No estás a salvo

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Bellatrix

Dejé a mi hija descansando en mi cama, tenía que hablar con el Señor Tenebroso cuanto antes, le dejé muy claro que de mi hija me encargaba yo.
Con paso firme me dirigí a la habitación donde se encontraba y antes de tocar escuché como hablaba en Parsel con esa serpiente. Afiné mi oído y me pegué a la puerta. Gracias a su entrenamiento también me enseñó ha hablar lenguaje de serpientes.
- Nagini, ¿Crees que debería matar a la bastarda de la hija de Bellatrix?.
Hubo un momento de silencio.
- Tal vez debería deshacerme de ella, puede ayudar al chico Harry Potter y entorpecer mis planes.

Me alejé de la puerta y salí enfadada y con el pulso acelerado, tenía pensado acabar con mi hija, no podía permitir eso jamás. Creo que la mejor opción en estos momentos sería dejarla ir a Hogwarts aunque no quiera, tal vez, estaría más a salvo en el lado de la luz.
Llegué con mi hermana y cerré la puerta tras nosotras y puse un hechizo silenciador.
- Bella, ¿Qué ocurre?.- dijo Narcissa preocupada ante la reacción de su hermana.
- Sabía que no podía confiar en Tom.- dijo Bellatrix. - Considera a Hermione un peligro.
- ¿Qué vas hacer?.- dijo Narcissa poniendo una mano en el hombro de Bellatrix.
- Lo mejor será que vaya a Hogwarts y que Potter y los Weasley cuiden de ella hasta nuevo aviso.- dijo Bellatrix con el corazón destrozado.
El pensar que  tenía que separarme de mi hija una vez más me desgarraba pero no quedaba de otra. Hermione no está a salvo a mi lado así que era la mejor decisión.
-Bella, estás haciendo lo correcto, Hermione estará bien pero debes ayudarla a derrotar al Señor Tenebroso.-dijo Narcissa.
-Lo sé, la ayudaré en las sombras.- dijo Bellatrix en un susurro.
-Mañana iremos al callejón Diagon para comprar las cosas de Hogwarts para Draco.- dijo Narcissa.
-Llévate a Hermione también, le vendrá bien salir de aquí.- dije con un suspiro.
-Bella, mírame.- dijo mi hermana.
Con un suspiro de agotamiento la miré, mi hermana se veía con un rostro cansado al igual que yo pero también había dolor.
- Estás haciendo lo correcto, las cosas pueden salir bien.- dijo Narcissa dándome una sonrisa tranquilizadora.
- Y ¿Si no salen bien?.- dije preocupada.
- Sí no salen bien, sabrás que has hecho todo lo que está en tu mano para proteger a tu hija y podrás irte en paz.- dijo Narcissa.

Hermione.

Me levanté un poco mejor, aunque un poco triste porque quería ir a Hogwarts y ver a mis amigos, tal vez me reciban de buen agrado a pesar de mis apellidos.
Cuando Voldemort me visitó me infundió terror. A penas recuerdo sus palabras pero estaba dispuesta a correr el reisgo de derrotarlo junto a mis amigos y espero recibir el apoyo de mi madre.
Me puse un vestido simple de color azul marino y bajé al enorme comedor de la mansión.
Allí ya estaba mi madre, Draco y mi tía Narcissa, no había rastro de Lucius.
- Hermione, buenos días.- dijo mi tía en cuanto me vió.
Me acerqué y le dí un beso.
- Muy bonito, darle un beso a tu tía antes que a tu madre.- dijo mi madre con un toque de humor a pesar de nuestra discusión.
Sonreí antes eso y me acerqué a mi madre para darle un beso y me senté.
- Draco, Hermione y ¿Vuestro saludo?.- dijo mi tía.
- Te entiendo hija, es como besar a Lucius.-  Me dijo mi madre en un susurro.
Ante eso no pude evitar reír. Miré a mi madre y me guiñó un ojo en señal de complicidad.
- Hermione, hemos estado hablando tu tía y yo y creo que lo mejor es que vayas a Hogwarts.- dijo mi madre bebiendo su típico té.
-¿ De verdad?.- dije impresionada ante su cambio de decisión.
- Así será así que mañana vendrás con Draco y conmigo al callejón Diagón.- dijo mi tía.
No pude evitar mi alegría ante eso, tenía ganas de ver a mis amigos.
- Sii, gracias mamá.- dije abrazándola.
Ella me abrazó pero pude notar una sonrisa triste en su rostro.
- Bien, para entrar en la bóveda de los Black tienes que hacer una pequeña donación de sangre.- dijo mi madre.
- ¿Donación?.- pregunté extrañada, según recordaba con los Granger solo tenía que subir una pocas escaleras y entrar en una llave.
- Sí, no te preocupes, la Bóvedas más antiguas y poderosas se encuentran en los niveles más inferiores y están fuertemente protegidas por magia muy avanzada, en la bóveda de nuestra familia hay una niebla que al transpasarla sin permiso hace que el intruso no pueda salir jamás.- explicó mi madre.
- He leído acerca de eso, con un pequeño corte bastará.- dije mirando a mi madre.
- Sabelotodo.- murmuró Draco a mi lado así que esta vez no me calle.
- Hurón.- dije para que me escuchara.
Él de inmediato me miró y luego a su madre.
- Madre, ¿Has visto lo que me ha dicho?.- dijo dramático como siempre.
- Hermione.- me regañó mi tía.
- Oh, es cierto, Barty Jr te transformó en un hurón y según recuerdo te metió en los pantalones de un amigo tuyo.- dijo mi madre riendo.
- ¡Bellatrix!.- dijo mi tía exaltada.
- Fue muy gracioso.- dije riendo junto a mi madre.
- Ey, no te rías de mí .- dijo Draco.
- Madre e hija tenían que ser.- dijo Narcissa seria.
Mi madre y yo nos seguimos riendo.
Narcissa duró un rato más seria mirándonos pero entonces no pudo evitarlo y se echó a reír conmigo y con mi madre.
- ¡Madre! ¿Tú también?.- dijo Draco escandalizado
- Perdona hijo.- dijo Narcissa tapándose la boca intentando ocultar su risa.
Draco nos miró y él tampoco pudo evitarlo y comenzó a reír con nosotras.
- No fue agradable.- dijo Draco riendo.

Sin duda estos eran los momentos que yo más apreciaba, a pesar de todo lo que estábamos pasando reíamos en familia como si por un momento no hubiera bandos y estatus de sangre ni estrictas reglas para los Mortifagos, solo había una familia que disfrutaba de su momento Junta y unida.

Espero que después de la guerra podamos seguir riendo y disfrutando de esta manera.

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Disculpad por no haber actualizado en tanto tiempo pero estaba falta de inspiración y mucho trabajo pero intentaré subir más a menudo.
Saludos 🤗

Mi Pequeña Niña (Bellatrix Lestrange)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora