Libertad

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Durante el viaje Martín se quedó dormido al igual que los demás, llevaban casi 2 días sin descansar sumado el estrés y la tensión permanente sus cabezas estaban a punto de explotar, los únicos despiertos eran el Profesor y Berlín cuyas miradas desde cada esquina demostraban tranquilidad con quien tenían a su lado, Sergio y Raquel iban muy bien en su relación, él le estaba consintiendo su cabello con suavidad, Andrés estaba satisfecho en ver a su hermanito por fin con alguien, disfrutando de su vida al máximo y creyendo en el romanticismo que les invadía.

Pasaron unas dos horas para llegar a Palermo, Sicilia eran las 6 de la tarde había un cielo despejado y el mar infinito les regalaba la bienvenida a la libertad, allí Andrés y Martín tenían una casa grande cerca al puerto donde les esperaba un barco para llevarlos y llegar al menos en 3 días a Filipinas, al ver el cansancio de todos y la necesidad de tocar una cama decidieron quedarse la noche pues era un sitio seguro con suficientes habitaciones y quedaron en salir nuevamente a las 6 am. Cenaron algo rápido y fueron a "dormir", esa noche fue intensa y caliente para TODAS las parejas, lo supieron rápidamente ya que al ser seguidos los cuartos tuvieron el honor de escuchar los redoblantes de sus camas.

Andrés y Martín primero se acostaron a dormir, estaban muertos de cansancio, sentir de nuevo su cama doble, sus sábanas frías, Andrés acostumbraba dormir en pijama mientras que Martín con una pantaloneta y un esqueleto era suficiente para descansar plácidamente, cada cosa hizo que fuera un perfecto cobijo para caer abrazados en el sueño. Llegada la madrugada, Martín se levantó a tomar agua como solía acostumbrar hacer, Andrés por su parte se dio cuenta y despertó.

-Amor, me traes un vaso por favor- pasando sus manos por sus ojos, para ver la hora: si eran las 2 de la mañana.

- Ya te lo traigo-

En ese momento Andrés recordó escuchar en la pared unos golpes, estaban al lado de la habitación de Sergio y Raquel.

-Amor, ¿escuchaste algo como raro más temprano?-

-Si y estoy seguro de que era- Andrés soltó un carcajada que le hizo alegrar más su noche.

-Parece que el nerdito sabe como poner a su amada-dijo Martín, entregándole el vaso de agua y sentándose a su lado.

-Tiene su poder, guardado, pero lo tiene- dando un sorbo.

- ¿Has podido descansar?- dirigiéndole la mirada, Andrés ya se veía más lucido.

-Demasiado, he dormido muy bien y veo que tú también tienes esos ojos azules radiantes- acariciándole su rostro.

- Ya me siento mejor, hace años no me pasaba algo así- retirando el vaso de ambos para dejarlo en su buró.

- Ven acá- rodeándolo con sus brazos para acostarse- ¿No queréis alterar tu respiración otra vez pero de una forma mágica?- dijo sonriendo, viendo como Martín le entendía su juego.

- Creo que se me ha espantado el sueño...y a vos?- afirmándole su sugerencia.

- Por supuesto... además te debo algo desde ese día- acercándose más para alcanzar sus labios y darle un beso húmedo, intenso.

- Y yo te dije que nada nos iba a detener...-susurró en su boca, bajando su mano al resorte del pantalón para desajustarlo, poco a poco se despojaron de sus pijamas.

Decidieron entre ellos que esa noche sería dura en todos los sentidos, resistiendo a los mordiscos que recorrían por sus cuerpos, a tener el control cada uno a su ritmo, donde sus jadeos no pararon ni un segundo, conocían muy bien sus gustos, sus partes sensibles, siempre con la mente en complacerse mutuamente, estaban a solo unos días de formar un matrimonio, que para ellos ya lo eran desde que se lo propuso Andrés en ese elegante restaurante italiano antes del atraco, donde Martín aceptó y como si lo hubiesen planeado él tenía guardada su argolla para decírselo ese día también.

Soulmates (Martín and Andrés)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora