Realeza

capítulo 5

El cielo se mostraba gris. Moviéndose con destreza por el inmenso bosque. El bosque se encontraba en total silencio. El aire sentía denso. El sol se ha ocultado.

Su lobo estaba en alerta, tenía un mal presentimiento.

Caminó con cuidado, prestando atención a los sonidos. Los oídos de su lobo se movieron para su costado derecho y gruñó en advertencia.

Con rapidez apuntó con el arco y la fecha se dirigió en medio de ese arbusto grande dando al objetivo.

Estaba con los pies descalzos; la tierra se estaba preparando para la lluvia. Se dirigió al arbusto y se tranquilizó al ver que era una de las liebres. Trata de tranquilizar a su corazón, trata de pensar que Hoseok se encontraba bien.

Agarró la liebre y la puso en un costal de tela la cuál estaba manchada de sangre por tres libres más que había cazado.

En tan solo un segundo apuntó y disparó por dónde su lobo volvió a gruñir con fuerza.

Corre donde escuchó el quejido.

Un tigre.

Un tigre agonizando por su flecha.

¿Que hacía un tigre por estos alrededores? En mayoría los felinos siempre andan en manada.

Miró por dónde percibió el olor del tigre.

No. Imposible.

Con horror y la cara contraída miró hacia el norte. Los aromas de cinco tigres estaban por el camino donde está cazando su príncipe.

Imposible, debe ser un error.

— ¡Seok Jin!

Mira por donde vino la voz, era jimin. Venía saltando por las ramas de los árboles de manera desesperada. Eso lo hacía sentir peor. Lo miró con profundidad cuando se acercó a él.

Balbuceando Jimin habló

—Y.Yo, creí escuchar un chillido, No.no .Se—

—¡Jimin! ¡Habla claro!

—Creo que escuché un grito y el chillido de Daegun, Jin.

No. No. Diosa Luna, no.

— Percibí el olor de unos ocho tigres por el árbol sagrado, se fueron intensificando cuando me dirigí por el lado del norte—

No lo dejó terminar.

— ¿Viste al príncipe sano verdad? JIMIN responde

- Y.Yo no lo ví

— Regresa al palacio y trae tu arco con nuestras espadas—ordena—Ninguna palabra a nadie de esto, ¿Entendido?

— No soy tonto Seok Jin, si algo llegase a pasarle al príncipe los felices serían las concubinas que tienen hijos con el rey— jimin se mostraba molesto.—Sé muy bien lo que debo hacer, no necesito que me lo ordenen y recuerden lo que debo y no hacer. Nos entrenaron y educaron para protegerlo y guiarlo, y eso es lo que voy a hacer.

Jin ve a Jimin correr y trepar por los árboles en sentido contrario. Llegar al palacio y volver demoraría horas si se fuera por los caminos principales.

Agarra su arco y se dirige al norte. Da la mitad del control a su lobo para que esté presente y así facilitar su búsqueda.

Minutos pasan mientras busca.

Nada, absolutamente nada. Ni un rastro del aroma del príncipe. Angustiado, busca por todos los lugares cerrados por dónde quizás pudo averse escondido su príncipe. Se aferran al pensamiento de que su príncipe está a salvo, escondido en algún lugar. O quizás haya podido vencer a los tigres.