19 de Septiembre

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Bellatrix

Hace unos días mi hija me mandó una carta diciendo que no la estaban aceptando del todo en Gryffindor, típicos de ellos, cuando uno de sus miembros no hace lo supuestamente correcto lo alejan, que ganas de matarlos a todos por hacer sentir mal a mi pequeña.
También me hablaba de Draco y Parkinson, espero que no intente nada con mi hija, en ese caso tendremos una larga conversación y no muy amistosa, aunque he de admitir que sería buena para mi hija pero es mi hija y no se casará hasta que me muera.

Mañana será un día especial, era el cumpleaños de Hermione, me hubiese encantado tenerla en casa para celebrarlo en familia, nuestro primer cumpleaños juntas y tenía que ser en la distancia.
Decidí que era el momento perfecto para entregarle el anillo de la casa Black y mi colgante gemelo.
Oí unos golpes en la puerta.
- Adelante.- dije aún de espaldas.
- Bella, ¿Cómo estás?.- dijo mi hermana asomando la cabeza.
- Estoy.- dije mirándola con un gran suspiro.
- Todo irá bien, ya verás.- dijo mi hermana intentando consolarme.
- Eso espero, ¿Cómo va Draco con su tarea?.
- No quiere decepcionar a su padre.- dijo Narcissa con un suspiro.
- Es un buen chico, no merece esto.- dije en tono firme.
- Ninguno de nuestros hijos lo merece, todo por nuestra culpa.- dijo mi hermana.

Fuí al armario y agarré dos vasos y los llené de Whisky, le tendí uno a mi hermana, al principio me miró dudando pero no tardó en agarrarlo, rara vez bebía pero esta situación la superaba.
Levantamos un poco los vasos y bebimos el líquido dorado.
- ¿Qué vas a regalarle a tu hija?.- dijo Narcissa una vez que nos sentamos.
- Le daré el anillo de la casa Black y un colgante gemelo al mío.- dije con el vaso en mi mano.
- Tengo pensado regalarle alguna túnica de última moda o tal vez un vestido.- dijo mi hermana.

Cissy siempre había querido tener una niña y con Hermione estaba ilusionada cada vez que tenía que comprarle algo.
- Me parece bien.- dije sonriendo.
- Voy a mandar la lechuza a mi hija.- dije levantándome de la silla y bebiendo de un trago lo que quedaba en el vaso.

Iba de camino a m habitación cuando el asqueroso hombre lobo se interpuso en mi camino.
- Apártate de mi camino chucho mugroso.- dije con desprecio.
- Oh, me ofendes. Solo quería hablar.- dijo con esa voz que tanto odiaba.
- ¿Qué quieres?.- dije preparando mi varita.
- Seguro que te encantaría saber cómo tenía conocimiento de tu hija.- dijo con sus manos en su espalda.
- Habla.- Dije con semblante estoico.
- Un día me encontraba por los alrededores de Hogwarts y ví a tu bastarda.- Esto hizo que mis nudillos se volvieran blancos e hizo que mi furia saliera a la luz.
- Cruccio.- dije gritando.

Esto hizo que cayese al suelo retorciéndose del dolor, puse mi bota en su cara haciendo que le fuese imposible hablar.
- Escúchame inútil, vuelve a decirle algo como ese a mi hija y juro que te sacaré las tripas y adornaré el trono del señor tenebroso con ellas.- dije con mi sonrisa siniestra.

Sin decir una palabra más quité mi bota de su cara y me dirigí a mi habitación para escribirle a mi hija y mandarle los regalos que merecía.

Hermione.

Hoy es mi cumpleaños, por un lado me sentía feliz y por otro triste, los recuerdos de mis padres muggles volvían a mi mente, decidí mantenerme fuerte. Me levanté y fui a darme una ducha para vestirme con mi uniforme de Gryffindor, bajé al gran comedor, a estas horas no había nadie, era muy temprano pero adoraba estar un momento a solas en el comedor y disfrutar la tranquilidad.
Estuve un rato sentada junto a mi té cuando alguien se sentó a mi lado, era Draco.
- Hermione, feliz cumpleaños.- dijo sonriendome.
- Gracias Draco.- dije sonriendo y dándole un abrazo.
- Tengo algo para tí.- dijo dándome un pequeño sobre.
- Draco, no tenías porqué.- dije algo avergonzada.
- No acepto un no por respuesta.- dijo mirando hacia la puerta, ya que estaba en la mesa de Gryffindor sentado conmigo.
Con algo de timidez abrí el sobre y dentro había una pulsera de plata con adornos de serpientes, típico de Draco pero era preciosa.
- Gracias, me encanta.- dije contenta poniéndomela.
- Me alegro que te guste, luego nos vemos.- dijo sonriendo y levantándose al ver que algunos Gryffindor comenzaron a entrar.

Pronto las mesas se fueron llenando y Ginny se sentó a mi lado y me dió un abrazo felicitándome, me hacía muy feliz que aún no hayamos perdido la amistad.

Al poco tiempo una lechuza real voló por las mesas y dejó caer un paquete en mis manos. Sabía que esa lechuza venía de la mansión Malfoy.
Junto a la caja había una carta de mi madre. Sin pensarlo abrí la caja y en su interior se encontraban dos cajas más pequeñas. Abrí una y en ella había un anillo de color negro, el cual había visto en el dedo de mi madre y supuse que era el anillo de la casa Black, me lo puse y comencé a sentir la magia de este.
Luego abrí la otra caja y vi un collar parecido al de mi madre y sonreí cuando lo vi. Enseguida me lo puse y sentí esa conexión con ella.
Agarré la carta y la guardé para leerla en mi habitación.

Nos levantamos de nuestros sitios y fuimos de camino a clases... Por un momento me pregunté donde estaría Pansy, no la vi en el gran comedor.
Me senté en mi sitio habitual en transformaciones con Luna a mi lado.
- Hermione, felicidades.- dijo sonriendo.
- Gracias Luna.- dije sonriendo.
- Te tengo una sorpresa.- dijo mirándome.- aunque está en el bosque prohibido y es un poco mortal pero es un encanto.
- Me encantaría verlo.- dije riendo.
Miré hacia el sitio donde estaban Harry y Ron. Ninguno de los dos me felicitó en mi cumpleaños, esto causó que mi corazón se rompiese pero no podía venirme abajo.
Llegó la profesora Mcgonagall y enseguida comenzó la clase. Se me hizo corta ya que transformaciones era una de mis clases favoritas, cuando acabamos la profesora me pidió que me quedase un momento.
- Señorita Black, solo quería felicitarla .-dijo la profesora Mcgonagall.
- Muchas gracias profesora.- dije sonriendo, sabía que el cariño que me tenía la profesora Mcgonagall no se iría así porque así.

La mañana terminó junto a las clases así que pasé la tarde en mi habitación pero quería salir a caminar aunque sea por el lago negro, en mi sala común solo estaban algunos alumnos de primero, iba a salir hasta que en la puerta oí unas voces.
- Venga cuadro ridículo, solo déjame entrar un momento.- gritó la voz enfadada.
- Nada nada, no escucho a Slytherin, lalalalala.- gritó el cuadro.
- Grrr...por Merlín, ¿Cuál es la dichosa contraseña? ¿León?.- volvió a gritar la voz.
Cuando salí me encontré con una Pansy enfadada con la señora Gorda.
- mmm...¿Pasa algo?.- pregunté divertida.
- Nada, solo este cuadro inútil.- dijo Pansy algo enfadada.
- Serpiente venenosa.- cantó la señora Gorda.
- Asque...- le tapé la boca y le dije de ir a otro sitio porque todos en el pasillo nos estaban mirando.

- ¿Por qué te peleas con un cuadro?.- pregunté riendo.
- Le dije que quería verte y la ridícula no me dejaba y ya sabes el resto.- dijo agarrando su pelo.
- ¿Qué querías?.- pregunté con una ceja levantada.
- Bueno, yo...Esto, sé que hoy es tu cumpleaños y bueno, quería decirte si querías dar un paseo por el lago negro.-dijo algo nerviosa.
- Claro.- dije sonriendo.
Ella sonrió y juntas salimos de Hogwarts y llegamos al lago negro en un silencio cómodo, nos sentamos en un tronco que estaba en frente del lago dejando una bonita vista.
- No te he visto en clases hoy.- dije mirando al lago.
- Hoy me las he saltado, he tenido que salir un momento.- dijo jugando con sus dedos.
Volví mi vista hacia ella, tenía su corbata de Slytherin algo suelta, la hacía ver desaliñada algo inusual en Pansy, siempre perfecta. Un mechón de pelo se escapó de su sitio acabando en su mejilla, tuve unas ganas de agarrar ese mechón y colocárselo en sitio que no podía explicar.
- Veo que tu madre te ha dado el anillo de tu familia.- dijo Pansy mirando mi dedo.
- Sí, lo llevo con orgullo.- dije mirándola.
- Así es como debe ser, la mayoría de familias de sangre pura llevamos nuestro anillo con orgullo.- dijo ella sonriendo.- Esto... Quería darte una cosa.
- Pansy... No habrás faltado a clases por mí, ¿verdad?.- dije con una sonrisa.
- Bueno... Esto... Es complicado de conseguir.- dijo Pansy agarrando el cuello de su corbata aflojandola más.
Vi la caja y cuando la abrí, había en su interior un libro de hechizos, pero no era uno ordinario que pudieses encontrar por aquí.
- Este libro nunca lo había visto.- dije tocando la tapa.
- Este libro es de mi familia, puedes aprender magia sin varita y algunos hechizos que no se enseñan aquí, pensé que podría gustarte.- dijo Pansy.
- Me gusta mucho.- dije sonriendo.- Gracias Pansy, pero, no vuelvas a faltar a las clases.- dije con algo de reproche.
- Sé que me echas de menos.- dijo en su tono prepotente.

Riendo le dí un golpe en su brazo. Sin duda este era un cumpleaños especial.

Mi Pequeña Niña (Bellatrix Lestrange)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora