Lazos familiares

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Hermione.

Después de la cena con los Malfoy, nuestras madres nos propusieron que al día siguiente Draco y yo pasemos el día juntos para conocernos cómo es debido, ambos aceptamos sin objeciones.
Me dispuse a irme a mi habitación para ponerme el pijama y ponerme cómoda con algún buen libro y despejarme. Nada más meterme en la cama oí que alguien tocaba a la puerta. Pude ver como mi madre entraba pidiendo permiso.
-¿Cómo estás Hermione?.- dijo mi madre preocupada.
-Un poco agobiada, siempre pensé que Dumbeldore era un buen hombre y resulta que es todo lo contrario.- dije con un suspiro.
Mi madre pasó y se sentó en la cama al lado mía.
-Entiendo tu postura, sé que te pedí que estuvieras de nuestro lado pero si no estás preparada no tienes porqué hacerlo, eres mi hija y te respaldaré siempre.- dijo mi madre poniendo su mano en mi hombro.
-Gracias mamá pero...quiero hacerlo, tú, has sufrido tanto y yo he estado en la ignorancia todo este tiempo creyendo que eras cruel ..así que estoy de tu parte.-dije mirándola.
- No sabes el orgullo que me haces sentir al oír eso pero también quiero que sepas que he hecho cosas crueles a lo largo de mi vida que no tienen justificación, quiero ser justa y que sepas las dos caras de la moneda.- dijo mi madre con algo de temor.
-Aún así quiero estar de tu parte, te ayudaré en lo que pueda.- dije con una pequeña sonrisa.

Mi madre me dio una leve sonrisa y nos dimos un reconfortante abrazo.
-Descansa hija, mañana te tocará llevarte bien con Draco así que necesitarás fuerzas.- dijo mi madre riendo.
-Lo tengo en cuenta.- dije riendo.

Mi madre se levantó y se fue de la habitación dejándome sola. Decidí coger un libro de artes oscuras para pasar el rato hasta que me diese el sueño.

Bellatrix.

Una vez salí de la habitación de Hermione, Lucius se acercó a mí.

-El señor tenebroso quiere verte ahora mismo.-dijo con voz grave.

Por un momento sentí que se me erizaba la piel pero mantuve la compostura.
-Ahora mismo voy.- dije bajando las escaleras.

Cada peldaño que bajaba me hacía sentir escalofríos, temía que el señor tenebroso hubiese descubierto que Hermione es mi hija y tomase alguna represalia o que alguien se hubiese ido de la lengua cosa que me enteraría tarde o temprano y lo mataría yo misma, eso por supuesto
Cuando me detuve delante de la puerta di un gran suspiro y entré con entereza.
-Mi Señor, ¿Quería verme?.
-Bellatrix. Sí, Pasa.- dijo levantándose de su asiento.
Me detuve en mitad de la sala y esperé a que el Señor tenebroso se pusiese delante de mí.
Se detuvo delante de mí y me dio una leve sonrisa.
-Hay algo que debo confesarte mi querida Bellatrix. Sé de primera mano que tuviste una hija cuando estuviste en Azkaban y que esa niña no era de tu matrimonio con Lestrange.
Sentí un miedo atroz cuando dijo eso e intenté explicarme.
-Mi Señor, yo.- pero me detuve cuando levantó su mano.
-No necesitas explicarme nada, lo sé todo, a pesar de eso no te distrajo de tus deberes como Mortifaga así que no hice nada al respecto. Sé que la chica que capturaste es tu hija.
-¿Cómo lo supo?.- dije con sorpresa.
-Te conozco demasiado bien, solo había que fijarse en tu mirada. Una que no había visto nunca.
- Mi Señor, no haga daño a mi hija.
-Seré un monstruo sin corazón y sin capacidad de amar pero tengo que cuidar de mis Mortifagos y tú eres mi más fiel confiable así que tu hija será tratada como tal y como una más de nosotros.- dijo con su mirada fija en mí.
-¿A pesar de su bando?.- dije con algo de desconfianza.
-Sé que serías capaz de traicionarme con tal de proteger a tu hija así que no me conviene matarla, aún necesito tu varita en mi causa.- dijo dándome la espalda.- Enséñale todo lo que tenga que aprender y antes de que vaya a Hogwarts quiero tener una audiencia con ella.
-Sí, mi Señor, pero con una condición.- dije firmemente.
-Adelante.
-Ella no será Mortifaga, no tomará la marca a no ser que lo desee.- dije sin dudar.
-Muy bien, puedes retirarte.- dijo volviendo a su asiento.
-Gracias mi señor.- dije con una pequeña reverencia y me fui de ahí. 

Hermione.

Me encontraba leyendo un libro sobre artes oscuras cuando sentí que mis párpados empezaban a pesarme así que dejé el libro y me dispuse a dormir.

Me encontraba de repente en Hogwarts, el colegio estaba destrozado, estaba en una guerra. Veía a mis amigos luchar a mi alrededor y otros muriendo pero miré frente a mí y vi a mi madre enfrentándose a Molly.
Mi madre detenía su ataques sin problema y se reía de ella en el proceso pero entonces Molly lanzaba un petrificus totalus y paralizó a mi madre dejándola totalmente expuesta para luego lanzar un reducto que impactó de lleno en mi madre haciéndola caer hacia atrás. Moribunda.
Grité a todo pulmón y me dirigí hacia ella, estaba agonizando y le costaba respirar.
Ella cogía mi mano y me decía que me quería y lo sentía mucho para luego morir en mis brazos.
Miré con furia a Molly Weasley y cogí mi varita y apunté hacia ella y sin pensarlo dos veces.
-¡Avada Kedavra!.
Un rayo de color verde escarlata salió de mi varita impactando en Molly mantandola al instante.

Me desperté gritando y con sudor por todo el cuerpo y con lágrimas en mis ojos. Esperaba con toda mi alma que fuese solo una advertencia y no un mal augurio.
Miré el reloj y eran las cinco de la mañana, estaba agotada pero asustada.
-Hermione,mi niña,¿Estás bien?, Te he oído gritar.- dijo mi madre entrando al cuarto.
Miré a mi madre y me levanté y fui a abrazarla, ella al principio se quedó quieta pero me correspondió el abrazo.
-Prométeme que no morirás, mamá.- dijo con mi voz temblorosa.
-Shhh... tranquila, estoy aquí, ¿Por qué me dices eso?.- dijo mi madre acariciándome el pelo suavemente.
-Una pesadilla.- dije sin dar más explicaciones.
Mi madre calló un momento y me por fin habló.
-Tranquila mi leona, siempre estaré contigo.


Mi Pequeña Niña (Bellatrix Lestrange)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora