Tensiones

1K 98 2
                                    

Bellatrix

Hace dos días Hermione me habló de los Horrocruxes, me preguntó que eran y como encontrarlos. Aún no he podido responder a su carta, el señor tenebroso no me quita la mirada de encima y en más de una ocasión ha intentado entrar en mi mente. Iluso, solo yo soy la única en bloquearlo si intenta entrar.
Me dirijo hacia una de las muchas habitaciones antes de la reunión con el señor tenebroso.
- Perseus, un placer verte.- dije con mi barbilla en alto.
- Bellatrix.- dijo con una ligera inclinación de cabeza.- Es bueno verte.
- ¿Que te trae por la modesta mansión Malfoy?.- dije riendo sin alegría.
- Sabes perfectamente qué hago aquí.-dijo mirándome con desconfianza.
- Oh, no me malinterpretes pero no me importas en lo absoluto, el único afecto que tenía por la familia Parkinson murió hace tiempo.- dije agarrando un vaso con Whisky.
- Mi difunta esposa también te apreciaba y eso fue lo que la mató.- dijo apretando la mandíbula.
- ¿Ah sí? ¿No fue más bien tus castigos hacia ella por no querer que tu hija se unirse a los Mortifagos?.-dije haciendo círculos a su alrededor con el vaso en una mano y mi varita en otra.
- Maldita Zo...- calló al sentir mi varita en su cuello.
- Cuida tus palabras Perseus, podrían ser las últimas.- dije dándole un trago a la bebida.
- Mi hija Pansy está contribuyendo a una buena causa, no será una deshonra para su familia.- dijo sin perder la compostura.
- Pansy es una buena chica, una pena que sea tu hija. La has obligado a hacer cosas terribles siendo una niña.- dije apretando mis dedos alrededor del vaso.
- Así aprende y se hace fuerte, no eres nadie para hablar de la educación que le doy a mis hijas.- dijo sirviéndose un vaso.
- Aprende a base de Crucios y hacerla caminar sobre superficies heladas para que se enderece. Estupendo.- dije con sarcasmo.
- Es la mejor lanzando maldiciones de tortura pero aún le falta la maldición asesina, es débil como su madre y tú también lo eres, Bellatrix.- dijo con desprecio.
- Y...¿Qué te hace pensar que soy débil?.-dije con furia.
- La manera en que sobreproteges a tu hija, una Gryffindor y no trabaja para el señor tenebroso.- dijo con una sonrisa asquerosa.
No me moví de mi sitio, mi mirada no se apartaba de ese miserable así que sin necesidad de pronunciar la maldición cruciatus, comenzó a gemir de dolor. Unos diez minutos bastaron para que cerrase la boca.
- mal...maldita bruja.- dijo respirando pesadamente.
- Un placer volver a verte.- dije bebiendo todo el contenido del vaso.

A los pocos minutos comenzaron a aparecer más anfitriones, entre ellos los Malfoy, Pansy Parkinson y el Señor Tenebroso.
- Gracias por venir.- dijo el Señor Tenebroso con Nagini a su lado.- Os preguntaréis el porqué os he reunido.- dijo mirándonos a todos.
- Sí, señor.- dijeron todos a la vez.
- Draco, ¿Cómo va tu misión de arreglar el armario?.- dijo mirando a Draco con mirada seria.
- Estoy haciendo avances mi Señor, pronto estará a punto, cuento con la ayuda de Black.- dijo Draco asustado.
No lo culpaba por tener miedo, solo es un niño.
Lo miré de reojo, no podía perder la compostura, no gano para disgustos.
- Perfecto, Draco.- dijo el señor tenebroso con una sonrisa maquiavélica.- me alegro de que la pequeña Hermione participe, debes de sentirte orgullosa, Bellatrix.- dijo mirándome.
- Claro mi Señor. No puedo estar más orgullosa.- dije mientras lo miraba.
El muy mal nacido intentaba entrar en mi mente, quería saber que pensaba, menos mal que soy una experta en oclumancia y le es imposible entrar en mi mente.
- Perseus, cuento con la total participación y apoyo de tu hija, ¿Verdad?.- dijo apartando la mirada de mí y se dirigió hacia el Parkinson jugando con su varita.
- Por supuesto mi señor, mi hija tiene talento para lanzar crucios.- dijo con su barbilla en alto.
- Perfecto, me gustaría verla si no es mucho pedir.- dijo el señor tenebroso.
- Cla...Claro mi señor.- dijo retirándose un momento para llamar a Pansy.
Como toda bruja de sangre pura, entró con la barbilla en alto y sin mostrar ningún miedo. Es una buena bruja y no merecía esto.
- Mi señor.-dijo Pansy inclinándose.- ¿Ha solicitado mi presencia?.
- Sí, querida.- dijo acercándose a ella.- Tengo entendido que eres muy buena lanzando Crucios.
- Así es mi señor.- dijo sin titubear.
- Bien, ¿Por qué no lo ponemos en práctica?.-dijo sonriendo.
Ella perdió por un momento su semblante estoico y comenzó a titubear.
- Prac...¿Practicar?, ¿Con quien mi señor?.
- Saca tú varita y lanzale un crucio a tu padre.- dijo dirigiéndose a Perseus.
- Mi...mi señor, ¿Es eso necesario?.- dijo Perseus preocupado.
- Claro que sí. ¿Me estas cuestionando?.- dijo apuntándole con la varita.
- No mi señor.- dijo asustado.
Pansy me miró de reojo asustada, a pesar de que su padre era un capullo sin remedio, ella no quería hacerle daño. Le di un pequeño asentamiento y enseguida sacó su varita apuntando a su padre.
- Adelante, demuestra que eres capaz de dañar a cualquiera que se interponga en tu camino, aquellos que te hacen débil.-dijo animandola a lanzar el hechizo.
Mantuvo su varita firme mirando a su padre, su mano tembló, no sabía que pasaba por su cabeza pero lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y bajó la varita.
- ¡Cobarde!.- gritó el señor tenebroso.- ¡CRUCIO!.- dijo apuntando a Pansy.
Todos se mantuvieron callados mientras él la torturaba, algunos no se atrevían a mirar. Incluso el cobarde de su padre giró la cara.
- Mi señor, creo que ha aprendido la lección.- dije deteniendo la tortura de la pobre Pansy.
- ¿ Estás pidiéndome que deje de torturar? Noto nublado tu juicio.- dijo mirándome desafiadamente.
- No, mi señor, amo torturar así que yo seguiré con su tortura en las mazmorras.- dije sonriendo con maldad.
- Bien.- dijo guardando la varita.- llévatela.
Rápidamente levanté a una temblorosa Pansy, tuve que agarrarla con brusquedad para que mi treta funcionase.
Miré de reojo a su padre y este no dijo ni una palabra y sin más dilación abrí las puertas y salí del cuarto.

Una vez fuera solté a Pansy y la llevé a mis aposentos.
- Sshh... Tranquila, ya estás a salvo.-dije mientras la sentaba en la cama.
- Yo...yo ...intento ser fuerte pero no lo soy.- dijo sollozando.
- Eres fuerte Pansy, a tu edad nadie debería aguantar esto, espera un momento voy a buscar un poción que te ayudará a calmar el dolor.- dije retirándome de camino al baño.
Entre mis tantas pociones encontré una que la ayudaría a relajarse, la agarré y volví con ella.
Se la tendí y en seguida se la bebió. Esperé un rato a que se calmara.
- Gracias, Madame Black.- dijo sin mirarme.
- Sabes que a solas puedes llamarme Bellatrix.- dije sentándome a su lado.
- Solo quiero que esta guerra acabe, quiero mantener a salvo a mi hermana, no quiero hacer daño a nadie.- dijo aún con lágrimas.
- Ven aquí.- dije levantando mi brazo para que se apoyase en mí y se desahogara.

Sin miedo no puede haber valor, recuerda siempre eso, hija mía.

Mi Pequeña Niña (Bellatrix Lestrange)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora