15
Noelle
1 de julioOh. Dios. Mío.
No metas a Dios en esto, cerda.
En algún momento, después de que Ian me hiciera, literalmente, ver estrellas.
Mi vestido había desaparecido, junto con su sudadera y su camiseta. Yo volvía a estar a horcajadas sobre él, con solo mi sujetador y bragas.
Sentí a Ian acercarse aún más a mí y doy un respingo cuando siento sus labios húmedos presionarse y deslizarse sobre mi cuello. Sus manos retiran el pelo a su paso y cuando mi cuello esta libre una de sus manos se posa en él. Sus labios se deslizan por mi barbilla, la mano que está en mi cuello hace un poco de presión y la otra se para a tocar mis labios con delicadeza.
Cuando de repente comienza a besarme, pero a besarme realmente.
No hay ni un atisbo de timidez, en absoluto, su lengua delinea mi labio inferior justo antes de abrirse paso en mi boca y explorarla. Mis ojos no sé en qué momento se cerraron, solo sé que me dejo llevar mientras sus labios se mueven sobre los míos de una manera increíble que me tiene suspirando a mitad del beso.
Una de sus manos se dirige a mi cintura y así pegar cada centímetro de mi cuerpo al suyo, donde se me hace imposible no sentir la evidente erección que tiene.
Mis manos sintiéndose valientes y codiciosas empiezan a tantear cada uno de sus músculos, desde sus brazos a su abdomen.
Así que todo esto es lo que esconde Ian Brashier bajo esas sudaderas, ¿huh?
Ahora, no puedo decir que mis manos sean las únicas que se sienten valientes, aunque eso ya lo comprobé hace un rato ¿no?, de pronto sus manos se encuentran en mi trasero mientras me presiona contra él.
No sé ni como, en medio de tantos besos, consigo respirar mientras mis manos luchan en deshacer el botón de su jeans que, injustamente, se mantiene en su cuerpo.
Logro que el jeans quede en el suelo junto a las demás prendas y esbozo una sonrisa orgullosa.
—Ahora esto si que está más nivelado- digo y él sonríe
—Ven acá- ordenó con voz ronca
Obedientemente me acerco de nuevo a él, pero antes de subirme sobre él me agaché entre sus piernas. Me fijé en como sus ojos se abrieron levemente y sonreí.
Mis dedos acariciaron desde sus rodillas hasta sus muslos, y posteriormente su bóxer ya se encontraba acompañando la pila de ropa.
Me acomodé más cerca de él, escuché a Ian inhalar con fuerza y sonreí.
Me agaché frente a él y lo llevé a mi boca. Lo provoqué con mi lengua y manos acariciándolo de arriba a abajo varias veces y lo oí gemir.
No. Puede. Ser.
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hablando con la luna
RomansaElla, rehusada a volverse indefensa... Él tiene claro lo que quiere, pero tiene que tomar una difícil decisión... Un día plenamente difícil para ambos... ¿Qué mejor que visitar a la luna para escuchar sus consejos? O tal vez, para ver que proviene d...