Hogwarts

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Hermione

Cuando el tren se detuvo en la entrada de Hogwarts todos bajamos menos Draco, alegando que tenía que hacer una cosa y que me adelantara.
Nada más salir divisé a Ginny y con la valentía de Gryffindor me acerqué a ella.
- Ginny...Hola.- dije algo preocupada de que también me rechazase.
- Hermione.- dijo ella con intenciones de acercarse a mí pero al ver a Ron se detuvo.- Hablaremos cuando haya menos miradas, ¿Sí?.
Asentí con algo de ánimos, tenía la esperanza de que Ginny no se dejase influenciar.

Suspiré y me dirigí a Hogwarts, al entrar al gran comedor, muchos de mi casa comenzaron a mirarme sin atreverse a decir nada. No hice caso y me senté en la mesa. En la mesa más lejana sentí la mirada de los Slytherin.
Pronto apareció Dumbledore dando su típico discurso y dando la bienvenida a nuevos alumnos. Presentó al nuevo profesor de pociones, Horace Slughorn ya que Snape sería profesor de defensas contras las artes oscuras.
La cena comenzó en completo silencio en la mesa de Gryffindor. He estado toda mi vida en esta casa pero ahora me siento una completa extraña. Ron ni siquiera me mira y Harry parece sentir lástima o algo parecido y Ginny está al mergen por Ron y los gemelos tampoco hablan.
Me sentía agobiada. Acabó la cena y me fui al baño de las chicas para estar sola un rato, no sabía si me aceptarían de nuevo en la orden o en el ejército de Dumbledore. No tenía culpa de lo que hizo mi madre, me prometí a mí misma y a ella que no volvería a llorar por quienes no lo merecen, me miré en el espejo y apoyé mis manos en el lavabo, pero no podía evitarlo, han sido mis amigos desde que era niña. La ansiedad volvió a mí y mis brazos comenzaron a temblar, sentí que volvería a ver hasta que oí una voz a mis espaldas.
- Hermione.- dijo una voz, levanté la cabeza y en el espejo vi el reflejo de Pansy.
- Pansy, no te he oído entrar.- dije dándome la vuelta para verla.
- No agaches la cabeza ante nadie.- dijo aún cruzada de brazos.
No sabía que responderle, Pansy y yo siempre habíamos tenido nuestras diferencias y pensar el cómo han cambiado las cosas, los Slytherin me hacían sentir más en casa que los Gryffindor.
- Draco y los demás están preocupados.- dijo acercándose a mí.
- Intento ser fuerte.- le dije en voz baja.
- Lo sé, lo estás haciendo muy bien, esto nunca es fácil. Sé cómo te sientes.- dijo Pansy con una pequeña sonrisa.
- ¿De verdad?.
- Sí, sé lo que es sentir y ser juzgada por ser hija de .- dijo sin apartar sus ojos de mí.
En ese momento me sentí culpable, juzgué en su momento a todos los Slytherin a pesar de que muchos de ellos actuaban así porque no tenían otra.
- Lo siento.- dije sin atreverme a mirarla.
- Yo también lo siento. Fui cruel contigo siendo Hermione Granger pero ahora eres Hermione Black y quiero pedirte disculpas por lo que te hice pasar.
- Será mejor que cada una se vaya a su habitación.- dije algo nerviosa.
- Claro.- dijo Pansy haciéndose a un lado para dejarme pasar.
Una vez que estuvimos fuera ella se ofreció a acompañarme hasta a mi habitación.
- Buenas noches Black.- dijo retirándose a su sala común.
- Adiós Parkinson.- dije siguiéndole el juego.

Entré en mi sala común y ahí junto al fuego se encontraba Ron y Harry hablando y cuando me acerqué se callaron haciendo que mi enfado saliese a flote.
-¿ Qué diablos os pasa? Os estáis comportando como críos.- dije colocándome en frente de ellos.
- Pues aléjate de nosotros, ya no eres la Hermione que habíamos conocido.- dijo Ron.
- Harry, ¿Lo apoyas?.- dije sintiendo mi corazón romperse en mil pedazos.
- Ella... Mató a Sirius.- dije Harry sin mirarme.
- Lárgate con las serpientes, es donde deberías estar.- dijo esta vez Seamus.
- No te metas donde no te llaman.- le dije mirándolo con furia.
Los miré a todos por última vez, esto no iba bien y no pensaba ir detrás de nadie, mi orgullo pudo conmigo y me fuí a mi habitación.
Comencé a dar vueltas furiosa, tenía ganas de destruir cosas y lanzar maldiciones a diestro y siniestro y liberarme. Digna hija de Bellatrix Black, pensé en ese momento.
- Hermione.- dijo una voz tocándome el hombro.
- Ginny.- dije intentando tranquilizarme.
- Sé lo que ha pasado y quiero que sepas que no estoy de acuerdo con ellos, sigues siendo mi amiga.-dijo con una sonrisa.
- Te he echado de menos.- dije abrazándola
- Yo también y ellos no tienen derecho a juzgarte por tus padres, estoy de tu lado.- dijo Ginny.
- Y yo del lado de la luz Ginny, mi madre también lo está, ella quiere ayudarnos.- dije sin poder contenerme, confiaba en Ginny.
- ¿De verdad?.- dijo ella extrañada.
- Sí, promete que esto no saldrá de aquí.-dije levantando mi meñique para sellar la promesa.
- Lo prometo.- dijo ella levantando el suyo.
- Bien, te contaré desde el principio...

Pansy.

Volví a mi sala común y me senté en el enorme sofá junto a Draco, el cual se encontraba con la mirada perdida.
- ¿Qué te ocurre?.- pregunté sin mirarlo.
- Me preocupa Hermione, en Gryffindor no está a salvo del todo, Dumbledore la tiene vigilada y los indignos también.- dijo con voz áspera.
- Ella decidió quedarse ahí .- dije mirando el anillo de mi familia, distraída.
- Sí, la terquedad de Gryffindor, me la conozco bien.- dijo Draco mirándome.
Permanecimos en silencio un rato mirando el crepitante sonido de la madera quemándose.
- Ella es valiente, no necesita que la protejan.- dije levantándome con intenciones de irme a mi habitación.
- No, pero aún así siempre estás ahí cuando algo le pasa.- dijo Draco sin apartar su vista del fuego.
- Buenas noches Malfoy.- dije llendome de ahí sin esperar su contestación.

Bellatrix.

La noche se cernía sobre la mansión y todos estaban dormidos menos yo, que me encontraba en el balcón de mis aposentos mirando a la luna, cuando necesitaba pensar o tener mi momento de paz siempre la miraba. Sé que Hermione lo tiene difícil por ser mi hija en Gryffindor pero sé que ella puede con cualquier cosa.
Miré el anillo de la Casa Black que adornaba mi dedo, pronto, el 19 de Septiembre se lo entregaría a Hermione y su poder pasaría a protegerla a ella.
Entré a mi habitación y me senté en la cama, vi la botella de Whisky y por primera vez en años la cogí y lo guardé.
Abrí una pequeña caja que tenía protegida con todo tipo de maldiciones, en ella guardaba el colgante gemelo del mío. Tenía pensado regalárselo a Hermione a sus 11 años cuando entrase a Hogwarts.
Lo volví a guardar y me tumbé en la cama esperando que el sueño me invadiera.

Mi Pequeña Niña (Bellatrix Lestrange)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora