Capítulo 16

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Este capítulo tiene escenas de ansiedad y ataques de pánico, espero que les enseñe a como tratarlos y a cómo lidiar con una persona que está pasando  el hecho.

Un nombre, solo un nombre me causa terror y es de él, de esa persona que no había escuchado en mucho, pero mucho tiempo, y aunque pase el tiempo no he podido superar, un nombre el cuál odio.

En la agenda había muchas fechas y circunstancias en las que aparecía mi nombre. Su letra, horrible, demasiado, pero lo que más me sorprendió fue las fechas y días, era una agenda de él mismo año en que ocurrió todo.

En esas hojas estaba escrito mi físico, mi rutina diaria, el nombre de la escuela en la que iba y muchas cosas con respecto a mi información, lo que me pasó era muy bien pensando.

Pero una página me dejó helada, yo no tenía que ser abusada, me iban a secuestrar, sus palabras eran más que claras.

“Me van a pagar mucho por ella. Además no creo que se de cuenta si primero la pruebo, no podría desperdiciar algo así”.

Mis manos comenzaron a temblar, comencé a sudar, no era común ya que afuera era el clima muy frío, mi cabeza comenzaba a dar vueltas mientras que mis pulmones no obtenían el suficiente aire. Veía a todos los lados, mi mente comenzó a pasar la película en la que fui la protagonista, lo cual no ayudó en nada. Como pude cogí mi celular y llame a Elián fue el primer número en mis contactos recientes, no respondió, volví a llamarlo. Al no contestar llamé a Ian. El cual contesto a la primera.

-¿Qué milagro tuvo que pasar para escuchar tu…

-I-Ian , por favor, te necesito- comencé a llorar, no podía parar.

-KEIRA ¿EN DÓNDE ESTÁS?- el sabía que si no me gritaba no le iba a responder, ya que cuando tengo un ataque de pánico en mi cabeza no son claros los sonidos.

-Estoy- me faltaba la respiración, me sentía cansada- en mi cuarto.

Mi cabeza no dejaba de pasar una y otra vez, la escena más horrible de toda mi vida, algunos psicólogos me dijeron que debía controlar a mi mente. No podía.

Sin detenerme seguí caminando hacia atrás, hasta que mi espalda choco contra la esquina de la pared de mi habitación. Mis piernas dejaron de sostenerme y caí al piso. Me seguía faltando la respiración, no podía controlar mis pulmones.
Mi corazón latía muy fuerte, fue cuando empecé a morder mis uñas y arrancar las con los dientes, poco a poco mis manos comenzaron a sangrar. No era mucho pero ardía, ese dolor fue el que hizo que mi mente se detenga.

Sentí unos brazos a mi alrededor, y fue cuando .el aire me volvió a faltar y mi reacción fue más que clara, solo solté un golpe, mi puño fue a parar en el pómulo de la otra persona, no veía, no podía abrir mis ojos. Mientras envuelvo mi cabeza en mi brazos y mis codos en mis rodillas se mantienen así.

-Keira, respira-

Jacob estaba a mi lado, no se inmutó por el golpe, más bien se quedó conmigo.

-Ven ponte de pie- no me tocaba, estaba un poco lejos de mi.

-¿Tomas algún tipo de medicamento para esto?- mi mente se relajó y mi corazón comenzaba a latir más lento.

Como pude asentí y él corrió a mi baño, ahí estaba el botiquín. No sabía cuál era así que cuando regreso me había traído todas las pastillas del botiquín. Vi el frasco naranja en donde habían muchas de esas pastillas, hace mucho tiempo que no las tomo. Pensé que no las iba a volver a necesitar.

Sacó una botella de agua que no sé de dónde había sacado pero me la tomé completa, no era común en mi tomar agua, la odiaba, pero me sentía deshidratada y muy cansada.

Fue después de algunos minutos que mis pulmones respiraban con normalidad, mi corazón latía con calma y aunque mi cabeza seguía doliendo mi mente me volvió al presente.

Aún no me podía poner de pie, los sonidos de mi entorno estaban más claros, mis ojos me ardían un poco, mis dedos seguían con un poco de sangre, me dolía un poco, no me había dado cuenta que hasta me había agarrado del cabello.
Fue cuando el timbre de mi casa sonó, Jacob salió de mi habitación, volví a cerrar mis ojos y mi cabeza apoyada en la pared, volví a llorar. Me volví a esconder entre mis brazos cuando sentí pasos que de acercaban.

-Keira, ¿Estas bien?- Ian se acercó a mí y me abrazó. No podía reaccionar seguía aturdida con lo que acababa de pasar.

-¿Quieres algo?… Por favor háblame, estoy aquí contigo, siempre estaré contigo.

Volví a llorar, me sentía tan mal por hacerlo pasar así. Estaba rojo, nervioso y muy asustado.

-¿Ya le diste agua?- Ian preguntó a Jacob.

-Si, tranquilo, tomó las pastillas- Ian asintió y entró a mi baño.

Sacó mi bata de baño, una toalla y una pijama, estaba muy sudada, y agradecía que él estuviese aquí ya que él fue el primero en ayudarme en estos ataques. Volvió a entrar y encendió la ducha, sabía que debía relajar mis músculos.

-Ven Kei- se agachó y me cargó.

-Jacob arregla esta habitación, ella es súper ordenada y que esto esté así le hará peor- cerro la puerta y me puso bajo el agua tibia.

Mientras mi ropa se empapaba, y ni cabello se pegaba a mi cara me comencé a relajar.

-Kei, levanta tus manos- hago caso a su petición.- Estira tus pies.- lo hago- Bien Kei, ahora pon recta tu espalda- le sigo obedeciendo- Dame tus manos- al ofrecerle mis manos mira toda la sangre en mis dedos- Okay, Keira, ven párate- me ayuda y se moja su camiseta.

-Báñate tranquila no pasa nada ya llamo a tu mamá y a Elián- sale del baño y me deja ahí.

Sacó mi ropa mojada y comienzo a bañarme no me demoro mucho pero me quedó ahí bajo el agua mientras mis manos me abrazan por la cintura.

Dos toques en mi puerta son lo que me hacen cerrar el agua y ponerme la bata, seguía mojada, pero cubierta.

-¿Puedo pasar?- Ian habló desde el otro lado.

--Si- no dije más y me quedé ahí parada.

Él entró y me vio. No dijo nada solo siguió con lo que estaba haciendo.

-Te dejo- salió del baño mientras dejaba ropa interior limpia, ahora entiendo me quería reír pero era como si mi mente no podía hacerlo y por lo tanto mi cuerpo no cedía.

Mientras me secaba y cambiaba, recordé el primer ataque que tuve cuando estuve en casa de Ian. En Alemania éramos vecinos, así que después de lo pasado en Ecuador volví a Alemania y la familia de Ian fue la que más me apoyo aparte de mi familia así que pasaba ahí.

Estábamos jugando en su sala, su madre fue a hacer unas compras y su padre estaba en el trabajo, así que éramos los dos, en la televisión salió el caso de una chica que había sido violada y luego asesinada y pues empezó el ataque de pánico. Ian tuvo que llamar a mi mamá a preguntarle qué podía hacer.

Los secretos de Keira. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora