¿Cuántas vidas tengo?
Capítulo: 21.
Un fic de Ana y Manuela.
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*Punto de vista de Tokio.*
Bajamos hasta el patio, Río me tomó de la mano y me dio un beso allí. En respuesta sonreí y llegamos hasta la mesa en mitad del jardín, a donde ya nos esperaban todos.
—¿Por qué tardaron tanto? Que muero de hambre y no me dejan comer –Se quejó Denver luego de vernos.
—Es una falta de respeto comer sin todos los invitados, gilipollas –Nairobi le golpeó el brazo a Denver– ¿Nadie te enseñó buenos modales? Además, con el rollo de romance que tienen estos dos últimamente ya te digo yo –Completó mi amiga y yo me reí.
—Bueno, si de verdad quieren saberlo estaremos felices en compartirles nuestras experiencias –Dije de manera inocente.
—Ahórrenme de los detalles sucios. No quiero saber de vuestras travesuras entre las cuatro paredes de su habitación. Ya me basta con lo que oí el otro día –El hizo una cara de asco.
—Que hay niños por aquí, por favor –Se quejó el profesor.
—No te hagas el santo, Denver. Que todos aquí ya lo saben que...
Ya iba a darle una buena respuesta pero el profesor volvió a interrumpirnos, molesto.
—Por favor, ¿Podemos dejar este tema y cenar con en paz?
—Vale, vale. Perdón –Respondió Denver en voz baja.
—Pero en serio, ¿Por qué tardaron tanto tiempo en llegar? –Preguntó Nairobi después de unos segundos de silencio.
—Solo pasó una cosita con el bebé y... –Apoyé mis manos en mi barriga, explicando pero la morena volvió a hablar.
—¿Qué pasó? ¿Estáis bien? –Casi nos grita, preocupada.
—Sí, estamos bien –Contesté tratando de calmarla– Solo le dió hipo y estábamos esperando a que se calmara.
—Quien lo hubiera dicho, que los bebés pueden tener hipo, fíjate tú.
—Es muy común la verdad. Es una de las actividades fisiológicas más prematura del feto –Contestó el profesor.
—A veces me asusta que lo sepas todo de todas las cosas, profesor –Añadió Nairobi, apuntándole con el tenedor.
—Pues a mí me encanta –Raquel le besó en la mejilla, haciendo que el hombre se pusiera rojo.
—Pues vaya fiesta de mierda esta, eh. No hay música, ni alcohol. -Se quejó Nairobi
—Los niños deben estar por ahí, tía.
—Que ya están durmiendo. Vamos a animar esto. –La morena se levantó, yendo en dirección a la radio y encendiéndola.
—Ahora empieza la diversión de adultos –Volvió a la mesa con dos botellas de vino tinto que seguramente se las robó de la cocina.
—Pero si no puedo beber alcohol –Me quejé.
—Pues tú te quedas como la sobria de hoy, cariño –Contestó abriendo una botella y riéndose al ver cómo el corcho casi golpeó un matorral y uno de los monjes.
—¿Me estás jodiendo, verdad?
—No puedes tomar, mi amor –Me respondió mi novio.
Resoplé y volteé los ojos, enojada. ¿En qué puto momento yo podría ser la sobria? A mí me encantaban las fiestas, el alcohol, bailar. La libertad.
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¿Cuántas vidas tengo?
FanfictionAños después de huir con el botín de la fábrica nacional de moneda y timbre la banda del profesor vive una buena vida. Tienen todo lo que algún día podrían querer, viven en lugares aislados pero increíbles y todo está bien. O eso creían. Tokio vive...