Ethan y Aiden

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Los gemelos estaban en una reunión con su "Alfa" Scott. Se reunían de vez en cuando, según Scott, para convivir con la manada.

Al estar siempre en disputa con el otro Alfa, Derek. Scott no interactúa con la otra manada.

El Alfa verdadero siempre está a la defensiva con él y algunos miembros de la manada Hale, también al ser nuevo en ser un Hombre lobo y también en un Alfa verdadero, no sabe las dinámicas dentro de una manada y al parecer no quiere aprender.

Ethan y Aiden le agradecen a Derek por permitir estar cerca de su manada y puedan entrenar con ellos. Scott se comporta de manera hostil y siempre desconfía de los gemelos, les recordaba siempre cuando se reúnen, todos los malos actos que causaron y era algo que los lastimaba.

Estar atrapados en la manada Alfa era un completo sufrimiento, ellos eran considerados los omegas, inferiores a ellos, aunque fueron alfas una vez, no podían con ellos.

Los golpes, los insultos, todo lo tenían que soportar.

Sabían que hicieron mal, pero no tenían otra opción. Pensaron que, al estar aquí, en Beacon Hills cambiaria sus vidas y al estar con un Alfa competente, que los escuche, que los aprecien en una verdadera manada, como una familia.

Pero la realidad era otra cosa. Estaban perdidos, sus lobos anhelaban el contacto.

Los Hombres lobos son táctiles y al no sentir esa calidez y el aroma entre ellos, no había una conexión real de manada. Solo podían sentir al miembro más nuevo: Liam. Eso era todo, McCall solo daba órdenes y no le importaba entrenar.

Abatidos de escuchar las palabras de su Alfa, fueron a dar un paseo sin rumbo fijo. Ethan había pensado en irse, pero su gemelo Aiden no estaba de acuerdo con la idea, sería peligroso salir del territorio, serian lobos sin manada, blancos fáciles para los cazadores. Acabarían muertos.

No sabían porque, pero acabaron en el patio trasero de la casa Stilinski. Algo los atraía, entonces captaron el rico olor a comida. Sus bocas se les hicieron agua y sus estómagos rugieron con fuerza.

¿Desde cuándo no comían una buena comida?

Desde hace años. Siempre comían comida congelada o comida rápida.

– ¿Chicos? – Los sorprendió la voz de Stiles, quien los miraba por la ventana de la cocina. – ¿Qué hacen aquí? ¿Paso algo? – Preguntó preocupado.

– Eh, nosotros solo estábamos. – Dijeron los dos al mismo tiempo. Sus estómagos hicieron acto de presencia, no se necesitaba ser un Hombre Lobo para escuchar tal rugido. Sus rostros se tornaron de un tono carmesí.

– Vengan adentro, acabo de hacer la cena. – Los gemelos se quedaron quietos, sin saber que hacer. – Entren chicos, está haciendo frío afuera. – Con cautela entraron a la casa.

Stiles los mando a lavarse las manos. Los gemelos obedecieron lo que dijo el castaño sin rechistar, terminando Stiles los sentó en la mesa y sirvió la cena.

Pechugas de pollo rellenas de tocino, queso cheddar encima, tomate, cebolla y hojas de albahaca.

Olía delicioso, cuando dieron el primer bocado, una explosión de sabores inundaron sus paladares, comieron rápido que se acabaron todo lo que había en su plato, dejándolo limpio.

– Cielo chicos, tenían mucha hambre. – Dijo Stiles no con burla, si no con preocupación. – ¿Cuándo fue la última vez que comieron? – Dijo levantándose para servirles más, por suerte hizo demasiada comida, su padre canceló la cena porque tenía un asunto urgente que resolver.

Stiles hizo muchas preguntas.

¿Cómo les va en la escuela? ¿Tienen algún problema con una materia? ¿Necesitan ayuda?

A los gemelos no les molestaban, sino todo lo contrario, se sentían atendidos, protegidos. Cuando Stiles les sirvió el tercer plato, acarició sus cabezas. Ese simple toque, fue algo que siempre anhelaban.

El clima empeoró, empezó a llover a cantaros. Los gemelos no les importaba mojarse, pero la mirada de Stiles los hizo detenerse.

– Ustedes dos se quedan aquí. Si salen bajo la lluvia, pescaran un tremendo resfriado.

– Pero, somos Hombres Lobos. – Dijo Aiden incrédulo.

– No nos podemos enfermar. – Terminó de decir Ethan.

– Me importa un cacahuate si son Hombres Lobos. Se quedan aquí y punto. – Dijo Stiles colocando sus manos en sus caderas.

Stiles ganando la discusión, Ethan y Aiden se quedaron.

– Ya es tarde y mañana hay escuela. – Stiles les preparó la habitación de invitados, les dio unos cepillos de dientes extra y los mandó a lavarse los dientes. Sin rechistar los gemelos obedecieron.

El castaño les prestó cómodos pijamas que eran de él, lo bueno que Stiles usaba el doble de su talla.

Stiles los arropó y les colocó una cobija extra para mantenerlos calientitos, porque se pone fresco en la noche.

– Buenas noches, descansen. – Dijo suavemente Stiles, acariciando cariñosamente las cabezas de los lobos.

– Buenas noches. – Dijeron los gemelos al mismo tiempo.

El castaño salió de la habitación, apagando la luz y cerrando la puerta. El aroma de Stiles en los pijamas los hacían sentir relajados. Sus lobos movían sus colas como cachorros por toda la atención que recibieron esta noche.

Sentimientos de cariño y cuidado llenaron sus corazones vacíos. No recordaban esas sensaciones, solo había tristeza y dolor.

Stiles no los trataba con despreció, como Scott, ni siquiera olieron molestia en él. Era todo lo contrario, les dio de comer, procuró en que no se sintieran incomodos, los regañó por no preocuparse por su salud, los cuidó. Era como una:

– Mamá. – Dijeron ambos gemelos, acurrucándose más al calor de la suave manta con el aroma del castaño.

Al día siguiente Stiles amaneció con dos Hombres Lobos acurrucados sobre su pecho.

Al día siguiente Stiles amaneció con dos Hombres Lobos acurrucados sobre su pecho

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¿Qué les pareció? :)

En este capítulo me basé en las acciones que Stiles les brindó a los gemelos, algo que ellos querían.

El siguiente capítulo: Liam <3

Gracias por leer! <3

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