Cap. I

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Toc, toc, toc.

—¿¡Hay alguien en casa!?.

Mierda, no estás lista para verlo luego del verano.

¿Por qué no puedes ser normal y no tener un crush con tu mejor amigo?

Si, esta vez tienes razón conciencia, no soy normal, estoy malditamente loca y un verano lejos de David no fue suficiente para dejar este estúpido crush atrás.

Abro la puerta y ahí está, el chico que me tiene loquita, es alto, tiene la piel oscura más hermosa que jamás haya visto, ojos tan oscuros que llegan a brillar, al igual que sus ojos su cabello es café oscuro, el cual lleva casi al rape, como siempre. No cambió nada, tal vez está un poco más musculoso de lo que recuerdo, o tal vez solo lo veo más sexy cada vez que lo miro.

—Si hay alguien, la única persona que podría estar de hecho— digo intentando no sonar nerviosa, pero solo logro ser pesada.

—Pero si es mi vecina favorita, la luz de mis días, el sol que hace crecer las plantas de mi ...¿jardín?— dice siendo melodramaticamente torpe, igual que siempre..... me encanta.

—Eso ha sonado muy raro David—digo riendo por su saludo—también te extrañé— agrego antes de que crea que soy la peor mejor amiga del universo.

—Lo se Bella, siempre dices lo obvio— dice el muy egocéntrico para luego agregar — dame un abrazo Bella que no te he visto desde hace 3 meses.

Lo abrazo antes de que termine de pedírmelo, lo puedo haber pasado genial con Pepper, pero he pasado los veranos con David desde que tengo memoria, somos vecinos desde siempre, creo. No tengo recuerdos donde no aparezca él y definitivamente lo he extrañado muchísimo.

—¿Cómo te fue con tu papá?— pregunta luego del efusivo abrazo que nos dimos.

—Bueno, tan bien como se puede, al ir a su casa por primera vez desde que tengo 10 años — ironizo, aunque no me hace ninguna gracia.

—Entonces... mal— adivina.

—Es que, no fue ni bueno ni malo— hago una pausa y me mira con cara de "explícame mujer que no leo la mente"— No pasé ni 48 horas con él, en todas las vacaciones— me mira como si le entristeciera la situación—no creas que me quedé encerrada en su casa,la pasé bien con la vecina es muy simpática, te caería muy bien.

—No me esperaba mucho de él y aun así logró decepcionarme— dice ignorando mi intento por cambiar de tema.

Me río de la referencia que hace.

—Somos dos, aunque, como te digo, la pasé muy bien con Pepper, es una genia, literalmente. Con su mellizo van a una escuela para cerebritos, ella es de la onda cientifica y Oliver de la onda musical.—explico más emocionada de lo que pretendo.

—¿Y qué tal ese... Oliver? si le gusta la música, se tienen que haber llevado bien, pero hasta ahora solo me has hablado de Pepper...hasta por teléfono, nunca lo mencionaste— me mira dubitativo antes de continuar— ¿No te habrás acostado con él, cierto?

Me sonrojo y miro a otro lado.

—No me acostaría con el hermano de mi amiga...

Me ve dudar y levanta una ceja.

—Estaba bueno el condenado— confieso— es muy atractivo, de verdad, pero solo lo vi un par de veces, estuvo todo el verano de visita en casa de sus abuelos.

—¿Y eso dijo adiós a tus posibilidades de acurrucarte en el verano?— pregunta burlesco.

Y así hablamos por unas horas, de sus conquistas veraniegas, de las mías. Hablamos de cómo él y sus compañeros del equipo de fútbol se metieron a una de las casas abandonadas y la arreglaron para una gran fiesta clandestina, entre muchas otras cosas.

Luego de unas horas de chismosear sobre nuestras vacaciones, se va a ayudar a su mamá a preparar la cena, me invita a acompañarlos pero declino, le explico que tengo que arreglar todo para la escuela y que estoy cansada por el viaje, puras excusas. En este momento no tengo muchas ganas de fingir estar bien, mientras Sally me pregunta cómo está la familia o cómo me trató el imbécil de mi padre, al que creo que vi más veces viviendo separados, que estos 3 meses viviendo juntos.

Paso las siguientes horas del día ordenando la ropa que compré con Pepper, que es prácticamente toda la maleta. Cuando la arreglé para ir a casa de mi padre solo metí 2 pantalones, 4 poleras y ropa interior, no tenía pensado salir de la casa, ni tampoco tenía ganas de quedarme mucho tiempo bajo el mismo techo que ese idiota. Pero cuando Pepper se enteró me arrastró hasta el centro comercial y me obligó a llenar la maleta con ropa que para su disgusto y para mi felicidad es en su mayoría verde.

Termino de ordenar y le envío una foto de mi ropa ordenada en el armario a Pepper, luego bajo a la cocina, saco unos chocolates, una bolsa de papas fritas y voy a la sala para ver películas mientras como la deliciosa mezcla de chocolate y papitas.

Canta ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora