprocho frente al espejo.

Ya lista, me vuelvo a acurrucar en la cama. Esperando de una vez por todas a que Río me dejase salir siquiera a la sala.

Unos pocos minutos después, entra Río a la habitación. Muy emocionado.

—Ya era hora –Digo– ¿Por qué has tardado tanto?

—Ven aquí y cierra los ojos

—Vaaale

¿Cuántas vidas tengo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora